Capitulo 70.🌻

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Cuando la vi apoyada contra los casilleros, mordiéndose con impaciencia las uñas, suspiré aliviada.

Cuando llegué a su lado, dejé caer al suelo todos los libros de Erika, sin importarme que se desordenaran las hojas. Tiré de mi amiga y me abracé a ella, necesitando consuelo.

Le llevó unos segundos en componerse del aturdimiento y entonces me devolvió el abrazo.

—¿Qué ha pasado? —preguntó rápidamente.

Di un quejido y negué con la cabeza.
—Te lo contaré en el coche. —No podía contarle nada estando todavía en el instituto, de ahora en adelante no tomaré más riesgos.

Ella asintió, frunciendo el ceño y mirándome con preocupación mientras se agachaba para recoger los libros del suelo.

—¿Por qué tienes los libros de Erika? —preguntó, frunciendo el ceño al libro de historia que mantenía en su mano y que llevaba el nombre escrito en la portada.

—Amy, hablaremos de ello en el coche —dije con un gemido, cerrando mis ojos deseando despertar y que todo esto fuese una horrible pesadilla. Ella asintió y nos dirigimos en silencio a su coche. Apenas me encontraba dentro del coche cuando ella se dio la vuelta hacía mí, queriendo obviamente una explicación.

Descansé mi cabeza en mis manos.
—Mientras que estaba con Justin en el aula, Erika entró —expliqué, odiándome de nuevo por haber llevado esa estúpida falda y alentarlo. ¿Por qué no le frené? ¿Antes de dejarnos llevar, por qué ninguno de los dos pensó en cerrar la puerta con llave? ¡Todo hubiese salido bien, si nos hubiésemos calmado un poco y separado el tiempo suficiente para cerrar la maldita puerta con llave!

Amy me miró con los ojos de par en par.
—¿Qué es lo que estaban haciendo? —preguntó ella, su voz apenas superior a un susurro.

Gemí de nuevo. ¡Oh Dios, esto es tan malo! ¿Dónde estaba el gran agujero en donde meterme cuando lo necesitaba?

—A punto de hacerlo —admití.

Ella dio un grito ahogado. —Mierda, Selena. ¿Qué vas a hacer ahora? ¡Ambos van a tener muchos problemas! —Gritó, mirándome honorificada. Vas a ser expulsada y a él lo van a despedir... y, oh Dios mío, ¿y si lo mandan a la cárcel?

Negué con la cabeza; jamás permitiría que sucediese. Si todo saliera a la luz diría que fui yo quien le besó y que el correspondió, ninguno de nosotros admitiríamos nada más que un beso. Lo más que podría pasar es que le despidieran.
Nunca permitiría que fuese a la cárcel por mi culpa, jamás.

—He hecho algo verdaderamente estúpido —dije quejosa, moviendo mi cabeza incrédula por el acuerdo sin fin que llegué con Erika.

—¿Qué? —preguntó Amy, agarrando mi mano apretándola con dulzura.

—He hecho un trato con el demonio.

Nos condujo a casa a paso de tortuga, pero sinceramente estaba agradecida de que no condujese demasiado rápido, ya que apenas miraba la carretera. Le conté todo. Justin y yo metiéndonos mano sobre la mesa, que Erika entró cuando estaba casi sin camisa, le conté sobre los tratos y acuerdos que hice con ella. Durante todo el rato ella siguió conduciendo, mirándome con la boca abierta, conmocionada e incrédula.

Cuando aparcamos frente a mi casa, ella de pronto se volvió hacia mí. —¡Maldita sea, odio a Erika, maldita Dennison! ¿Sabes lo que deberíamos hacer? ¡Deberíamos ir a su casa y secuestrar su gato y mandarle pequeñas notas de rescate! —Refunfuño ella, dando con su mano un golpe sobre el volante.

Me reí de su disparatado plan. —¿Es que tiene un gato? —pregunté, moviendo la cabeza.

Amy frunció el ceño. —No lo sé —Reconoció ella—. Bien, podríamos encontrar algo de ella para pedir rescate. ¿Quizá podríamos robar su teléfono móvil y enviar un montón de textos malintencionados a sus amigos?

• Amor Verdadero • ❤️  |Jelena| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora