Esta historia comienza un soleado viernes de marzo. Amanda estacionó en su lugar de siempre, se retocó el maquillaje, esmerándose en aplicar otra capa de labial vinotinto, llevó a su boca una goma de mascar de fresa, peinó su cabello negro y lacio con sus manos y bajó del lujoso auto blanco que había recibido el día anterior por su décimo sexto cumpleaños. Las miradas curiosas, de admiración y hasta intimidadas por parte de la población estudiantil se hicieron presentes. Amanda lo sabía. Sabía que muchos la amaban, que otros le tenían respeto, pero lo que le encantaba, lo que la llenaba de una felicidad retorcida e inexplicable, era el miedo que le generaba a los débiles, la sensación inmediata de huir ante su presencia, de que un escalofrío los invadiera con solo escuchar su nombre. Para ella, eso era vida.
Caminó por las instalaciones contoneando sus caderas con exagerada coquetería y sonriendo a toda persona que la observaba por más de tres segundos, es decir, todos. Llegó a su casillero, sacó sus cosas y se dirigió a la primera clase del día, en donde presentaría uno de los más difíciles exámenes de toda su vida académica. Amanda entró al aula y se sentó en su habitual asiento.
Todo era habitual en la vida de esta chica; notas habituales, mesa habitual, dieta habitual, peinado habitual, maquillaje habitual. Todo igual, todo a la perfección, o al menos así era ante los ojos de los demás.
Amanda vio a Calvin, su novio, entrando con uno de sus amigos y enseguida saltó de su asiento, para ir a llenarlo de cariño y cosas que una chica plenamente enamorada hace.
La historia de Calvin y Amanda era casi perfecta. Casi, pues iniciaba con el corazón roto de Josh, el ex de Amanda. La frívola chica no tuvo compasión y en cuanto se enteró de la soltería de Calvin, no dudo ni un segundo en dejar de lado su larga historia con Josh solo para estar con uno de los más populares del instituto.
En medio de la conversación que mantenía la pareja sobre la fiesta que Amanda ofrecería esa noche, llegó el profesor River, pidiendo que cada uno fuera a su asiento y dando las instrucciones del examen, mientras los pasaba mesa por mesa.
Amanda dio una ojeada a su prueba y al instante supo que sería pan comido; no por nada sus padres pagaban a los mejores profesores particulares que se pudiesen conseguir. Las notas de esa chica eran impresionantes y no solo el crédito era de sus tutores, sino por ella.
El día de clases transcurrió con normalidad; clases molestas, chicos idiotas, profesores irritantes y todos -como de costumbre- hablando de Amanda, aunque esta vez en particular, se discutía quiénes fueron invitados y quiénes no a la que se suponía la «fiesta del año».
Cerca de la hora de salida, Amanda conversaba con su grupo de amigas, hasta que una chica bajita y delgada tocó el hombro de una de ellas. Todas pararon la conversación y le dedicaron una mirada burlona e inquisitiva.
-¿Se te ofrece algo, Courtney? -Amanda alzó una ceja. Reconoció enseguida a una de las mayores perdedoras de su curso.
-Ho-hola, Amanda -tartamudeó la chica-. Escuché que esta noche darás una fiesta y quería saber si yo podría ir -la temerosa voz de Courtney iba bajando de tono con cada palabra, al igual que iba agachando su cabeza, tanto así que por poco podría llegar al piso.
Amanda meditó las palabras, las saboreó una a una mientras en su mente se repetían una y otra vez.
-Levanta la cabeza, Courtney -ella obedeció enseguida-. ¿Quieres ir a mi fiesta? -Courtney asintió, enérgicamente-. Háblame cuando seas alguien importante en esta escuela, pero mientras tanto, no respires siquiera el mismo aire que yo.
Los ojos de la no tan dulce Courtney se cristalizaron con rapidez. La misma rapidez con la que huyó de esa escena. Siempre se preguntaría cómo fue capaz de hablar con Amanda Cooper, sabiendo que pudo haber pasado algo peor que eso.
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La Verdad Detrás de una Abeja Reina
Подростковая литератураRelato. A la palabra popular se le atribuyen las definiciones de «una persona que gusta al público en general» y «que es muy conocida y querida». En cambio, en la preparatoria Moonlight, ser popular iba más allá de eso. Quiénes eran conocidos, amado...