THE REASON IS YOU. [ SYNYSTER GATES ]

Capítulo 1: "Mi nombre es...''

Nací en Huntington Beach, California. Me crié en una familia de músicos y surfistas. No creo que deba presentarme, ya saben quien soy. Brian Elwin Haner Jr, o mejor conocido como ''Synyster Gates'', guitarrista líder de una de las más reconocidas bandas nuevas del Heavy Metal; Avenged Sevenfold. Sinceramente a la gente le importa una mierda si eres una persona o no, con simplemente ser famoso y talentoso con mucho dinero les basta para conocerte. Si eres joven y tienes tatuajes bienvenido, ya no necesitas una presentación a tu persona, a la gente sinceramente no le importa realmente quien eres. Pero en fin, esa banda marcó algo para mí y para estos cinco capullos.

Esa banda es mi vida, la música simplemente lo es. Siempre que estaba triste, que algo pasaba, la música siempre estaba allí para mí. Desde que tengo un uso de razón, una guitarra o un piano siempre estuvieron haciéndome una compañía bestial, una compañía que no podría describir. Era mi camino de salvación cuando más perdido me sentía. Tal y como me sentía. Solo y sin un rumbo. Nadie quien me comprendiera, solo aunque tuviera todas las manos del jodido planeta a mi disposición. Los fans, mis mejores amigos que apenas eran 4. Nadie podía entenderme, nadie podía ponerse en mi lugar o sentir como lentamente me iba pudriendo desde un interior que quizá ya ni siquiera existía de lo muerto que estaba. 2009 fue un año que marcó un antes y un después en mi vida.

Mi mejor amigo, Jimmy. Murió el 28 de diciembre del año 2009. Él era mi doble, mi otro yo. Mi mitad, mi hermano, mi mejor amigo. Sabía que algo mal ocurría con él, pero él era un tipo loco, que nada le importaba. Hasta el día de hoy, el remordimiento de que debí hacer algo sigue presente en mí. Puedo contar miles de anécdotas que tengo con ese hijo de puta. Aún recuerdo lo devastado que estaba, y no solo yo. Matt, Zacky, Johnny. No teníamos fuerzas para continuar por él fue quien nos trajo hasta donde estamos, y él era la fuente de que esa banda de cuatro niñatos siguiera de pie.

Cada día era una condena para mí. Si bien no lo lloraba, simplemente esa emoción recorría mi cuerpo, esa angustia de no tenerlo conmigo. Si, todos perdemos a alguien en nuestra vida, pero yo había perdido un rumbo por hacerlo todo por mi hermano. Promesas estúpidas, muy estúpidas. Cada día era un remordimiento nuevo, un amargo sabor que debía tragar a la fuerza, porque eso era lo que me había tocado y eso era lo que yo me merecía. Quizá fue traición, quizá no, pero debía pagarlo y más por todas las cosas que había comenzado a hacer en mi vida. El alcohol, las drogas, la depresión, hasta mujeres que no conocía pero aún así seguía fiel a su promesa, a esa estúpida promesa. Fue como firmar un contrato con el mismísimo diablo, con satanás. Fue como llevar a dos demonios sobre mis hombros a mi corta edad de 28-29 años. Esos demonios que al precio de la felicidad de un alma que había partido de éste mundo, debía seguir cada vicio, cada mierda que se me cruzara para poder pudrirme cada hora, minuto, segundo más. Para cometer los mayores errores de mi vida, para depender de mi vida en una botella o en una píldora.

Quizá fui muy idiota. Si, lo fuí, y fuí un ciego. En ese momento me encontraba en pareja hace ya bastante tiempo con quien yo consideraba ''el amor de mi vida'': Michelle. Una rubia delgada de piernas largas quién recordaba desde la juventud. Juntos por casi 10 años desde que teníamos al rededor de unos 20 años. Podía ser un poco tonta, pero la tenía para mí, y eso me gustaba. Quizá era dulce y quizá, estuvo conmigo desde mis inicios en una banda que siempre creí que fracasaría. Yo y mi lado positivo. La amaba, por alguna razón. Simplemente por el motivo de que era una chica que cuando empecé a ser famoso, se acercó a la banda. Bendito idiota y mi mente adolescente. La quería para mí por ser la única chica y, aunque fuese ''tonta'' para todos, para mí era con quien me divertía y quien creía amar.