CAPÍTULO 4 "NUEVO AMOR"

305 37 27
                                    

-¿Qué haces aquí?, ¿estás bien Ludwig?- pregunto por cortesía la dama castaña, mientras acariciaba el hombro del rubio.

–Hace dos días te vi e iba a darte un aventón a tu trabajo ya que te vi en el paradero pero, noté que estabas molesto y no me acerque-

-Estoy muy bien, gracias, ahora necesito un doctor, discúlpame- la alejo y con su mirada buscaba al médico que ya se había retirado.

-¿Por qué necesitas un doctor?, ¿estás enfermo?-

-No es eso, necesito entrar al quirófano- se desesperaba, sabía que Alfred estaría muy asustado.

-¿Por qué? ¿Quién esta ahí?-

-Alfred, va a dar a luz a sus hijos- la miró, justo cuando ella le tomo del brazo.

-¿Alfred? ¿Es un amigo tuyo?, no sabía que tuvieras amigos homosexuales, ¿y el padre?, no me digas que eres tu jajajaja…-

Negó el alemán, ahora estaba atontado, desesperado por ir a ver a Alfred pero cautivado por esa mujer, de nuevo la tenía cerca y ella se veía tan linda y amigable como siempre –No, el es extranjero, no sabe muy bien de lo que pasa, y no sabe quién es el padre de sus gemelos, Felicia discúlpame, de verdad necesito estar a su lado, está asustado-

-¿Y quién no lo estaría al estar en un país extraño, dar a luz a dos bebés y sin saber quién es el padre?, ve Ludwig, ve con el joven, yo estaba aquí por que vine a ver a una amiga que también tuvo un bebé, te puedo esperar- lo dice por la pañalera – Quizás te vaya a ver luego, hay cosas de las que deseo hablar contigo-

Asintió el rubio mientras veía acercar a un médico y le pidió ayuda.

-Entonces, ahora regreso Ludwig….te quiero-  esta se le acerco y le dio un cálido beso en la mejilla cerca de su comisura labial para luego retirarse, sonriente.

Se distrajo unos segundos en ella, en esa cintura y caderas prominentes, una belleza, no por nada amaba.

En el quirófano Alfred veía la puerta todo el tiempo esperando verlo entrar, pero no llegaba, se angustiaba cada vez más, se sentía desesperado, solo veía que todo mundo le ponía cosas, le insertaba agujas, le introducían una en su espalda que dolió mucho pero le adormecía la cintura para abajo.

De tanto calvario que había pasado al fin la puerta se abrió y lo vio entrar  totalmente vestido de azul, no hizo más que sonreírle y extender su mano la cual tenía una catéter, pero no le importo, Ludwig no lo dejo solo y este le tomo la mano en su encuentro quedándose a un lado de él. La cirugía procedía, el doctor muy amable relataba todo lo que estaba haciéndole al joven, cosa que Alfred no entendía mucho pero se mantenía estable, miró a su protector, estaba pensando en las palabras que le dijo, si de verdad él sentía algo especial por su persona y que quizá si le daría una oportunidad pero eso sí, antes que nada estarían sus gemelos. Ludwig no le quitaba la vista a las manos de doctor que ya estaba sacando lo que parecía una cabeza con piernas, y al fin sacó una criaturita pequeña, blanca que se movía despacio, en cuanto fue entregado a una enfermera este empezó a llorar amargamente, pues había sido alejado de su hermanito y su madre. Sin tardar mucho ya el doctor había sacado al segundo que lloró al sentir la desprotección de su mamá al ser sacado.

-Felicidades, han tenido dos hermosos y sanos hijos varones- felicitó el médico que procedía a suturar la herida pero ambos rubios estaban atónitos a lo que escuchaban, un par de nenes llorando.

-Están sanos, están bien Ludwig, muchas gracias- cerro sus ojos y se puso a llorar, jamás imaginó en su vida que iba a poder tener a sus bebés.

UNA CANCIÓN DE AMOR PARA EL MISERABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora