Ch-3

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Caminó rápidamente, con el celular en mano y el rostro completamente rojo y caliente. Su corazón latió fuertemente y tuvo que suspirar varias veces para tranquilizarse. Mei estaba en modo silencio mientras Eijun hacía todo eso. Suspiró por última vez, pensando en el rostro de Kazuya. Hizo una mueca y contestó.

"¿Sí? ¿Qué necesitas?"—Mei suspiró. Sabía que esto no saldría bien. No había ido al parque el día acordado porque simplemente prefirió quedarse a charlar con alguien, y ya para cuando se dio cuenta, era tarde en la noche. Mordió su labio, sabiendo que la había palmado.

"Ahora sí necesitamos hablar, Eijun."—el castaño hizo una mueca de fastidio. La misma frase, el mismo chico castaño plantado.

"Pero es que a ti te encanta joder a la gente ¿O qué? ¿Qué clase de estupidez estás jugando?"—el enfado creía.

"No estoy jugando a nada, hablo totalmente enserio."

"Claro y yo soy el maldito idiota que siempre queda plantado."

"Escucha, eso

"No necesito tus explicaciones, maldita sea. Ahórratelas."—Mei suspiró, el castaño era una persona difícil y se estaba cansando.

"Yo tengo responsabilidades en el equipo, no puedo simplemente sal

"¡Dije que te ahorraras las malditas excusas! ¡Solo ve al grano!"

"¡Bien! ¡Solo ven! ¿Está bien? ¡Ven y hablaremos en serio!"—Eijun quedó en silencio. ¿Ir para allá? Sí, claro. De verdad que no entendía todo esto, solo sabía que quería salir de ese problema cuanto antes. Se sentía asfixiado, claustrofóbico. Odiaba pelear con alguien y más si ese alguien era el idiota de Mei.

"¿Y tú crees que yo estaré cinco malditas horas sentado en un tren para ir a discutir contigo? ¡Jah! sueña, idiota."—Mei rodó los ojos.

"Eijun, por el amor de Dios. ¡Ya basta! Solo ven, tienes que hacerlo."—¿y porque él y no Mei?

"¿Y tú no pudiste hacer lo mismo aquél día? Dónde te esperé hasta tarde, pasando frío y hambre. No, claro que no. Yo siempre soy el que se sacrifica en esta estúpida relación."

"¿Vas a venir o no?"—era claro que Mei estaba cambiando de tema, pero eso no se quedaría así.

"¡Claro que sí! ¡Iré mañana, pero para desfigurar tu maldita cara!"—colgó y arrojó el celular a la cama. Sus venas estaban hinchadas del coraje que sentía. ¿Por qué todavía le queria?

Mei alejó un poco el celular de su oído y rodó los ojos. Su padre no le permitía viajar, así que había optado por convencer al ruidoso lanzador y aunque no salió como quería, dio resultado.  No sabía que pensar. Por un lado quería a Eijun, de verdad lo quería, bueno, a su manera; pero por otro, solo quería terminar todo. Eijun le parecía molesto la mayoría de las veces; le irritaba el hecho de que siempre tuviera esa sonrisa feliz sin importar nada, que fuera tan sensible y sobre todo, que no le quisiera entregar su cuerpo. Era un hombre y tenía necesidades. Su novio le negaba ese acceso, así que él buscaría a alguien que sí se lo diera; así de simple. Eijun nunca lo entendería, así que sus peleas eran muy continuas. Suspirando y rascando su brazo, entró al dormitorio y se recostó junto a Itsuki. Éste último mordió su cuello, sabiendo ya, como acabaría todo.

Sawamura corría por la madrugada, manteniendo su vista al frente y procurando que las pesas en sus piernas no se fueran a caer. Nunca había sido un chico de relaciones. No se veía capaz de compartir su vida diaria junto a alguien que no fuera Ryosuke. Éste sabía sus gustos, sus manías, sus cosas favoritas. La confianza que tenían era algo que quizás nunca tuviera con alguien más. Así que cuando Mei le preguntó que si quería ser su novio, entró en un shock mental. Fue así, rápido y seco, pero lleno de significado para el castaño. Nunca nadie había mostrado interes por él, y dicen que los primerizos se vuelven conformistas; y eso era lo que le pasaba. Claro que, no sabía nada. Actuaba inconscientemente ya que nunca había tenido atención, así que cegaba sus sentimientos y tomaba las decisiones que beneficiaban al otro y nunca a él. Era como si no hubieran más hombres en el mundo, o al menos, hombres que se fijaran en él. Pero sabía que nada funcionaba así y se sentía estúpido cuando veía que aún habían sentimientos dentro de él.  Se estaba conformando con lo que Mei le daba y no le gustaba. Kazuya llegó a su mente luego de unos minutos. Era hermoso y arrogante. Sus ojos misteriosos, su cuerpo lleno de cicatrices que contaban historias, sus musculosos brazos, su cabello. Kazuya le atraía. 

𝓼𝓵𝓸𝔀𝓵𝔂 ; 𝓶𝓲𝔂𝓾𝓼𝓪𝔀𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora