¿Dónde está Miller?

14 1 1
                                    


-¿Entonces es un ? – volvió a preguntar tomando la carpeta entre sus manos. Sus ojos brillaban con cierto placer anticipado por leer los documentos que estaban dentro

-Abre la carpeta y despídete de tus ojos –Respondí destapando las botellas de cervezas y le tendí una. Domingo dejó la carpeta sobre la mesa de centro de forma forzada y tomó un trago a la cerveza que le había ofrecido

-Pero se la has dejado ver a Grendic –Dijo volviendo la vista a la carpeta – y podría orientarte en...

-Grendic es mi jefe –Le interrumpí – y no necesito orientación sobre mi trabajo

-Sabes que no me refería a eso –Me miró frunciendo el ceño – además, como tu mejor amigo, debería darte el visto bueno –Pegó la botella a sus labios y dio un trago largo. Di una risa cansina y negué con la cabeza

-No eres mi mejor amigo –Dije por vez 18 durante esta semana. Neira era buen hombre, trabajador, esforzado...inteligente, pero a veces resultaba agotador. Le conocía desde hace casi cinco años. Estuvimos juntos en la universidad y por las cosas del destino terminamos trabajando juntos. Desde allí se convirtió en una persona estable en mi vida. Y no por decisión propia.

-¿Cuándo llega el comité? –Preguntó dejándose caer en el sillón de cuero negro que estaba pegado a la pared gris que separaba la sala de mi habitación. Caminé hacia la pared de cristal que dejaba ver a mis pies la ciudad aun dormida, la vista siempre me resultaba tranquilizadora, a pesar de solo fuesen edificios grises, tejados color marrón y autopistas. Quizás se debía a los arboles que delimitaban los alrededores de la civilización y la apartaban del bosque y a lo lejos, casi escondido, el mar.

-Dentro de nueve días –Respondí tratando de evitar pensar en aquel Lunes y mi presentación al comité de mi investigación. No era la primera vez que realizaba una investigación de patologías, en realidad ésta era la cuarta, pero ninguna de las anteriores podía compararse con la que estaba realizando ahora. He llegado al punto sin retorno de mi carrera. En donde triunfas...o te dedicas a atender resfríos comunes el resto de tu vida.

-¿Qué te preocupa? –Neira me miró de forma paternal, como siempre lo hacía cuando sabía que algo no estaba bien conmigo, odiaba esa actitud de él, yo ya tenía un padre para que jugara ese papel, no necesitaba otro. Con uno era más que suficiente

-Rebecca estuvo en la fiesta –Negué con la cabeza e inevitablemente una sonrisa se extendió por mi rostro – Le arruinó la noche a Toledo, otra vez –Me senté en uno de los banquillos cuadrados de tejido dorado con tintes rojo, negro y naranja que me regaló una de mis hermanas en uno de sus tantos viajes por Dubái. Domingo lanzó una carcajada divertida, levantó la botella de cerveza casi extinta de líquido y observó la etiqueta con detención

-Toledo nunca aprende –Dejó la botella sobre la mesa de centro – Espero que Rebecca abra los ojos y salga de esa relación que no la llevará a ningún lado

-Si ella usara su cerebro jamás se hubiera fijado en Toledo, para empezar –Deje pasar el líquido burbujeante por mi garganta

-Lo he visto intentar ligarse a Miller –Dijo de forma despreocupada y de inmediato se vino a mi mente aquella mujer de apariencia angelical. Una niña mimada, de seguro, acostumbrada a que todos la tratasen como si fuese de porcelana. Demasiado perfecta. Demasiado arrebatada. A pesar de que fuera del hospital se viera como el maldito infierno cubierto de cuero, seguía siendo Samantha Miller. Y no podía evitar querer aplastarla. Igual que a las cucarachas.

-Presa fácil –Reí – Toledo siempre va por lo fácil. No comprendo cómo Rebecca pudo caer ahí –No quería tocar el tema de Miller otra vez. Domingo ya me había dado la charla sobre mi actitud frente a ella. Odiaba que tratase a todo el mundo como si fuese su deber protegerlos. Y si alguien no necesitaba de su protección, esa era Miller. Lo demostró golpeando a una visita. Aun no comprendo por qué salvé su trasero de una gran demanda. Eso la habría sacado al fin del puesto que no merecía tener.

Red Cristals   I: WoundsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora