Primeras impresiones.

18 2 0
                                    

IMPORTANTE: Se amable, piensa positivo, sociabiliza, sonríe, no hables demasiado, o mejor ¡No abras la boca! Te quiero L.

Rodé los ojos a la nota amarilla escrita con letra desprolija y lápiz de ojo negro que estaba pegada en el espejo de mi baño, levanté la tapa del retrete, la lancé dentro y tire de la cadena. Idiota pensé sonriendo a la nada. Saque el vapor que cubría parte del espejo gracias a una reconfortante ducha de agua caliente y fruncí el ceño al rojizo grano en el extremo de mi frente ¿Debías aparecer justo hoy? Con un bufido aplique base para cubrirlo, cepillé mi cabello largo peinándolo sobre mi cabeza en un meticuloso rollito de tomate y antes de terminar mi peinado, el elástico se cortó entre mis dedos dejando una horrible línea roja entre ellos. El positivismo que debiera guardar para las próximas horas se estaba yendo por el desagüe al igual que la nota de Luis.

Con unas pequeñas horquillas sostuve mi cabello lanzando una plegaria para que estas lo mantuvieran en su lugar. Rice y aplique mascara de pestañas a mis ojos, un poco de bálsamo labial y salí a mi habitación en busca de mi uniforme que consistía en una camiseta blanca de cuello en V y solapas azul marino, botones del mismo color y cortes en el costado, en los cuales se distinguían bolsillos con un cinto blanco; Un pantalón de corte alto azul marino y terminando con tacones medio-bajo del mismo color. Tome mi cartera de cuero colgante e inspeccioné el interior asegurándome de llevar todo lo necesario para mi turno, saque las llaves y mi celular y cerré la puerta de mi apartamento con la ansiedad comenzando a crecer con cada segundo.

En el trayecto a mi nuevo trabajo, revisé los mensajes de mi buzón de voz, de los cuales 4 de 5 eran Camille, mi mejor amiga, vomitando chillidos de emoción al saber que comenzaríamos a trabajar juntas, y el otro era de mi madre deseándome éxito.

Bajé del auto que me llevaba a mi destino y antes de ingresar al recinto, admiré con satisfacción y orgullo la arquitectura del lugar, mi paraíso pensé al mismo tiempo que se extendía una sonrisa por mi rostro.

Guarde mis cosas en mi casillero dejando fuera un pequeño reloj dorado que me había regalado mi sobrino, dos lapiceros negro y azul, un taco de papel blanco y mi amada identificación en dónde se leía con letra de imprenta: Samantha Miller P. Enfermera y mi RUT. Con un porta identificación lo enganche en mi bolsillo y salí a mi nuevo piso de trabajo.

Tras vacilar un segundo decidí utilizar el ascensor, no quería llegar con aspecto cansado en mi primer día y las escaleras nunca fueron mis amigas, una vez dentro presioné el piso 3. Con mis nervios en aumento, tarare Hall of fame de the Script para relajarme en cuento la puerta del ascensor se abre antes de mi destino revelando a un chico de cabello a rape que llevaba a un anciano notablemente molesto en silla de ruedas, le sonreí amable y me aparté para que ingresaran.

-Buenos días -Saludé por cortesía y recordando la nota de mi amigo

-Buenos días -Respondió el chico de cabello al rape con una sonrisa, por su uniforme negro con cortes verdes supe de inmediato que era uno de los tantos kinesiólogos del recinto - Creo que no te había visto por estos lados -Dijo entrecerrando los ojos como si intentara recordar a todo el personal del hospital

-Soy nueva -Respondí - Este es mi primer día aquí -Comenté y su mirada se ilumino de inmediato

-¡Vaya! Si no hubiera cambiado de servicio la semana pasada seríamos equipo -Se rasco la nuca - al menos nos veremos en el piso cada vez que lleve al señor Donald -Dijo dándole una palmadita al anciano en cuestión quien con un movimiento osco de brazo se zafó de aquel toque amigable

-¡Vuelve a tocarme y te muerdo! -Gruño el anciano. El chico, sonriendo, negó con la cabeza como si la reacción del viejo no le sorprendiera

-Soy Mark -Se presentó extendiendo su mano hacia mí

Red Cristals   I: WoundsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora