▪ Sin ella ▪

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Marinette no despertaba, precia que no quisiese despertar, que no deseaba volver con ellos.

Tikki no podía evitar sentirse mal, pero de alguna modo le animaba la idea de no estar sola, del todo. Las manos le sudaban y temblaban con solo pensar que su confidente, amiga, hermana, familiar, Mucho más que eso no estaba ahí.

La pelirroja se cuido por bastante tiempo. Ya no tenía heridas abiertas, pero se torturaba mentalmente pensando si aquella cosa llamada "Akuma" seguía en Mari.

La incómodo de estar en el mismo hogar que la persona que alguna ves amo, por lo mismo trataba de evitar Cualquier tipo de contacto 

Deseaba volver a ser como antes, entrenar hasta desfallecer las dos juntas, sin nadie que se ponga enfrente del camino.

Destrozar con ganas de más,  pelear como hermanas en batalla, queria que todo vuelva a ser como antes Pero con Adrien y Plagg no podían y menos ahora que está inconciente.

Pov. Tikki

Cuando recupere su postura en sí nos Iremos lo más lejos posible moviendo la tribu, nos alojaremos con las amazónicas del sur y seguiremos el camino hasta los Salvajes del norte, ahí podríamos convivir juntos.

Me levante de mí asiento sin hacer ruido alguno— y porque no... ¿Ahora?—Respondí a mis pensamientos. Ya había pasado mucho tiempo, ya estaba curada y Marinette no se daría Cuenta. Nos vamos ahora.

Pov. Normal

Tikki salió corriendo de aquel lugar dejando desconcertado a cierto rubio que tenía intensiones de ver a la desmayada.

El Chico se paseo por la habitación mirando todo alrededor, por alguna extraña razón del universo no podía parar de pensar en el sedoso cabello de la chica azabache, o en aquellos zafiros lo dejaban embobado.

Suspiro pesadamente y corrió un mechón del rostro de la chica, se acerco lentamente pero su voz interna le reclamaba lo contrario, eran enemigos, cuando todo esto acabaría tendrían que volver a odiarse. A muerte.

Delineó el borde del labio inferior de la chica y le beso la frente cerrando los ojos fuertemente, se alejo con cautela y se retiró de aquella fría habitación.

***

Eran aproximadamente las 3:30 de la mañana, el frío de la habitación de la chica era inevitable, su cuerpo se mantenía pálido, en el centro de su pecho se iba trazando línea por línea una mariposa, parecía una quemadura con forma de mariposa, la piel estaba rojiza y si la chica hubiese estado consciente lo más probable es que los gritos desgarradores de dolor se hubieran echo presente quebrando el silencio de la sombría noche.

Una sombra paso por afuera de la ventana de la chica, entró de manera sigilosa y se acerco a la inconsciente, le acarició los cabellos con delicadeza, la cubrió con una manta y la cargo a lo nupcial.

Salió por la ventana con gran agilidad dando saltos por los tejados sin perder equilibrio alguno, llegó al borde de la aldea y empezó a correr por la ladera. La luna se reflejaba en los charcos de agua, la calidez del cuerpo del anónimo causaba un reconforte en la azabache.

Llegó a la aldea amazónica, estaba deshabitada, las habitantes tenían mochilas improvisadas en su espalda, otras cargaban lo necesario y las últimas cargaban provisiones, arreglaron una especie de camilla dónde ahí dejaron a Marinette, la alzaron y se retiraron de ahí junto con el anónimo.

***

Los rayos de sol entraron por la ventana de él rubio, se levantó y estiró con desgano. Se levantó y camino por los pasillos de aquella casa, como siempre recurrió a pasar a ver a la durmiente, entró a la habitación y no logro ver señal de vida, angustiado revisó todo el lugar. Nada.

Corrió por toda la casa llamándola por su nombre, entró a todos y cada uno de los cuartos en su búsqueda, se cambió de manera descomunal y partió corriendo, llegó a la ubicación de la aldea amazónica y nada.

No había ninguna chica amazónica, si quiera una tienda de ellas, se habían ido.

Adrien, en desesperación corrió por la ladera de vuelta a casa, esquivo a los civiles y entró a la casa corriendo, abrió la puerta de golpe y despertó al moreno a la fuerza.

— ¡Plagg! ¡ DESPIERTA!—El parecía no querer escucharle, solo recibió un quejido de respuesta— ¡No está, se fue!  —

—¿Quien se fue? — Logró formular entre sueños.

— ¡Marinette y Tikki, no están y las amazónicas abandonaron sus aldeas! —Paso sus manos por su perfecta cabellera rubia en forma de desesperación, vio como la respiración de su compañero se detenía y de un momento a otro ya estaba de pie, agarro unos pantalones y una camisa blanca, entró a una habitación y salió segundos después totalmente vestido, agarro su arma de fuego y una espada, corrió a la puerta.

—¡Vámonos!v

Por otro lado, el grupo de chicas indígenas caminaban hacia las tribus del sur dónde ya se había pasado la voz de su ansiada llegada, una buena amiga de ella llamada Trixx la esperaba para que pasarán unos meses ahí para luego emprender un nuevo viaje.

La durmiente se quejaba de vez en cuando pero aún así nadie notaba su pequeña marca del pecho, Un amigas la miraban con lastima y otras tan solo no se atrevían a mirarla.

Se detuvieron unos minutos, descansaban. Tikki tomó un trapo y limpio con delicadeza el rostro de Marinette, seguía pálido, no quería que estuviese más grave, y era necesario alejarla de aquel chico.

Sabía que estaba bien lo que hacía. No lo dudaba, ¿o si? ¿Y que si de verdad estaba mal? ¿volvería? No. Lo echo, echo está. Por el sabía que su decisión era lo mejor, o eso quería creer.

En tan solo pensar que su quería amiga no despertará causaba una cólera tremenda en su cuerpo, se sentía imponente cuando llegaba a esos pensamientos. Predecible.

—Tikki ¿Estas bien? —una de sus hermanas amazónicas se le acerco al ver la seriedad de su rostro, esta solo le dedicó una sonrisa y un " estoy bien".

Las dos chicas terminaron de arreglar a la inconsciente y emprendieron nuevamente su viaje hacia las tribus sureñas.

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Capítulo Editado: ✔ ✔

Semi-dioses rivales [MLB] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora