CAPÍTULO 8 "DESTINO"

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(Parte 2)

-Eres tan sexy Jones, desde que te vi la primera vez quería tenerte a como diera lugar, ahora serás solo mío y de nadie más, tu cuerpo solo lo disfrutare yo, eres mío y solo mío jajajajaja- decía el hombre que se había apoderado de Alfred bajo amenazas, iba conduciendo su automóvil rumbo al aeropuerto, ahí tenia contactos, peces gordos que podían ayudarle a meter a Alfred en algún avión privado y enviarlo donde quisiera, problema en eso no tenia alguno.

Por su parte Alfred no podía calmar su llanto, haciendo que Ethan empezara a llorar quedito este descansaba en el lado derecho de él, Alger se mantenía dormido en su pierna y brazo izquierdo, arrullaba a sus bebés lamentándose la vida que les esperaba.

-¡Deja de llorar!, ahora que lleguemos al aeropuerto ¡dejas de llorar o te ira peor!-

-Si...-

-Me gusta cuando te obligo a estar conmigo...pero odio que llores, me enfada-

-Ya me calmo, ya lo hago- besaba las frentes de los bebés y miraba la ventana, su vida había sido desdichada y la felicidad solo pudo verla una vez con Ludwig, recordar y pensar que nunca volvería a ser abrazado por el le daba tristeza.

Mientras Alfred pensaba en Ludwig, él también lo hacia,  este aceleraba el auto para poder acercarse al vehículo donde estaban sus amores. Pensó que no debía enfrentar solo a ese hombre, pues podía ser un riesgo muy alto para Jones y los nenes. Sacó su teléfono móvil y llamó a la policía, contándole todo lo ocurrido y que necesitaba ayuda para su pareja e hijos que estaban indefensos. Dos patrullas salieron rumbo a la dirección dada con órdenes de aprehensión para el policía aquel y Felicia Vargas.

Al  llegar al recinto de aviones el americano fue obligado a descender del auto con sus hijos en brazos, tenia las mejillas rojas,  un semblante tan desolado, con dificultad cubrió a los niños con la única cobija que tenia, Alger se despertaba ya por hambre – Esperen un poco ¿si?-

Temeroso seguía las indicaciones de ese individuo que le había hecho daño.

Camino a un costado de este tal y como se lo pedía, llegaron a una oficina donde un hombre, que por su apariencia, era alguien importante. Enseguida se pusieron  hablar en voz baja haciéndolos pasar en la oficina, Alfred solo se limitaba  a ver a sus hijos pero ese oficinista se comía con la vista a ese rubio de belleza extrema.

Beislmichdt llego lo más pronto que pudo al aeropuerto, donde, al detenerse, salió a prisa sin esperar a los policías que le habían sugerido que guardara la calma, ¿pero que calma podía guardar? Entro al lugar y buscaba con la mirada esa cabellera rubia con aquel rulito que resaltaba curioso, pero nada, estaba perdiendo las esperanzas de volver a verlos.
Alfred intentaba calmar a los niños, pero tenían hambre y frio, así que Alger fue el primero en hacer reproches gritando fuerte y empezar un llanto por comida, mismo que fue seguido por su hermanito.

Entonces, como si fuera una señal de la vida, un peculiar sonido, el llanto de sus hijos que podía reconocer entre muchos, pues había convivido con ellos y les amaba por eso, le hizo voltear a ver una oficina que decía “Solo personal autorizado”, sonrió por el simple hecho de que esos pequeños que no eran suyos de sangre pero era como si fueran habían hecho recordarle la razón por la cual les amaba, corrió a ese lugar, alertando a seguridades que iban tras él.

El hombre que rentaba aviones privados les dijo que le siguieran para indicarle que avión iba a prestarle para que se fueran del país, a distancia, Ludwig pudo visualizarlos, sabía que estaba en lo correcto, ese llanto había sido de Ethan y Alger, se acercó a paso veloz, faltaba poco para recuperarlos, cuando de repente, fue detenido por un guardia de seguridad, alegando que, tenía un actitud sospechosa.

UNA CANCIÓN DE AMOR PARA EL MISERABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora