Guerra

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Guerra.

Una palabra muy odiada, pero de ellas se puede obtener no solo masacres o muertes innecesarias, tampoco las victorias ni las derrotas, sino que algo mas profundo e intenso: Amor.  

En plena Arena del Coliseo, se desarrollaba un combate entre dos amazonas de Plata, lo que había comenzado como entrenamiento se convirtió en pelea, la Amazona de Perseo había retado a la regente de la Lira, ya que ambas habían tenido unos problemas y para resolverlos lo harían de esa forma, la que perdía cedía en el conflicto.

— ¿Que pasa Lira, no puedes defenderte sin tu arpa?– rió bajo su mascara.

— ¡Es una Lira, y si puedo pelear sin ella!, ¡¡No como tú que sin tu escudo no eres nada!!

— Shirohana de Lira... Date por muerta— la Amazona de Perseo se abalanzo para acertarle un golpe, por suelte la azabache pudo esquivarla.

Una pelea bastante pareja se desato entre ellas, Shirohana trataba de esquivar lo mejor que podía los ataques de la albina, al mismo tiempo trataba de golpearla por que no se quedaría con las ganas de sacarle sangre.

—¡¿Que esta pasando aquí?!, ¡Shirohana, Atisa separense ahora!— justo cuando estaba apuntó de casi matarse entre las dos aparece un Caballero Dorado— Me pueden explicar, ¿Porque comenzó todo esto?

— Señor Shion lo que pasa es...

— ¡Pasa! Que no soporto que esta mocosa se este metiendo en mis asuntos.— la amazona de Perseo se cruzo de brazos, quería ganar si o si esa discusión, no importaba si estaba Shion o no.

— ¡Eso no es cierto! La verdad es que la vi ir a la Arena de los Fantasmas, ese lugar es muy peligroso, solo quería advertirle y se enojo conmigo.

— ¡Por entrometida!— estaba apunto de lanzarle un golpe en la cara, pero la mano del Caballero de Aries la detuvo en seco.

— ¡Ya basta!, las dos irán conmigo a una misión de reconocimiento, ¡Y no quiero peleas!, entendido.— Shion se había puesto en el papel de superior, no le importaba que la amazona de Lira fuera mayor que él, pero al ser un Caballero Dorado deberían obedecer si o si.

— Si señor.— a regañadientes ambas aceptaron, para luego cada una irse a distintos lugares enojadas con el Ariano, pero ¿Que podían hacer ellas, si el rango no les permitía sobre pasar la autoridad, ni siquiera siendo mayor que él?

Al día siguiente se reunieron todos en el coliseo, pero no contaban encontrarse no solo con Shion sino que también con Aspros y el Cid, dado eso tuvieron que reagruparse en tres equipos, por mala suerte Perseo y Lira quedaron en el mismo grupo, comandado por el Cid, logrando que  Shirohana se pusiera nerviosa siempre le había llamado la atención en sobremanera ese Caballero. En los entrenamientos supervisados por los Dorados podía sentir una mirada en su persona, deseaba que dicha mirada fuera del Caballero de Capricornio, pero cuando ella misma se giraba para mirarlo este parecía ver a cualquier otra parte, desechando así sus ilusiones, es que ese Caballero era tan cerrado en si mismo que seria mucho mas fácil descifrar al Caballero de Piscis.

Pasadas unas horas ya se encontraban en alguna de las regiones de Italia, buscando alguna señal de los Espectro o en el mejor de los casos del mismo Hades. Iban todos concentrados en la misión menos Shirohana su mente estaba en otro lado concentrada en las dudas que tenía sobre el Caballero de Capricornio, que no se dio cuenta cuando iban en dirección de un barranco, todos saltaron menos ella, que de no haber sido por una mano que la sostuvo de la cintura, hubiera caído sin remedio a un profundo acantilado.

— ¿Siempre tienes la cabeza en las nubes?— esa voz tan seria y fría, miro al hombre que la había salvado de una muerte segura, se cara se coloco tan roja como la punta de uno de sus mechones de cabello. 

— Y-yo... Yo, ¡Lo siento!

— Tendremos que ir por otro lado, los últimos que saltaron desprendieron parte de la otra orilla, vamos.— Shirohana bendecía la plateada mascara que tenia sobre su rostro, estaba aun mas roja que la estrella Antares y un tomate juntos.

Peor aun, que estaría completamente sola con el Cid, solos sin nadie que los viera, y eso la ponía aun mas nerviosa. Lo miro se imaginaba que él estaría concentrado solo en la misión, pero muy equivocada estaba, ya que contra todo lo que ella pudiera imaginarse el Cid estaba igual o peor de nervioso al estar con ella.

Miraba de reojo a la chica, le encantaba todo de ella, aunque no hubiera podido de entablar una conversación fuera del asunto de la Guerra Santa, la muchacha le atraía y mucho, siempre le causó curiosidad el como había podido cambiar el color de uno de sus mechones de cabello al azul y la punta roja, además quería saber desesperadamente de que color eran sus ojos, su cuerpo le encantaba su forma de ser, todo, absolutamente todo de ella.

Pero la realidad le llego de golpe, estaban en medio de una Guerra en contra de uno de los tres grandes Dioses del olimpo, ninguno de los dos tenia la vida asegura, e incluso era mas probable que se fuera su vida y no la de la pelinegra. Suspiro llamando la atención de Shirohana, que lo miro sin saber que le pasa.

— ¿Sucede algo malo?— se atrevió a preguntar.

— No... Solo, sigueme.

Con algunas dudas lo siguió a lo que antes era una especie de cabaña en medio del bosque.

«Tal vez, estuvo antes aquí»

Cualquiera de los escenarios que se había imaginado eran erróneos, por que apenas el Cid tomo la valentía suficiente, le confeso sin rodeos que la amaba simplemente por su forma de ser, ella al saber que correspondía a sus sentimientos, se quito la máscara sin dudarlo, dejándolo conocer los bellos ojos violetas que poseía y bajo estos un pequeño lunar. Sin que ninguno de los dos lo imaginara terminaron cediencio ante sus deseos e impulsos, ahora el Santo de Capricornio embestía a la joven Amazona de Lira con mucha delicadeza, pero a la vez mucha pasión.

Le encantaba escuchar salir su nombre de los labios de su muchacha, gemidos, gritos y suspiros de placer podía dejarlos salir libremente nadie los escucharía...

Estaban en medio de una guerra pero no quería decir que no podía aprovechar al máximo lo que les quedara de vida. Una ultima embestida y el Cid dejo salir su esencia por fin, llenando de ese líquido blanquecino el interior Shirohana.

La Guerra acabo como ya todos la conocen, solo que con un pequeño detalle, a pesar de la muerte el Caballero Dorado de décima casa seguía custodiando a su amada Amazona de plata.

◆◆◆

Hola.

Dedicado a ToukaKaneki94 espero te haya gustado ^^

Extra

Alguno leyó, "Saint Seiya: Mi Caballero Oculto" otra de mis historias, si lo hicieron saben porque Atisa iba a la Arena de los Fantasmas, la quise traer del mas allá xD

Chau.

ScorpioNoMilo ✌

¿Yo? hermana de un Dorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora