-Te presento a Domina Rosa y a sus esclavos.
-Encantada de conocerte bonita, vi como me observabas en la fiesta ¿te gustan mis esclavos?
-Me impresionó ver a una Domina, eso es todo, perdona si te ha molestado. -Respondà nerviosa, ya que esa mujer imponÃa mucho respeto. Realmente la imagen era impactante.
-No, no me molesta en absoluto, estoy acostumbrada. ¿Te apetece que juguemos a un juego? - La mujer me miraba con aires de superioridad y sonreÃa divertida al ver mi cara de susto.
Mire a mi amo un poco asustada, él como de costumbre se mantuvo serio y su mirada era frÃa como el hielo, seguÃa enfadado conmigo y no se preocupaba en ocultarlo. -¿Un juego? - dije al fin desconcertada mirando hacia la mujer. Me daba un poco de miedo mirarla. No entendÃa que hacÃamos allà ante esa Domina y sus esclavos.
-Tranquila, tu amo también participará. Es muy sencillo, es el juego de los esclavos. ¿Has jugado alguna vez, bonita?
-No. - Contesté secamente.
-Ya que estas tan impertinente y rebelde esta noche, es buen momento para enseñarte este juego, para que veas y aprendas lo que es una esclava, perrita. -Dijo mi amo, que por fin se digno a decir algo.
Se puso detrás de mi y me sujeto las muñecas para luego atarlas en una barra que colgaba del techo. Comprobó que estaban bien sujetas y empezó a acariciarme los pechos, mi sexo, manoseándome ante la mirada de la Domina y sus esclavos, los cuales seguÃan de rodillas en el suelo observando la escena que estábamos dando.
-La primera parte del juego consiste en desnudarte y ponerte una correa en el cuello con una cadena y arrodillarte a los pies de tu amo en el suelo, como bien ves que hacen los mÃos.-Pero yo no soy una esclava. -Reproché entre jadeos por culpa de las caricias de mi amo.
-Lo serás esta noche, es sólo un juego, me dijiste cuando me buscaste que querÃas probarlo todo. -Me dijo muy serio y con calma mi amo a mi oÃdo sin dejar de acariciarme por todo el cuerpo. Yo asentÃ.
Entonces mi amo me soltó las muñecas de la barra metálica para poder desnudarme lentamente. PodÃa ver que toda esa provocación, que me tocase, que me desnudase tan despacio, lo hacÃa para excitar a los esclavos, que ya tenÃan los dos los miembros erectos.
Una vez desnuda me arrodilló en el suelo, a la misma altura que aquellos dos hombres, que como yo estaban desnudos. Me puso una correa en el cuello y me besó. -Ya está mi perrita.- Dijo.
-Ahora que ya estas en posición de esclava tendrás que actuar como tal, no podrás hablar si no te lo piden, deberás obedecer rápido y sin protesta alguna. Ahora deberás pasearla por toda la habitación con su cadena. -Esto último fue dirigido a mi amo, que empezó a andar y tiró de la cadena para que lo siguiera.
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Mi iniciación BDSM
RomansaMi iniciación en el BDSM. Toda historia tiene su principio la mía empezó así, desde siempre me había atraído lo desconocido, el misterio, siempre hambrienta por conocer nuevos mundos y si ellos eran duros, complicados y oscuros mucho mejor. El sexo...