10. Salvada

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Dedicado a StefyArboleda

Dedicado a StefyArboleda

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Liz's POV'

Estaba muy ansiosa de que Darlen llegara, ya había preparado mi bolsa, como no íbamos a durar mucho, llevé ropa sencilla y fresca para estar en la finca, tenía muchas cosas que contarle, todo lo que había empezado mal terminó mejor de lo que pensé, pero aún no me lo creo, todo fue tan maravilloso que parece historia de ciencia ficción, aunque él parece sacado de un libro y que tal vez tenga la oportunidad de tenerlo, me hace creer que los chicos que siempre nos describen en los libros son reales, que solo tenemos que buscar él que nos conviene y conquistarlo.

Pedirle permiso a mis padres cuando de Darlen y su familia se trataba era pan comido, mis padres conocen bien a Darlen y a Joseph, además tenían años tratándose con los padres de ellos, por la amistad que yo mantenía con sus hijos, así ellos también se llevaba bien.

Decidí tomar una ducha para relajarme un poco. Cuando salí busqué en mi closet alguna ropa cómoda, tomé unos shorts color azul aqua sencillos, no muy largos pero tampoco muy cortos, opté por ponerme una blusa negra con las mangas hasta mis codos, ya sabía que los tíos de Darlen estarían allá, así que quería estar presentable entre tantas personas elegantes, porque ellos lo eran, muy refinados pero sencillos al mismo tiempo.

Estaba lista y con todo preparado, sólo tenía que esperar que vinieran a buscarme. Faltaba algo más de una hora para que ellos vinieran por mi así que me senté a ver televisión a lo que ellos llegaban, al parecer estaban pasando un maratón de "Two And Half Men" pero de las primeras temporadas, donde aún estaba el Tío Charlie, yo no tenía preferencia de temporada porque me reía en todas.


●●●

Había olvidado la salida con Darlen de lo entretenida que estaba con las torpezas e idioteces de Adams, nunca va a superar esa faceta de su vida; pobre Adams. Escuché que tocaron el timbre de la casa, me puse de pies y miré el reloj del televisor, 06:18, ya era hora, A lo mejor son los chicos, pensé. Me puse de pies y miré por la mirilla, aunque la visita era muy buena no eran los muchachos y no era el mejor momento de que vinieras pero abrí la puerta.

—Hola Liz— saludo un poco distante.

—Hola Santiago— dije, devolviéndole el saludo —¿Quieres pasar?— pregunté.

—Claro.

Me hice a un lado para que entrara a la casa y podría jurar que lo pensó mucho antes de pasar más allá de la entrada, pero luego caminó despacio hacia uno de los sillones pequeños de la sala. Hice el mismo recorrido que él y me senté en el sillón más grande frente al pequeño que él estaba sentado.

—Los chicos están por llegar así que no creo que duremos mucho hablando— le informé con algo de nostalgia en mis palabras.

—No te preocupes, será algo rápido— dijo. Tomó una pequeña pausa, justo cuando iba a responderle, continuó —solo quiero saber ¿Cómo te sentiste con lo de anoche?.

Por mi ángel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora