Segunda noche

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No supe cuando me había dormido, pero ahora podía escuchar unos murmullos lejanos, trate de abrir los ojos, pero estaba tan cansado que no podía hacerlo, de repente sentí unos dedos fríos que acariciaban mi rostro, abrí poco a poco los ojos y me tope con los azules ojos de Deidara, por un instante me quede absorto mirándolo detenidamente, valla si que era lindo, sus rasgos eran sumamente delicados, casi femeninos, sus ojos enormes y expresivos, azules como el cielo, su piel blanca, quizá ahora mas blanca que antes por el echo de estar muerto, su nariz era respingada como aquellas bellas estatuas griegas, sus labios delgados, y un largo y sedoso cabello rubio.

Recordé entonces aquella historia que me contara el anciano en el pueblo y sentí rabia y pesar, ¿ cómo habían podido hacer algo como aquello a ser tan hermoso como lo era Deidara?.

–Valla, al fin despiertas amor.— dijo él, y sonrió, era la mas bella sonrisa que había visto hasta entonces.

Deidara me acerco un vaso con agua, no sabia de donde la había sacado, pero lo tome y la bebí, pues ya llevaba tiempo sin tomar alguna comida y tampoco agua, luego puse el vaso en la mesa y gire el cuerpo hasta quedar de frente a él, seguía sonriendo, como si todo estuviera bien.

Me sentía algo incómodo, pues no sabia como hacer para explicarle que me estaba confundiendo, que yo no era Rai, así que decidí hablar de otra cosa, tal vez si primero me ganaba su confianza, después podría contarle la verdad sin temor a que se molestara y tomara algún tipo de represaría en contra mis amigos,  además debía apresurarme pues el tiempo seguía corriendo, así que me moví acomodandome en el catre, tome una de sus frías manos entre las mías, lo mire a los ojos y fingiendo ser Rai le pregunté;
– De cual maldición hablabas ayer amor?

– Pues veras.— dijo el, se quedo mirando un rato a la nada y luego comenzó con su narración.

Cuando morí, sentía un gran pesar,deseaba que aparecieses y me salvarásera como estar cayendo en un agujero sin fondo, donde solo había negrura, de alguna forma estaba consiente que para mi todo había acabado, pero no podía sacarte de mi pensamiento, solía atormentarme la idea de que llegarias y no me ibas a hallar, en mi cabeza había, rabia y tristeza porqué, ¿ que ibas a hacer , cuando no me encontraras?, tarde así un tiempo, no sabría decirte si fue mucho o poco, caía y pensaba en ti, de repente sentí como si hubiese llegado al final de aquel pozo, pero aun así no podía ver nada a excepción de mi cuerpo, todo lo demás estaba sumido en una oscuridad total, extendió mi mano intentando tocar algo,lo que sea, pero no había nada solo oscuridad, los recuerdos de tu persona, volvieron a mi, no lo soporte mas, y comencé a llorar, lloré como un niño, como no lo había echo desde que era apenas un infante, el echo de que ahora estaría solo siempre yo aquí y tu allá me llenaba de pena, me senté, parecía que estaba sobre el suelo frío mas no sabría decirlo bien pues no se veía nada, al poco tiempo comencé a escuchar una risa, no sabia de donde provenía, pues parecía como si estuviera por todos lados a la vez, me molestaba oírla pues era una de burla,era como si se estuviera riendo de mi situación, no lo soporte mas y le grite con furia que se largara que ya no lo quería oír, la risa siguió un poco más, de repente se calmo, pero comencé a escuchar pisadas, como si alguien se acercara, lento hacia , empecé entonces a ver la silueta de un hombre que se acercaba lentamente hacia , cuando estuvo cerca pude ver que se trataba de un hombre, alto, de piel blanca cabellos rojos y ojos igual a su cabello, llevaba puesto un elegante traje negro y sostenía un bastón echo de oro, tenia la apariencia de aquellos lords que aveces pasaban por el pueblo, un aire de gente noble lo rodeaba, con pasos graciosos camino hasta donde yo estaba sentado, se agacho hasta quedar a mi altura y con una de sus manos tomo mi barbilla obligándome a verlo a la cara.

EL JOVEN DEL AMANECER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora