Capítulo 5: ''Un ángel entre la muchedumbre''.

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Me sentía cansado, cada día más cansado. Mi cuerpo pesaba nuevamente, era cómo si aquella putrefacción qué me llenaba hubiese vuelto a mi cuerpo. Para ser sincero, quería seguir durmiendo. La cama estaba demasiado cómoda cómo para levantarme. Mi torso desnudo se encontraba al lado del de Michelle, quién estaba sin alguna ropa puesta. Su rostro encajaba perfectamente en aquella almohada; otro nuevo amanecer cómo los antiguos. Mis labios se posaron suavemente sobre los de ella, intentando encontrar aquella magia qué en poco tiempo había desaparecido pero ella simplemente retorció su rostro entre las mantas.


Un suspiro salió de mí cuando tuve qué alejarme de aquella cómoda almohada. Mi cabello estaba revuelto, mi espalda arañada y todo me dolía. Me quedé sentado por unos arduos y extensos minutos mirando aquella ventana qué daba a la increíble playa de Huntington Beach. Me encontraba de piernas abiertas, cubriéndome aquello con la manta. Mi codo se apoyaba en mi rodilla, colgando mi mano mientras qué con mi dedo índice de mano contraria cubría mi boca, sosteniendo mi barbilla con mi pulgar. Mi mirada estaba perdida en aquella vista, pensando una y otra vez en lo qué Jimmy me había pedido en aquel lugar tan hermoso lleno de increíbles recuerdos.


''...hay algo qué debes hacer, pero tienes qué descubrirlo por ti mismo. Es algo de lo qué yo estuve pendiente toda mi vida y nunca pude conseguir. En realidad es algo qué todo hombre desea pero casi nunca obtiene y tú quiero qué lo hagas por mí.'' Aquello rondaba en mi cabeza todo el tiempo. ¿Qué debía hacer? ¿Había algo qué lograr o encontrar? No lo sabía, pero de lo qué estaba seguro era qué había vuelto a tomar el camino equivocado nuevamente, qué había vuelto a cometer el mismo error de hace más de diez años atrás.


Continuaba perdido entre los sonidos de las olas y el increíble sol radiante qué se hacía presente en aquella enorme habitación. Tomé mi ropa interior qué se encontraba en el suelo y parándome de forma rápida antes de sentir qué la curiosidad me mataría, decidí vestirme.

Cuando dispuse a ir al baño mi propio reflejo me detuvo. Podía ver mi rostro arruinado nuevamente frente a aquel enorme espejo qué ocupaba la mitad de la pared y podía reflejarse el cuerpo en descanso de Michelle. Volteé mi vista al verla dormir ante aquellas horas de la mañana. Se veía tranquila, se veía cómo antes. Dormía de una manera qué podía envidiar, cómo si sus demonios estuviesen descansando en su cabeza mientras los míos estaban en un constante trabajo de destruirme desde dentro.




Mi reflejo volvió a mostrarme lo qué era; un hombre devastado con un rostro pálido y delgado el cuál mostraba su cansancio en aquellos lamparones negros qué rodeaban sus ojos. Su cabello era revuelto y largo, tanto qué el mismo hombre qué veía allí parecía acordarse de sus viejos tiempos a sus apenas veinte años de edad. Pero había un problema, uno qué no me agradaba en lo más mínimo; aquel hombre, era yo.

Me alejé de aquella figura qué hasta podía llegar a darme vergüenza junto con una muda de ropa en brazos. Mis pasos eran pesados y caminaba con suma pereza, cómo sí caminar fuese un trabajo. El sueño me invadía, mis ojos apenas se podían mantener abiertos y las ganas de saltar nuevamente a la cama no me faltaban. Sentía el calor aún en mi piel qué a los minutos hizo un gran contraste con el agua fría de la ducha. Allí me encontraba, bañándome tranquilamente un sábado por la mañana. Pasaba mis manos por mi cabello dejando éstas en mi nuca pensando en Jimmy, en aquel encuentro en ese lugar qué tanto amábamos pasar juntos tomando cualquier tipo de mierda qué tuviéramos o consiguiéramos.

THE REASON IS YOU. [ SYNYSTER GATES ]Where stories live. Discover now