Semi-dioses rivales [MLB]

▪Prologo 2/2▪

La luna estaba en su máximo punto, sus rayos eran opacado por las grises nubes que no tenían intensión alguna de desaparecer.

Plagg y sus hombres festejaban su nuevo triunfo, caminaban con una sonrisa de Gato en sus rostros, iban directo al bar.

El sonar de sus espadas en el suelo era el único sonido que escuchaban además de sus carcajadas y comentarios sarcásticos sobre su batalla.

De un momento a otro todos menos Plagg cayeron dormidos, El pelinegrl se puso en pose de pelea, tenía que estar alerta por si ocurría una emboscada.

De las sombras salió la silueta del dios de la destrucción, Gabriel y a su cola un pequeño niño rubio de ojos verdes de no más de 8 años.

—Plagg, oh ciervo de la destrucción, te e venido a confiar a mi hijo. Este tiene la misión de asesinar a la hija de Sabine, diosa de la creación —Se hizo a un lado y El pequeño rubio se posó al lado de Plagg— Tu deber es entrenarlo para ese día, entre año para que no tenga piedad alguna — El miedo era notorio en el, jamás había visto un dios y menosa uno tan intimidante como el, asintió varias veces y sus amigos fueron despertando de apoco.

La silueta se difumina entre las sombras.

[...]

Los años pasaron, El niño que había conocido Plagg quedó en el olvido  dejando la pasada a un hombre echo y derecho, su cuerpo trabajado que con solo una mirada derretía a cualquier mujer.

—Buenos Días Adrien, mira hoy como ya estabas informado será tu primera misión individual, tendrás que matar a sangre fría a una Amazónica que hoy cumple 18—Aclaro su garganta— Hoy estará en el prado para pasar su día de libertad, tienes que ir y asesinarlo ahí mismo.. Rápido, las amazónicas son ingeniosas y algo rudas—

El rostro se le iluminó, por fin podría cumplir su misión individual, ha con 21 años es razonable que tenga ya una.

—¡Bien! —Con una tremenda alegría agarro Su espada favorita y la colgó en su cadera, esta era echa a mano.

—Está... Bien—Plagg soltó un ligero Suspiro y por último vio como su alumno salía corriendo de aquella casa.

Adrien tenía una sonrisa felina dibujada en su rostro, estaba tan emocionado como nervioso, pronto llegaría al prado pues no estaba tan lejos de su posición.

Al llegar al prado trato de escabullirse lo mejor posible, llevó ahí un buen rato hasta que escucho un alarido de alegría.

Levanto la vista y vio a una hermosa joven de cabellos azabaches larguísimos, sus ojos cielo emanaba alegría y en su rostro había una sonrisa de oreja a oreja. Su cuerpo adornado con intimidante accesorios como dientes o raíces y su cabello adornado con diferentes flores pequeñas. Hermosa, simplemente hermosa.

Sin querer hizo un movimiento erróneo causando algo de bulla, en un abrir y cerrar de ojos ya había perdido a la chica. Salió de su escondite frustrado ¿Como la había podido perder?

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