Capítulo X.

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Roman.

-¿Cómo esta ella?-Preguntó Roman desesperadamente, entrando a la habitación que el Hada Madrina había designado para Cinder, con su atuendo hecho jirones y su frente sangrando a causa de un profundo golpe.

-Vivirá.-Dijo con una pequeña sonrisa. Roman soltó un pequeño suspiro de alivio y acompaño la sonrisa.-Pero tengo que encargarme de ti lo antes posible. Porque, sino, tú serás quien muera aquí.-La alegría de tener a Cinder cerca y recuperándose otra vez superaba cualquier otra tristeza que en ese momento pudiese tener, incluso la sensación de estar muriendo no le afectaba tanto gracias al bienestar de Cinderella.

-De acuerdo.-Le respondió, y, antes de ponerse al cuidado del Hada, escuchó un susurro débil. Un susurro que provenía de los labios de Cinder y que repetía una y otra vez.

-Rom...an.-El corazón del aludido dio un salto al oír su nombre en labios de su amiga. ¿Realmente había pronunciado lo que él había escuchado o era solo un engaño de la mente? El muchacho la observo con ojos curiosos, y más aún cuando notó que comenzaba a despertarse. Se sentó junto a Cinder, en la cama que la mentora de la castaña había reservado para ella, y se mantuvó esperando a que despierte por completo.

-Bien, creo que los dejaré solos por un rato.-Dijo el Hada Madrina, notando que estaba de más en aquel lugar y caminando hacia la salida de la habitación.

Roman posó su vista en Cinder y comenzó a ver los pequeños moretones y cicatrices que la pelea le había dejado.

-Realmente eres valiente, Cinderella.-Susurró, acomodándole un mechón de cabello castaño atrás de la oreja. Luego, le dio un pequeño besito en la frente. La chica debió de haber notado que algo inusual había pasado, según parecía, ya que, al instante, despertó completamente.-Hola, Cindy.-Saludó Roman, con una pequeña sonrisa en los labios.

(…)

-¿Cómo está ella?-Preguntó el Hada, cuando vio que Roman salió de la habitación de la chica

-Mejorando. Me dijo que no le duelen mucho sus heridas y que me vaya a desacansar.-Respondió el chico, con una sonrisa muy diferente a las que había formado últimamente, a pesar de estar adolorido de pies a cabeza.

-Esa chica te encanta.-Comentó la anciana, para ganarse una mirada reprochante del chico. El Hada sonrió débilmente.-No me mires así, sabes que es verdad.

Él rodó los ojos.

-Mira, hablando de Cinderella, tienes que saber que debes tener cuidado con ella. Especialmente ahora que ella está débil.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Está en peligro, querido. Al igual que tú. Aquel demonio con el que te enfrentaste no se ha ido. Sigue vivo. Débil y moribundo como la última vez. Pero vivo al fin y al cabo.-Mientras hablaba, la anciana iba bajando la voz a tal punto que Roman tuvo que acercarse para oír más.

-¿Cómo?

-No lo mataste, Roman. Lo debilitaste. Y él ahora está buscando venganza contra ti. No dudo que irá a por Ella primero para comenzar con tu destrucción.

-¿Mi destrucción? No entiendo, Hada Madrina. Explíquemelo, por favor.

-William está vivo, Roman. Y quiere ver tu destrucción. Él está sediento de venganza y no se detendra hasta conseguirla.

My Little Ella #ConcursoEUVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora