Boxeadora frustrada.

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-Régimen liviano por siete días -El Doctor Neira bajo la camiseta del señor Riper cubriendo su cuerpo un poco escuálido - seguirá con el mismo medicamento pero esta vez intravenoso -Dijo ayudándole con las frazadas y el señor Riper le hizo una mueca de desagrado - así nos enfocarnos en su acides -Le dio una sonrisa amable pero el señor Riper solo le miraba con su habitual irritación

-¿La medicación seguirá el horario? -Pregunté haciendo las anotaciones correspondientes. Él asintió en respuesta y abandonó la sala. Me acerque al anciano enfurruñado que arreglaba con gesto osco sus frazadas

-Ese médico de pacotilla no sabe nada -Escupió. Negué con la cabeza ante su comentario

-Estaré fuera si me necesita -Le dije pasándole su gafas y libro en turno. Hizo una mueca de desagrado

-Necesito que me saques de aquí -Me lanzo miradas recriminatorias. Ya hace tres semanas que no lo sacaba los días lunes como acostumbrábamos puesto que su estado de salud había empeorado y por más que no se debieran a las salidas, no quería tener problemas por ello si el Doctor Neira se enteraba de las salidas furtivas

-Sabe que no puedo sacarlo hasta que mejore -Dije con el mismo tono que empleaba para hablarle a mi sobrino pequeño cuando le negaba algo que quería - es solo cuestión de tiempo para que los fármacos hagan efecto, después de eso, le llevare donde quiera -Prometí. Este me volvió a hacer una mueca de desagrado y me dijo que me largase de su habitación.

Si no tuviera tanto trabajo como hoy, me hubiera negado y quedado con él unos minutos más para que me comentase cualquier cosa que se le ocurriera. Por muy antipático que se portara conmigo, sabía perfectamente que no le gustaba estar solo. Hace tres días se había reusado a probar bocado puesto había tenido una crisis de sus gastritis, al principio lo soborné diciendo que lo sacaría esa misma tarde al parque trasero pero ni eso dio resultado, por tanto, no estaba fingiendo como las primeras veces que había hecho lo mismo con tal de que lo sacase unos minutos del cuarto en el que se encontraba.

Volví a repasar su ficha clínica, buscando algún antecedente que indicase que nos estábamos enfrentando a otra patología pero nada saltaba a la vista. La poca familia que habían entrevistado no señalaba tener alguna patología heredable, no tenía antecedentes de otras enfermedades crónicas aparte de gastritis no controlada, hasta que las crisis se volvieron más frecuentes y acudió al médico. Desde allí se encontraba en el hospital, le tomaron exámenes de sangre, endoscopias gástricas y pruebas contra ITS. Todas negativas.

Frustrada fruncí el ceño y lance un bufido al aire. Algo en mí decía que aquello no era una simple gastritis y me irritaba de sobremanera no poder hacer más por el señor Riper. Era un viejo cascarrabias, si, pero una muy buena persona. Durante nuestras charlas en la banca bajo el árbol de flores lilas había aprendido a conocerlo, me contó sobre su vida, que comenzó a trabajar a temprana edad, que no sacó su enseñanza básica y que tenía 9 hermanos de los cuales él era uno de los pocos que iban quedando. Me contó sobre el amor de su vida que falleció hace tres años, sobre su poca relación con sus hijos de los cuales solo uno veía por él. Me contó que aquellos libros que cargaba de un lado a otro eran de su fallecida esposa y que se habían convertido en su mayor tesoro. Tenía tantas ganas de ayudarle, de saber realmente lo que tenía que al no poder hacerlo mi impotencia crecía cada día al verlo demacrándose un poco más...

-¿Me ha entendido? -La voz del Doctor Bauchene me saco de mis pensamientos.

-¿Disculpe? -Pestañee repetidas veces sin saber en qué momento había llegado a mi lado. Apretó la mandíbula irritado

-Los exámenes... -Dijo exasperado. Lo miré sin comprender y vi que le costaba trabajo mantenerse en sus cabales -...los que encargue...

-No han llegado de laboratorio -Respondí frunciendo el ceño, él debiera saber que se demorarían al menos ocho horas en llegar los resultados. Miró exasperado sobre su hombro y camino despacio hacia mí con una mirada amenazante

Red Cristals   I: WoundsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora