Declaración de guerra.

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Shape of you de Ed comenzó a sonar, estiré mi mano hasta la mesita de noche para tomar mi celular, di unos toques en falso hasta que me destape por completo para tomarlo. Con mis ojos aun adormilados apenas distinguía el nombre de quien llamaba así que contesté sin más, pero la canción siguió sonando en mi oído, fruncí el ceño y volví a intentar contestar pero nada, hasta que me di cuenta que no se trataba de una llamada sino la alarma. Con un bufido la apagué y me levanté para ir a mi tercer día de trabajo.

Cuando ingresé al hospital, Luis estaba hablando con un hombre de terno que no supe distinguir quién era, esperé a que se desocupara mientras miraba a los pacientes que iban ingresando para atención durante el día

-Hola, hermosa –Luis pasó uno de sus brazos por mi cintura y me apegué a él

-Hola amor mío –Respondí a su saludo y caminamos juntos hasta el ascensor – ¿Qué haces por aquí? –Pregunté una vez dentro

-He venido a revisar el equipamiento del laboratorio –Dijo apoyándose despreocupadamente en la pared con las manos metidas en los bolsillos delanteros, sus mechones castaños cayendo sobre su frente de forma informal –Posiblemente seremos colegas –Me informó de forma despreocupada. Mis ojos se abrieron de golpe

-¡¿Trabajaras aquí?! –Pregunté entusiasta

-Depende de si es bueno el equipamiento –Se encogió de hombros –Sabes que me gusta trabajar con artefactos de buena calidad

-¿Bromeas? –Le golpeé el brazo y este se río -¡Sabes que este hospital tiene el mejor equipamiento! –Reí incrédula. Tendría a dos de mis mejores amigos trabajando conmigo, esto debía ser un sueño

-Debo hacerme el interesante, nena –Dijo aun riendo – No deben saber que ya me tienen dentro –Con un chillido me lancé a sus brazos, esto definitivamente sería increíble, las puertas del ascensor se abrieron y me separé de inmediato de Luis, los ojos fríos e indiferentes del Doctor Bauchene escrutaron a mi amigo, con un movimiento de cabeza saludo e ingreso al ascensor quedándose a mi lado. Tuve que reprimir mi felicidad y ganas de seguir abrazada de Luis quien tenía una sonrisa grabada en el rostro. Llegamos al tercer piso bajé del ascensor junto al Doctor quien desapareció de inmediato a su cueva, me volví antes de que se cerraran las puertas y le lance un beso a mi amigo quien lo atrapo en su mano derecha y me guiñó un ojo.

Estuve toda la mañana con una sonrisa grabada en el rostro, Luis me había informado que a partir del lunes comenzaría a trabajar aquí y mi corazón daba brincos de felicidad. Estaba tan feliz que ignoré las pesadeces del Doctor Bauchene y Erica, a ninguno de los dos supe que le había hecho realmente. Después de volver de comer junto a Camille, me encontré con una Dayanne empapada de sopa, su rostro estaba desfigurado por un gran cejo fruncido y gritaba cosas como "¡Que se muera de hambre entonces! ¡No soy su criada! ¡Ya me las pagará!" Fabiola, con sus enormes ojos grises furiosos al igual que su amiga trataba de secarla con una toalla blanca.

-¿Qué ocurre? –Pregunté acercándome a ellas

-El señor Donald –Dijo divertido Francisco llevando un carrito de comida

-¡Ya estoy cansada de lo mismo! si no quiere comer pues ¡no le den comida y ya! –Grito Dayanne

-Debe comer –Dije – solo hay que buscar la forma de que...

-¡Es imposible! –Me interrumpió Dayanne, su show me estaba haciendo perder mi paciencia, no le tiro mierda, fue solo sopa

-¡Francisco! –Llamé a mi compañero que estaba a punto de doblar por el pasillo para seguir repartiendo la comida – ¿Tienes un plato que te sobre? –Él revisó el carrito y levanto una mano con el índice hacia arriba. Me acerqué a él y lo tome –Gracias –Le dije tomando el plato de plástico entre mis manos y una cuchara que me ofreció y me encamine hacia las chicas

Red Cristals   I: WoundsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora