Equipo de bobos 3/3

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Tras haber sido humillada frente a todos sus compañeros, Mía corría a toda velocidad hacia la estación del metro. No tenía planeado ir allí, pero su acelerado corazón la llevaba hasta aquel lugar.

Las puertas del metro se acababan de abrir, un tumulto de personas salió de aquel vagón, y en ese momento la muchacha aprovechó la oportunidad de abordar.

Dentro de aquel lugar se podía percibir cierta paz, era como si una gran felicidad y nostalgia se hicieran presentes en la mente de la chica. De pronto la joven logró traer algo a su cabeza, antes de que Alec la odiase, el metro era su transporte diario.

¿Con quien viajaba en metro? Mía simplemente no lo recordaba.

Los ojos de la muchacha se avisparon al ver a un chico de capucha azul marino.

Definitivamente le había visto antes, era Alec, con la intención de poder charlar con él, espero hasta llegar a la estación para acercarse al chico, llegando a su destino, Mía decidió alcanzar a su compañero y tomarlo por el hombro.

—¡Alec!—La persona que había sido llamada se giró para quedar sorprendido al ver quien le llamaba.

—Mía...¿Qué haces aquí?—Inquirió quitándose la capucha y metiendo ambas manos en sus bolsillos.—Escucha, lo siento, me excedí un poco en la clase. Tenía que cuidar mi imagen.—Terminó el chico con un poco de vergüenza.

—Alec...¿Me odias?—Preguntó la chica acercando la distancia entre ambos.—Mía, sabes que no es así, pero tú sabes que lo nuestro es imposible.—Afirmó arrimándose a la joven.

La fresca brisa de septiembre hacía que las mejillas de la chica ardieran, su corazón ardía al estar con Alec.

—Pero y si lo...—Susurró ella para besar los labios del chico.—No.—Soltó él mientras la alejaba.—No podría evitar volverme adicto a tus besos.—Suspiró.

Las mejillas de la muchacha tomaron un color rosado haciéndola sentir incontables mariposas en el estómago.—¡¿Qué entonces por qué me tratas tan mál?! ¿Qué eres imbécil?—Preguntó la joven algo molesta.

—Mia has silencio...estamos quedando en ridiculo.—Susurro Alec.

—¡¿QUÉ ACASO ERES IMBÉCIL?!—Grito con la intención de "hacerse notar".

Ya bastante avergonzado el joven la tomo bruscamente de la blusa y cerró los ojos simulando un beso. Ella se volvió a sonrojar y también cerró los ojos, sin olvidar que levantó los labios como en forma de pico, para recibir dicha muestra de afecto. Pero unos milímetros antes de llegar a la boca de la chica, Alec se desvió hacia el oído de Mía e intentó decirle algo.—¿Pensé que el sentimiento de odio era mutuo?—Hizo una pausa y acomodo el cabello castaño de la persona que se hallaba frente a él, la chica fastidiosa.—Espero una nota mañana, odiosa.

Y al terminar la frase, se colocó el gorro y caminó rápidamente para salir del  metro, dejando que la brisa hiciera compañía a Mía quien se había quedado tiesa en ese mismo lugar. Aunque fuera algo despistada, la chica estaba apenada y tenía, un poco de dignidad, así que se quedo confundida mientras era empujada por la multitud de aquella ajetreada estación.

Alec...¿Me odias?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora