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Con el paso de los años he ido notando como mis palabras caen en un pozo sin fondo, donde nadie las lee o las escucha, no soy nadie importante y nunca me lo han considerado, ni si quiera yo me lo considero, ¿por qué deben hacerlo los demás?

Recuerdo en el colegio a un niño, era muy chillón y repelente, pero luego era el que siempre hacía sonreír a los demás aunque él estuviese muriéndose por dentro.

Con el paso de los años empecé el instituto, tuve dos novias, más o menos sacaba los cursos y acabé en donde estoy ahora, en la universidad y con una buena novia. Pero, aquel niño repelente, en cambio, al empezar el instituto se esforzó y sacaba las mejores notas, se apuntaba a todas las actividades, participaba en todo y acabó al igual que yo en la universidad pero con una beca completa en otro país.

Las diferencias entre él y yo es que por muy exitoso que fuese su camino nunca había sido feliz, ¿y eso por qué? Porque simplemente nunca ha experimentado lo que es estar enamorado de alguien y ser correspondido, siempre había trabajado tanto, compartido tanto y animando tanto que aun así se quedó completamente solo.

¿Qué triste no? Será lo que todos estarán pensado ahora, pero si lo analizamos con profundidad nos damos cuenta de que, ¿qué pasaría si saliéramos con ese chico? Posiblemente sea una relación de ensueño y nos trate como auténticos príncipes y princesas, pero claro, llegará el día en que nos demos cuenta que ese chico siempre brilla y brillará más que nosotros y, por miedo a ser sombras, que es lo que somos a su lado, acabemos siendo olvidados.

Ahora bien, ¿qué es más triste? Ese chico que nunca se ha enamorado de verdad y siempre ha estado solo, o el hecho de que seguramente sabe que está solo porque nadie quiere quedarse a su lado porque brilla "demasiado".

CortosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora