Mei suspiró al ver como Eijun caminaba hacia él con el rostro serio. No pudo evitar morder su labio, de verdad que el castaño era hermoso. Estaban en una cafetería que prácticamente estaba vacía, el castaño se sentó frente al rubio cruzando sus brazos.
—Veo que no te perdiste.
—Al grano.—el desprecio en su voz era evidente. Pensó un poco y apretó su puño.
—Solo trato de entablar una conversación normal contigo ¿es mucho pedir?—Eijun alzó una ceja.
—¿Y de qué sirve eso, Narumiya? Te dije por teléfono que terminábamos, así que no entiendo porque estamos aquí.—Mei de verdad quería irse de allí y mandar todo a la mierda, pero su padre le había dicho claramente que volviera con él, quien sabe porqué. Claro que Eijun era alguien de dinero, así que se imaginaba que era por eso.
—Estamos aquí para hablar de frente. Sin secretos.—Eijun rió sin gracia.
—Por mi está bien, hablemos de frente entonces.—Eijun se acomodó en la silla y miró fijamente al rubio, incomodándolo.—Te vi besándote con Itsuki.—Mei iba a decir algo, pero el castaño dio un golpe con el puño a la mesa.—Me llamó ayer para confirmarme todo, no te atrevas a negarlo.—el rubio frunció el ceño, ya que todo se salió de control. No se suponía que eso pasara. El quería hacer suyo lo antes posible a Eijun, pero el maldito de Itsuki se la iba a pagar.—¿Qué? ¿Tan desesperado estabas que te revolcaste con esa puta? Porque que yo recuerde, terminaron cuando te engañó con Harada, ¿o me equivoco?—Mei tenía sus puños apretados sin decir ni una sola palabra.—Es increíble lo bajo que caíste y todo por compensar a tu padre y a tu maldito "orgullo de hombre". Pues felicidades, ahora puedes acostarte con quien quieras, Narumiya Mei. Y no es por ser vanidoso, pero por lo menos, yo nunca te hubiera engañado.
—¡Espera, sabes que te quiero! Déjame hablar por lo menos.—Mei tomó de las muñecas a Eijun, quien se había levantado dispuesto a irse, pero con un poco de fuerza lo volvió a sentar. El rubio bajó la mirada, era verdad que solo había seguido las órdenes de su padre en todo, pero en cuanto a su relación con Eijun, cada detalle había sido real. Es cierto que quería desesperadamente acostarse con él, pero también pensaba que era lindo. Creció bajo la tutela de su padre, quien le enseñó que debe mandar siempre en la relación, que los demás sirven y existen para satisfacerte y que los sentimientos no eran necesarios. Era un chico muy confundido. Todo eso nunca lo había dicho, pero Eijun sabía cada detalle, así que solo negó con su cabeza
—No has dicho ni una sola palabra, pero sé lo que piensas y ya es muy tarde. No sé cuántas veces me engañaste con él, pero si de verdad me quisieras me hubieras esperado hasta el aniversario por lo menos.—Mei alzó la vista sorprendido. ¿Él iba a entregarse a él en su próximo aniversario? Ahora si que quería morirse. Había jodido todo.
Eijun tenía los ojos algo húmedos ya que era un capítulo importante en su vida que estaba apunto de cerrar. El castaño se levantó y caminó fuera de la cafetería, seguido de Mei quien lo jaló del brazo.
—No hemos terminado, no te irás hasta que lleguemos a un acuerdo.—Eijun se soltó fe él y frunció el ceño.
—Terminamos, ese es tu acuerdo.—Mei vió al castaño irse y solo pudo gruñir maldiciones y pegarle un puño a la pared.
Todo había acabado.
[***]
Las llantas dejaron marcas en la calle mientras el coche se alejaba a toda velocidad. Cristales negros, aros, pintura; todo negro y lujoso, junto con apróximadamente cinco jóvenes dentro. Miyuki se quitó la máscara, alborotando sus rizos y dejando por fin respirar a sus poros. Soltó un suspiro de alivio luego de revisar el maletín con el dinero y sin siquiera mirar lo arrojó a la parte trasera de la Range, junto con su arma causando la risa del peli verde, ya que casi perdían la vida hace unos minutos solo para buscar esa mierda, y Kazuya simplemente la arrojaba por ahí.
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𝓼𝓵𝓸𝔀𝓵𝔂 ; 𝓶𝓲𝔂𝓾𝓼𝓪𝔀𝓪
Non-Fiction𝙺𝚊𝚣𝚞𝚢𝚊 𝚎𝚜 𝚎𝚕 𝚝í𝚙𝚒𝚌𝚘 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚘 𝚖𝚊𝚕𝚘 𝚍𝚎 𝚜𝚞 𝚎𝚜𝚌𝚞𝚎𝚕𝚊. 𝙻𝚞𝚎𝚐𝚘 𝚍𝚎 𝚜𝚎𝚛 𝚎𝚡𝚙𝚞𝚕𝚜𝚊𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚜𝚊𝚕ó𝚗, 𝚌𝚊𝚖𝚒𝚗𝚊𝚋𝚊 𝚝𝚛𝚊𝚗𝚚𝚞𝚒𝚕𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚙𝚊𝚛𝚊 𝚕𝚊 𝚙𝚊𝚛𝚝𝚎 𝚝𝚛𝚊𝚜𝚎𝚛𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝚙𝚕𝚊𝚗𝚝𝚎𝚕...