11. Intimidación

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Una descarga eléctrica invadió de inmediato todo el cuerpo de James, había estado teniendo sexo con la secretaria del prometido de Lily, pero, después de tener a su hermana así, con esa sensación incrementándose, era como si hubiese permanecido célibe por mucho más tiempo del que lo hizo, su hermana era la única en lograr alterarlo de esa forma ¿por qué?

—James –murmuró Lily, cuando la guió hasta la cama individual del pequeño lugar, mientras estrujaba sus pechos de manera suave y sus labios estaban recordando cómo era besar la suave piel de su hermana.

—Lily –murmuró alejándose del cuello de la pelirroja, su mirada era intensa –sólo una vez más –pidió –déjame estar contigo una vez más, por favor –suplicó.

—Eres mi hermano –repitió sus palabras hiriéndolo.

—Tienes razón –se alejó afectado, observándola sobre la cama, tan hermosa y delicada.

—Puedo usar un hechizo y ser rubia si eso te quita las ganas –se burló.

—No es gracioso –contestó.

—Por supuesto que no lo es –admitió poniéndose de pie –además, ahora sabes lo que se siente querer estar al menos una última vez con alguien y que ese alguien, te golpee la cara con lo que son, hermanos.

—Lo lamento –murmuró.

—Claro que lo lamentas, porque estás muriéndote de deseo ¿no es así? –sonrió –lo reconozco, James, sé cómo es, como los afecta a ustedes, he visto a muchos viéndome de la misma manera que tú, pero no soy un objeto, soy una mujer que decide quién puede tocarla, y sobre todo, quien puede ponérsela dentro.

James retrocedió con la vista a otro lado, a veces no se comprendía, ni sus acciones, ni sus palabras, ni siquiera sus sentimientos, pasaba la mayor parte del tiempo tratando de engañar a los demás, sobre lo que sentía por Lily, que en un momento, creyó que la mejor forma de hacer que los demás le creyeran, era que el mismo pensara que era cierto lo que decía.

Ahora tenía a Lily con él, y no iba a soportar tenerla sin tocarla, sin besarla.

—Bien –fue hasta él –ayuda un poco –se giró dejándole ver una larga tira de cierre, con un par de broches –James –informó.

—Claro –murmuró, iba a ponerse de pie, pero la chica se sentó en su regazo, mientras sujetaba su larga cabellera para que no estorbara en el proceso.

—Veo que lo disfrutas –gruñó.

—Torturarte, por supuesto –soltó una risita inocente –ya te lo dije –se quedó ahí son moverse –yo decido quien me toca, en qué forma lo hace y cuándo lo hace –informó –y ¿sabes por qué lo hago? –su hermano negó –porque puedo, y tengo el prestigio de mi padre como dos hermosas alas blancas pegadas a la espalda ¿qué haría papá si le dijera que un tipo, me tocó de formas poco decentes? –Observó a James sobre su hombro –exactamente, buen chico –giró un poco y sin advertencia alguna, le otorgó un beso un tanto apresurado.

Lily se alejó de él tan pronto como su mano se movió para sujetarla de la mejilla, para apresurar el beso, lo torturaba y lo disfrutaba; dejó que el vestido cayera a sus pies, se inclinó a recogerlo dándole una vista exquisita a su hermano que sólo pudo tragar saliva de una forma poco discreta, la pelirroja pensó en todo, porque al llevar su cabello al frente para permitirle bajar el zipper dejó que él viera su figura en bragas y su espalda pecosa y pálida desnuda.

Hurgó en las bolsas sobre la pequeña mesa y se colocó unos jeans, y una playera un poco suelta, se giró hasta él y sonrió traviesa, no se molestó en ocultar la erección que todo eso le provocó.

Una Lily Para James || James S. P x Lily L. P.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora