Cápitulo 33: Una Noche De Descanso

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-Vale, estamos bien -dijo el chico-

-Si, y necesitamos descansar, estamos teniendo alucinaciones -dijo la chica-

-Lo sé -respondió Zian-

Ambos observaron un poco la cabaña y solo era una habitación, con unas camas, unos sillones y una mesa con restos de comida en mal estado.

-Bien, yo me voy a dormir -dijo Zoe-

-Vale, yo también, estoy muy cansado -dijo el chico mientras dejaba su mochila en el suelo y se metía en la cama-

Ambos se sumergieron en un profundo sueño que perduró por horas. Tiempo más tarde, Zian se despertó y miró por una de las ventanas de la cabaña, el chico pudo ver cómo el cielo estaba cubierto por una espesa y desagradable neblina negra. Dejó de mirar por la ventana y se sentó en el borde de la cama.

-¿Zian? -preguntó la chica mientras se frotaba los ojos-

-Dime -respondió el joven-

-¿Cuanto tiempo llevas despierto? -preguntó Zoe-

-Me acabo de levantar -respondió Zian-

-Ah vale -dijo Zoe-

-Zoe se levantó, agarro una botella de agua de la mochila y bebió.

-Yo diría de irnos y seguir con nuestro camino -dijo la chica-

-Si, vámonos -dijo el joven-

Zian se levantó, y acompañado de Zoe se fueron de la cabaña y siguieron caminando por el bosque. Tras unas horas llegaron a un túnel.

-Bien, ese puede que nos conduzca fuera del bosque -dijo Zian-

Ambos entraron y caminaron hasta llegar a la sala que se encontraba en el centro de este, una vez dentro pudieron ver un crucifijo lleno de sangre y con partes quemadas.

-Aquí no hay nada interesante -dijo la chica desilusionada-

-vámonos de aquí -respondió el chico-

Ambos se fueron de la sala y siguieron caminando hasta salir del túnel, una vez fuera llegaron a un pequeño pueblo abandonado y desértico. Tras unos pasos por el pequeño pueblo ambos pudieron oír de fondo una especie de cánticos muy bajos.

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