xvii. за свободу

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siempre demasiado joven.

"portate bien", dice
el hombre al niño antes de
despedirse.

"hacé lo que hace
todo el mundo", eso
me lo dijeron
a mí y me habría vuelto
para hacer estallar
sus huesos, una
contusión hecha
de sorpresa.

(pero tenía mi lección
bien aprendida.)

acá espero. leo
libros, nadie me
tendría miedo, nadie
pensaría dos veces
antes de decirme
lo que sea.

en la calle
tengo tanto miedo
como cualquier otro.
el sol me
escarba en los ojos, las personas
son como islas,
todas iguales.

poco me importa
lo que cada una
piense.
observo
sus manos, trato de
calcular
la potencia.

la destrucción
forma ampollas en las pieles
de muchos de ellos,
tan tensas que
podría romperlas
el sonido de un paso;
un deseo negro,
morado,
caliente.

como fieras, ojos cual agujas
hacia el horizonte,
el sol amarillo,
humeante,
fétido,
personas,
personas.

camino y pienso,
acelero el paso y pienso.

al otro lado de mis ojos
se levantan torres de violencia.

quiero ser
un héroe,
quiero ser un simple
criminal, quiero
que otro dé el primer golpe,
quiero estar ahí para recibirlo.

quiero ser
egoísta y liberar
una bestialidad igual a la de
cualquier otro.

quiero ser
humano,
útil, santo,
quiero tomar conciencia
y cobrar venganza
por todos mis hermanos y hermanas.

quiero que no me vuelvan a enseñar una lección.

saber todo lo necesario
y ser fuerte,
y haber muerto temiendo a la muerte
pero no a los humanos.

y acá espero,
espero.
soy un revolucionario con las manos
atadas.

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