Edades.

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China, Cinco Picos de Rozan.

En esa zona de China se sabia de una especie de leyenda o tal vez mito, la cual decía; que al interior de los Cinco Picos habitaba un viejo, pero no uno cualquiera sino que uno de tal edad que su piel había cambiado de color y su sabiduría era muy extensa. Pero tan bien se decían cosas malas, por ejemplo: que para mantenerse con vida bebía sangre animal o en el mejor de los casos humana, a las jóvenes las raptaba para saciar sus mas bajos instintos, solo unas cuantas personas conocían la verdad sobre ese hombre.  

La mayoría de lo que se decía era mentira, lo único verdadero era el extraño color de su piel y la sabiduría que poseía, los únicos que en verdad lo conocían eran: su alumno, su "hija" y la hija mayor de una vecina. Pero a pesar de eso ganaba si o si  el rumor de las cosas malas.

Esa mañana la hija mayor de la señora Cheng se disponía a ir al centro de los cinco picos, pero su madre justo la descubrió.

— ¿Otra vez vas a ir a donde ese viejo?— no le dio tiempo a responder— Gabriela por favor, cuantas veces te he dicho que no vayas puede hacerte algo.

— Mamá no voy a dejar a Shunrei sola, con ese "depravado".— sabia que la única manera de que su madre la dejara ir era mencionando a la pelinegra.

— Esta bien, pero ten cuidado.

Se despidió de su madre y fue a su destino. Realmente creía que su mamá era mas inteligente como para creerse tales estupideces, ella sabia que el señor Dohko era todo menos un depravado sexual y un malvado, al contrario para ella el anciano era muy tierno y casi paternal con quien conociera.

Al llegar a la cabaña en la que vivía el "padre" de su amiga, solo la encontró a ella sola sin ningún rastro de Shiryu o del maestro. Se acerco a la muchacha que miraba en dirección a la cascada en donde se sentaba el viejo maestro con tristeza.

— Hola Shunrei, ¿Donde están los demás? — con eso logro que la pobre muchacha se pusiera a llorar de nuevo, preocupando y alertando a la de cabellos castaños, algo malo pudo pasar o estaba por ocurrir— ¿Paso algo malo, le ocurrió algo al maestro a Shiryu o a ti?

— L-la guerra... La Guerra Santa comenzó.

— ¿Guerra Santa?

Cuando logro que Shunrei se calmara, volvió a preguntar que había ocurrido. Lo que su amiga le dijo no le gusto en lo mas minino, la pelinegra tuvo que contarle la verdad sobre su "padre" que era un Caballero de Athena al igual que Shiryu pero de distinto rango, y que ambos habían partido a Grecia para derrotar al Dios del Inframundo Hades.

Un escalofrío de terror recorrió su espalda, no quería que nada malo le ocurriera a ninguno de los dos, pero en especial al que ahora sabia era el Caballero de Libra. Inconscientemente comenzó mover sus manos de nerviosismos.

Nada malo podía pasarle a Dohko. Tenia que volver sano y salvo a ese lugar, tenia y debía volver con su "hija" y en especial con ella, ¿Que haría si no podía volver a ver esos ojos verdes que parecían de un joven? ¡no tenia ni la menor idea! Y tampoco sabia el porque anhelaba que el viejo maestro volviera solo y únicamente por ella.

Decidió quedarse con Shunrei hasta que alguno de los dos volviera a los Cinco Picos, obviamente tuvo que avisarle primero a su madre, no vaya a ser que la mujer pensara que se la habían raptado. Las dos pasaron el día rogándole a los dioses por el bienestar de ambos guerreros, y además para que ese raro eclipse no fuera mas que eso, un simple eclipse. A la mañana siguiente cuando el sol volvía a aparecer radiante como siempre, se sintió que tocaban la puerta, Gabriela se apresuro a abrirla encontrándose con un Shiryu algo herido.

— ¡Shunrei, ven rápido, Shiryu volvió!— en un abrir y cerrar de ojos su amiga llego para abrazar al Caballero de Dragón como si no lo hubiera visto en cientos de años.

Se acomodaron en la sala para poder interrogar al Caballero sobre lo que había pasado en el guerra, y el por que de que llegara solo sin el menor rastro del Caballero de Libra.

— El maestro Dohko... Esta...

— ¡¿Como llegue aquí?!— el grito venia de afuera, específicamente de la cascada.

Los tres salieron para ver de quien se trataba. Cuando llegaron se encontraron con un joven de cabellos castaños rojizos, la piel algo morena, ojos verdes muy vivos, y con ropas orientales. El joven miraba para todos lados sin poder creer que estuviera vivo y en su tierra natal.

—  ¡Maestro esta vivo! — ninguna de las féminas hay presentes creían lo que habían escuchado, el viejo maestro Dohko no podía ser a quien tenían en frente, ¿Había encontrado la fuente de la juventud acaso?

— Shiryu, gracias a los Dioses, estas bien.

— ¿Como es que sobrevivió? — Dohko solo se encogió de hombros, ya que ni él mismo sabia que hacia ahí.

Dohko tuvo que explicar como había rejuvenecido, y una vez las cosas aclaradas pudo disfrutar de la alegría de la que consideraba su hija. Pasadas unas horas Gabriela se encontraba fuera de la cabaña pensando unas cuantas cosas, puede que la apariencia física del maestro haya cambiado pero los ojos de ese hombre eran los mismos, seguían transmitiendo esa calma que tanto le gustaba. Sintió pasos a su espalda.

— Que haces afuera, te vas a enfermar, no quiero tener que discutir con tu madre por eso.

— Usted no cambia.

— ¿A que te refieres con eso? — se sentó a un lado de la muchacha.

— No a nada...— se sentía intimidada al tener a Dohko tan cerca, y su mirada sobre su persona— Señor Dohko, yo...

— Solo Dohko, Gabi, si me dices señor me voy a sentir mas viejo de lo que soy. Ahora ¿que me decías?

— Q-que yo... Bueno, ¿Que edad tiene? — iba a decir otra cosa, pero no se sentía con el suficiente valor en ese momento.

— ¿ Ah?, mira pequeña no me vas a creer pero tengo 261 años.

— ¿¡Que!?, siempre creí que tenia mínimo unos noventa y tantos.

— Ventajas de ser un Caballero, ya pequeña entra, no quiero que te enfermes.

Dicho eso entro a la cabaña, la castaña solo lo quedo mirando. 243 años, vaya si que eran muchos años de edad, y ella con apenas 18 años se sentía tan mayor en comparación con sus hermanos. Ahora caía en cuanta de lo que se sentía por el tigre, no era respeto o amor de una " hija a un padre" sino que a ella le gustaba Dohko, podían tener edades muy distintas, pero su apariencia decía otra cosa y quien sabe en un futuro, podía ser la pareja de ese Caballero.

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Holaaaaa.

Mi niña espero que te hay gustado :3

Este es el ultimo One- Shot que hago, pero no sera lo ultimo que sepan de mi en esta historia.

¡Señoritas y Señoritos, el 30 de Agosto esta historia cumplirá dos años! Y quiero hacer un especial ese día, aun no se que, pero hay veré.

Nos vemos en unos meses, los quiero ❤

ScorpioNoMilo ❤

¿Yo? hermana de un Dorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora