Una noche más, fría y solitaria. Otra noche fría y solitaria en aquella gigantesca mansión qué desprendía tristeza, frialdad y soledad. Había pasado toda la noche durmiendo entre llantos, enrollada sobre mi propio cuerpo cómo un feto en el vientre de su madre, pero a mi diferencia, yo no tenía un amor qué me brindara una mínima pizca de calor.
Soñaba con aquellos gritos, aquellos lamentos y aquellos llantos. Había estado encerrada en el cuarto mientras Jack simplemente me ignoraba y ante cada caricia qué quería brindarle, él simplemente me alejaba con aquella frialdad qué desprendía de su ser. A veces, me preguntaba por horas las razones de porqué la vida lo había hecho tan miserable, tan asquerosamente frío y distante. Tan destructivo y despreciable cómo lo era.
Había estado gritándome por un largo rato, sólo por una maldito error qué ni yo sabía qué había cometido aquella noche. Aquel ambiente qué creí recuperar, aquel Jack dulce y cariñoso qué acariciaba mi mejilla con sus delgados nudillos volvió a destruirme y desmoronarme completamente en un sin fin de burradas.
—¡Jack! ¿Estás aquí?—Me notaba emocionada. Mi día había sido horriblemente largo y cansador, hacía un frío qué podía congelar cada parte de mi ser y lo único qué esperaba en ese momento eran aquellos delgados brazos rodear mi cuerpo para darme un poco de calor.
Se encontraba sentado, cómo siempre, en aquella barra a espaldas a la entrada. No había siquiera movido alguna parte de sí. Era cómo si fuese una estatua estancada en la barra, ni siquiera podía notar el movimiento de su respiración.
Podía notar un frío salir de él, sabía qué algo pasaba, sabía qué algo no iba bien y qué ésta noche no sería la última. Dejé mis cosas sobre el enorme sofá blanco de cuerina qué parecía casi puro e intacto. Tanto cómo la mismísima nieve fría...
—Te he extrañado mucho, mi Skelleton.—Una risita dulce se escapó de mí al decir aquello. Mis brazos se apoyaron sobre sus hombros, abrazándolo suavemente desde atrás mientras mis labios se depositaban en su delgado y marcado rostro un tierno y casto beso. Estaba sudado, muy sudado y sus ojeras se habían marcado perfectamente en una curva negra. Pude oírlo tragar saliva y con indiferencia, dándole un nuevo sorbo a aquella bebida qué yo había comprado.—¡Jack Daniels! ¡Mi favorito!—Aún abrazándole y de una manera exaltada, intenté tomar su vaso de Whisky el cuál él alejó de mí rápidamente, empujándome con su codo de una forma qué me había hecho doler.—Jack, eso dolió...
—¿Y tú crees qué a mi me importa algo si te dolió o no? ¿No ves lo mucho qué juego contigo y no te das cuenta? Soy yo quién está al mando. Déjame en paz, qué no vales para una mierda.—Respondió mi queja parándose de su lugar. Su voz no decía nada. Ni odio, ni desprecio, ni tristeza, ni nada. No había un sentimiento en aquella voz. Era fría y ronca, cómo si fuese algo común para él.
—Jack, ¿qué pasa? ¿Por qué dices esas cosas horribles? Yo sé qué no es así...—Intentaba ser calma, serena. Estar tranquila y poder solucionar aquello era lo único qué me quedaba. Mis manos se acercaron hacia su rostro y en un intento de pasar la yema de mis pulgares por aquella barba qué apenas se hacía notoria, él corrió su rostro sin siquiera poder mantener su vista fija en mí.
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THE REASON IS YOU. [ SYNYSTER GATES ]
FanfictionEl río de la vida tiene una marea muy fuerte, una corriente que te arrastra a algo por alguna razón. Pero, ¿cuál sería la razón para que éste río sabio llevara a dos vidas opuestas con un mismo dolor a encontrarse? ¿Podrán salvarse? Muchos dicen...