Mafia, silver y un doncel [viktuuri]

Cap.6. Pacto entre Rusia y Japón

En algún lugar de Rusia se encontraba un joven bien plantado dirigiéndose al despacho de su padre y jefe.

Delante de la gran puerta de roble toco tres veces y espero su respuesta.

-Adelante-

Entró en el gran despacho decorado por los inmensos cuadros de el y sus padres y decoraciones de oro y diamante.

-Hijo que se te ofrece, como han ido las vacaciones- la voz era algo áspera.

-La mafia tailandesa ha aceptado el pacto de fidelidad pero a cambio le tenemos que otorgar protección- la voz era dulce pero con toques de frialdad.

-¿Algo más?- Preguntó revisando unos documentos.

-Si, me han dado una carta proveniente de Japón y el símbolo de la yakuza resalta en todo el sobre.-

-La yakuza- cogió la carta y la observó- impresionante-

-¿Crees que habrá un pacto de alianza?- pregunto el joven.

-Eso espero, si Japón se uniera a nosotros, nos volveríamos potentes. La yakuza es muy conocida en sus ganancias, expansiones y en las torturas. Ellos son una de las mafias más importantes del mundo incluso Diria que nos superan.- respondió

El mayor abrió la carta y la leyó, sus ojos se abrieron demasiado.

- ¿Qué ue pone? ¿Qué pasa? ¡¿padre?!- Alzó la voz ya mosqueado.

-Ellos piden una reunión...mañana- no creía lo que sus ojos observaban- ¿Qué quieren?-

-No lo se- el joven estaba preocupado.

-Mañana lo sabremos, Vitya avisa a todos que se preparen para mañana.

Por la mañana:

Narra Vitya:

Mi padre y yo estábamos en el jet dirección a Japón todavía no sabia que pasaba, porque la yakuza nos pedía.?

-Hijo dentro de media hora aterrizamos- me dijo, se notaba que el estaba preocupado.

-De acuerdo- le respondí tranquilo.

El jet aterrizo se notaba mucho que estábamos en Japón gente amable que te hace las cosas y aire puro, la limusina nos esperaba, nuestros guardaespaldas nos rodearon por si nos atacaban.

Una vez dentro nos preparamos para la reunion

Todavía pensaba en la carta, estaba tan sumido en mis pensamientos que no escuche los gritos de mi padre.

-Lo siento estaba pensando- me disculpé.

Bajamos de la limusina empezamos a caminar nuestros guardaespaldas se mantenían a distancia para así no llamar la atención.

Miraba por los alrededores, el paisaje era muy bonito pero algo llamo mi atención, un joven azabache, este iba con unos simples tejanos negros y una camisa de manga corta a cuadros, es sus delicados y pálidos brazos sujetaba un peluche de un cerdo.