Una masacre y un funeral

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Anna sacó su móvil y marcó un número.

-Taller de coches Wolfen, ¿dígame?-

-Hay un pelo de lobo en mi sopa-respondió.

La voz que había hablado se quedó callada y pasados unos segundos respondió otra.

-¿Qué desea?-

-¿Son agentes de Ariana Reptiel?, sé que andan buscando a Jack Van Blake, quiero dar una pista sobre su paradero-

-¿Sabe dónde está?¿Con quién hablo?-

-Preferiría no revelar mi identidad, pero sí, lo sé, estamos en la ciudad de Perfield, en Hudilia y sé donde se encontrará desayunando mañana por la mañana, en una cafetería del centro llamada Varita de Roble, id a por él y atraparlo, por favor-colgó.

-¿Anna, estás lista?-apareció Arturo-coge esto-le lanzó un pasamontañas-vamos a colarnos en la Mansión Sturl y no deben ver quiénes somos-

-De..de acuerdo...en seguida voy-se guardó su teléfono en el bolsillo-has hecho bien, Anna-se dijo para sí misma-Blake es alguien muy peligroso y problemático, no te sientas culpable-abandonó la habitación.

La nave donde viajaban Gevadan y Argent Silb recibió un mensaje.

-Contacta, a ver que quieren-ordenó el segundo.

-Señor, hemos recibido una información anónima acerca del paradero del hombre que buscamos-le informaron.

-¿Información anónima?¿Es fiable?-

-No lo sabemos con seguridad, estamos intentando rastrear la llamada-

-Ponedla-ordenó el hombre lobo a uno de sus hombres.

-Sí, señor-le dio al play y la escucharon.

-¿Hudilia?-se quedó pensativo Argent-está bastante lejos de aquí pero tenemos que comprobarlo-

-¿Y si es una trampa?-no lo tenía claro Gevadan.

-Ha dicho que estará mañana en una cafetería a la hora del desayuno, ¿organizarían una trampa en medio de tanta gente?, es un hombre que siempre quiere estar en el anonimato, iremos y mandaremos algunos hombres, si le vemos cerca, actuaremos-

-Está bien-aceptó.

-De acuerdo, pilotos, pongan rumbo a Perfield, debemos estar allí mañana por la mañana sin falta-les ordenó.

Mientras, la noche se había nublado y poco a poco comenzó a llover y con el tiempo se escucharon varios truenos, en la Mansión Sturl, a las afueras de la ciudad, algunos miembros de la banda estaban jugando al póker en el salón, otros bebían y charlaban en otra mesa cerca del televisor, donde tenían puesto fútbol, dos de ellos brindaban y reían.

-Al menos nos hemos librado de la chica que delató al jefe-

-Ya te digo, era su propia hija y contactó con nosotros para que la matáramos, hay que tener sangre fría para eso-

-Ella ha destruido parte de los negocios que al jefe le costó tanto construir, normal que estuviera cabreado-

-En fin, ¿quieres otra copa?-

-Sí, pónmela-le dio el vaso.

De repente las ventanas se abrieron de golpe y el agua, el frío y el viento comenzó a entrar.

-¿Qué ha sido eso?-se sobresaltaron.

-Hermano, ciérrala-le pidió uno de los que jugaba al póker a otro que era el que tenía la ventana más cerca, cuando este se levantó a hacerlo, cayó hacia atrás, tenía un profundo corte en el cuello, los demás al ver eso, se levantaron de sus asientos y sacaron sus armas, un rayo iluminó la habitación y tras él, cuando los presentes volvieron a recuperar la visión, allí de pie se encontraban dos personas, un hombre alto, de pelo largo y mirada fría vestido con una gabardina negra y alguien que llevaba una túnica con la capucha puesta y no se le veía bien la cara.

Crónicas MágicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora