CAPÍTULO 2 "ATRACCIÓN"

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Habían sido severamente regañados por el doctor; Ludwig había tenido que pasar al joven como si el fuese el padre de los menores para poder valerle el seguro, el regaño había sido obvio porque Jones jamás consulto en sus 8 meses y eso molesto al médico, además de la muy notoria desnutrición de este.

El hombre de ciencia les dijo que el parto seria pasado mañana y los programo para esa fecha, pues había varias personas esperando y tenía algo saturada la agenda, así que regresarían hasta ese día.

Ya estaban afuera caminando hacia el taller donde irían a buscar el auto de Beislmichdt, este se percató que Alfred iba algo cabizbajo, ansioso y por como jugaba sus manos nervioso.

-Ven es por aquí. ¿Estás nervioso porque ya van a nacer?- suponía que era aquello.

-Ah, sí, así es. Pero estoy preocupado, mis bebés no tiene nada que ponerse ¿Qué hare?, no tengo dinero ni para darles de comer. Ni si quiera he visto quienes van a adoptarlos-

Gruño el más alto y entro al taller dejando solo al extranjero, no tardo mucho y salió conduciendo su auto estacionándose justo en frente del rubio en cinta, le abrió la puerta y le indico pasar. Al estar ya dentro Ludwig suspiro tranquilo y hablo.

-Iremos a comprar ropa y cosas para los bebés ¿te parece?, te dije que te ayudaría y voy a cumplirlo al menos hasta que logres estabilizarte y decidas que hacer. Eso sí, estoy en completo desacuerdo que los des en adopción cuando se te nota que mueres de amor por ellos, no aceptare que te alejes de ellos-

-Señor Ludwig- hizo una pausa corta y sin poder aguantarse más abrazo fuerte al otro, ahora no se sentía tan perdido y agradeció al cielo en silencio por haber encontrado a ese hombre - Yo le debo mi vida y la de ellos, no sé cómo he de pagártelo todo, pero, ¿de dónde sacara el dinero?- levanto un poco la vista quedando cerca de su rostro.

Por su parte el alemán estaba tieso, tan estático por aquel abrazo que había hecho ruborizar su rostro, no alejo al joven, si no que le palmo su espalda y sonrió como pocas veces lo hacía –Pues tengo un dinero ahorrado, iba a ser para llevar a ex novia a Francia, pero como se fue pienso que ese dinero solveria bien el gasto de las cosas básicas de tus gemelos, ¿Qué piensas?-

Enternecido asintió, su alegría desbordaba en tan hermosa sonrisa, su forma ingenua de agradecerle fue dándole un beso en la mejilla para luego regresar a su asiento, el cual sobre salto de gran manera que se quedo viendo al futuro papá unos momentos, era adorable de cualquier forma que lo viera, por alguna razón se sentía bastante atraído por el aunque no lo admitiera –Coff coff… iré a una tienda de bebé- algo nervioso regreso su vista al frente, el rubor de Ludwig no cedía pero más que nada estaba acomplejado pues en nada le disgustaban esas muestras de afecto, al contrario, le estaban gustando mucho y le aterraba no poder vivir sin estas.

Después de un viaje relativamente largo a la tienda llegaron, bajaron y el mayor se dispuso a toma la mano de Alfred para que se sostuviera, pero el risueño hombre se adelanto y fue el primero en entrar a la tienda casi corriendo. Emocionado miraba todo, pues quería todo para sus nenes.

-¡Oh! Mira esto, ¡no! Mira este- exclamaba Jones cada que veía algo bonito, a lo que Beislmischdt se encargaba de asentir y preguntarle cual iba a llevarse. Alfred sonreía maravillado, escogía baberos parecidos de diferentes tonos, rojo y azul, de súper héroes, de conejo y gatito, de osito y perrito, pañales, biberones, gorritos y calcetines. El ya había escogido lo necesario para sus hijos y fue a la caja, donde al llegar miro una carriola, eso sí le seria de ayuda, pues tendría dos bebés y se ponía a pensar como iría a cargar a ambos. El otro rubio por su parte estaba algo desconcentrado pues la cara de Alfred sonriendo le había hecho pensar de más que ni se percataba de las damas coquetas a su alrededor, cuando al fin despertó se acerco a Jones el cual miraba atento una carriola negra y para dos bebés.

UNA CANCIÓN DE AMOR PARA EL MISERABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora