EPILOGO "Uno más"

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Después de un largo proceso con respecto a ese hombre que había causado tanto mal a Alfred durante dos años, al fin le habían dictado sentencia y ellos fecha a su boda.

Necesitaban casarse porque Ludwig quería reconocer ya a los niños y Alfred era extranjero y podían llevárselo de Alemania por que no era ciudadano Alemán.

Diez meses después de aquel incidente en el aeropuerto y después de tantos procesos legales y sanciones de Ludwig que tenía que pagar por haberle pegado a una mujer, sin contar su trabajo con ese chino enojon de jefe, al fin pudieron tener tiempo para ellos y su esperada unión legal.

Los había ayudado el abogado que Ludwig contrato la primera vez, este les ayudo a agilizar trámites para que pudieran casarse pronto.

En un recinto pequeño irían a contraer nupcias, estaban ya ahí la dulce pareja con ese par de mellizos grandes e hiperactivos, próximos a cumplir un año.

Vestían sus trajecitos negros, se veían de lo más hermosos.
Alfred había llegado con un traje blanco y un girasol en la mano, Ludwig ya lo esperaba parado en un pequeño altar vestido de negro, muy elegante y guapo.

Jones caminó hacia Ludwig, el mayor veía con amor a su pareja acercársele, le extendió una mano esperando a que le tomara la suya, pero Alfred se veía nervioso y hasta preocupado.

-Empecemos…- dijo el licenciado que en acto protocolario empezó a leer el acta.

-Espere…- comentó sorpresivamente el menor rubio deteniendo al licenciado - Ludwig hay algo que debo decirte y no sé si después de que sepas aun desees casarte conmigo-

Asombrado y con un semblante serio el germano pregunto - ¿Qué sucede?, dímelo- temía que Alfred no quisiera casarse con él.

-¿Recuerdas que esta semana lleve a los niños a vacunar?, pues también aproveche para hacer un análisis, me había sentido mal- sacó se su bolsa del pantalón una papel que fue desdoblando y se lo entrego a este.

-¿Y?..- cada vez se ponía más nervios, tomo la hoja y la leyó rápido sin prestar mucha atención - ¿Qué tienes?-

-Un bebé…- tocó su vientre y se sonrojo – Estoy embarazado, aun así ¿quieres casarte conmigo?-

Beilsmichdt tenía la boca abierta, las mejilla rojas y los ojos entre lágrimas –Estas esperando otro bebé-

-Sí, es nuestro-

-MEIN GOTT- se acercó a él rápido y lo abrazo levantándolo del suelo - ¡Un bebé!, ¡tendré otro hijo!-

-O hija…-

-Estoy feliz, te amo, este es el mejor regalo de bodas, claro que me caso contigo, tenía tres razones para hacerlo, ahora son cuatro- estaba sumamente feliz, lo tomo de la nuca y le beso los labios.

-Coff, coff…aún no han firmado- comento el licenciado.

-Cierto, disculpe, es que, seré papá- sin esperar más  se acercó a firmar el documento, así mismo al terminar Alfred lo hizo.

-Los declaro en unión matrimonial-

Sin esperar más volvieron a unir sus labios, los niños reían y se movían contentos, después de aquella vida miserable, al fin iban a tener una vida feliz.

UNA CANCIÓN DE AMOR PARA EL MISERABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora