xxviii. cada cual tiene un poeta muerto a quien admirar (товарищ pt. 6)

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¿servirá de algo creer
que yo también, como el poeta
puedo ser
como una nube,
inofensiva
y suave?

(mirándome al espejo,
del alma me arranco
los jirones
-de una nube
solo los pedazos,
de una nube
solo la sombra-
y con ellos
tejo grises palabras.)

y
si no es eso,
¿qué otra cosa podré darte?
(para que veas
que jamás te haría daño.)

somos hermanos,
vos y yo, en universos
ajenos a los lazos de sangre.

si me dejaras, todos los poemas del mundo
te regalaría; te haría
con ellos un refugio.
algunos poemas
me han herido gravemente, pero
como las cucarachas,
siempre sobrevivo;
como un recién nacido, no tengo memoria.

y, como un perro, si me lo piden
agacharé la cabeza; aceptaré
de igual manera
un golpe o una corona de flores.

como una ola
me curvaré, enseñando mi halo
de verdades,
ofrecidas para quien quiera tomarlas.
exhibiré del vientre
las estrías,
y los órganos rojos como obras de arte;
los dejaré latir, expuestos,
para que veas que no puedo lastimarte.

haré llover
de mi alma las gotas-palabras,
para hacer brotar
tus flores-sonrisas.

pero de éste
mi corazoncito
anárquico,
¿quién se compadecerá?
en días como este
podría entregarlo todo y quedarme sin nada.

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