Capítulo 6: Peleas.

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-¡Cierra la maldita boca y escúchame! -Digo repleta de furia.
-¡Deja de gritar! Me aturdes. - Dice Athan fastidiado.
-Esto no está funcionando. -Replico.
-¡No me digas! -Dice sarcástico.
No había tenido la oportunidad de convivir con Athan tanto tiempo, (bueno han pasado solo dos horas) y la situación es como asquerosa e incómoda. Es demasiado desesperante tenerlo tan cerca.  Tiene mucha fuerza física y obviamente quiere aplicar los métodos de fútbol que él sabe pero no son los correctos.
Dimos 20 vueltas a la pista, estiramos, calentamos y seguimos corriendo. Es tan aburrido.
-Tengo una idea, es más como un trato, pero...
-Sólo dilo Gia.
-Esta semana entrenaremos a tu aburrida manera y la otra lo haremos a mi forma, ¿de acuerdo?.
Se queda en silencio un minuto y puedo ver su mandíbula apretarse, está pensándolo eso es un avance.         Sigo mirándolo, aún tiene amoratado el pómulo. ¿Porque demonios será tan arrogante?. Es muy atractivo físicamente a pesar de los golpes que le he propinado. Me mira fijamente, se ha dado cuenta de que lo estoy examinando.
  Sonríe mostrando su perfecta dentadura. ¡Vaya!.
-Acepto.
-¿Haz durado todo este tiempo solo pensando en eso? -Digo espantada.
-No. -Dice recuperando la seriedad.
-Sabes que te odio ¿no?. Yo no escogí esto y lamento tener que trabajar contigo, pero es lo que hay. -Digo, limpiándome el sudor de la frente.
-Me satisface saber que el sentimiento es recíproco.
-Bueno ahora me largo de aquí. Hasta mañana.
-No hemos terminado. -Dice Athan con voz fría mientras me sujeta la muñeca.
-¡Suéltame! -Espeto.
-Ésta es mi aburrida manera de  entrenar ¡ven aquí!
    Y entonces todo sucede rápidamente.  Me toma en brazos como si fuera una niña pequeña y me lleva hasta un extremo de la cancha. En ningún momento dejo de patalear y gritar. Solo mi madre me llevaba entre sus brazos de esa forma y el sentimiento me hace rabiar muchísimo más, (él no tiene derecho a hacerme esto, quizás debí  pensar antes de golpearlo, es obvio que quiere venganza). Casi logro sentir como mi cara se humedece, ¿Por qué demonios no me suelta?, esto es horrible. Y como si me hubiera escuchado pensarlo:  caigo sentada en la gramilla de la cancha con lágrimas acariciándome el rostro, las seco con el dorso y me pongo en pie. Athan me mira un poco abrumado pero se recupera. Me empuja fuerte y vuelvo a caer, esta vez de rodillas.
-¿Que te sucede?, ¿Se suponía que íbamos a seguir entrenando?, estás siendo grosero. -Digo, sintiendo ese familiar dolor de cabeza.
   No por favor Athan, suplico internamente.
-¡Vamos a ver!, Voy a hacerte enojar y vamos a pelear. Si me golpeas, yo también lo haré.
-Me duele la cabeza, quiero irme. -Digo en un hilo de voz. No quiero sonar débil pero la vista se me está nublando.
Me prometiste que no volverías a pelear contra nadie.
-¡Oh vamos! Aún me das asco, eres patética y débil. -Dice sonriendo con malicia.
-Mala elección de palabras. -Mi voz suena siniestra, me he recuperado.
  Lo lamento, pero hay promesas que no se logran cumplir.
Me pongo en pie y lo pateo en la boca del estómago. Se dobla hacia atrás de dolor, me mira con enfado y sorpresa. Te lo dije Athan ahora no podré parar. Le toma un minuto reponerse y me lanzo sobre él derribándolo. Me aparta, y se levanta. Me patea las costillas. Es un dolor punzante pero no como el de mi cabeza. Toma mis brazos y me tira de nuevo al suelo. Diablos me está dando una paliza.
-¡DAS LÁSTIMA! -Grita.- Te mereces esto y más, heriste mi orgullo y me las vas a pagar.
-¿Es todo lo que tienes? -Digo sonriendo.
Lo tomo del cuello de la camisa y su cabeza termina estrellándose en mi rodilla. Cae al suelo. Veo la sangre correr por sus labios, esto es exquisito. Camino hasta él y mi puño conecta su mentón y cuento: una, dos y tres veces. Estoy exhausta y mareada. Pero el maldito es un obstinado y se pone en pie.
Cuando creo que estoy teniendo el control de todo, el me toma de los codos y aprieta el agarre, intento safarme  pero ya estoy cansada. Él  tira mi cuerpo con tanta fuerza que mi cabeza se estrella contra uno de los marcos de la cancha y duele muchísimo. Todo se está tornando muy oscuro. Esto sólo significa una cosa: perdí.
-¡Dios que hice! -Oigo la voz de Athan antes de quedar inconsciente.
                        ************
-¡ERES UN MALDITO MARICÓN, ¡LA GOLPEASTE! ¡MIRA COMO ESTÁ! ¡SÍ LE PASA ALGO TE MATO! ¡LO JURO! -Grita Luka.
-¿Qué mierdas pasó Athan? - Dice Nill con voz preocupada.
-No voy a perdonártela. -Dice Elian sosteniendo a Luka de los brazos para que no golpee a Athan.
-¡Idiota! -Dice Didia llorando en los brazos de Nill.
-¿Dime que sucedió? -Dice Cannelle mientras le cura las heridas a Athan que está sentado haciendo muecas de dolor.
-Yo estaba enojado, ella me dijo que me odiaba y que era aburrido, ni siquiera me conoce.          Yo la arrastré hasta el marco de la cancha y le dije que...
-¿Luka?, no te desharás de mi tan fácil. ¡Ven!. -Digo con voz adormilada.
Estoy intentando sentarme. ¡Oh mierda! Mala idea, duele, duele, duele.
Todos me observan, Athan está ¿triste?, mentiroso. Luka se suelta de Elian y se sienta junto a mi.
   Toma mi cara entre sus manos, me mira preocupado y enojado. Suavemente deposita un beso en mi frente. Sonrío con dolor.
-Me asustaste, ¡toma! -Dice y me ofrece dos pastillas y un vaso de agua.
-Gracias. -Digo mientras me siento.
Luka coloca una almohada detrás de mi y me abraza.
-Continúa. -Dice Elian mirando fijamente a Athan.
-Él solo me cargó hasta el centro de la cancha y me dejó caer, me tropecé y volví a caer. Luego Athan empezó a lanzarme la pelota y me dió en las costillas. Entonces me enojé y lo golpeé fuerte hasta cansarme. Él se enfureció y me lanzó la pelota una última vez con tanta fuerza que me golpeó en la cabeza y como no había comido en todo el día me desmayé. -Sonrío  amargamente hacia él al terminar con mi mentira.
-Sí eso pasó. - Dice con un poco de sorpresa en su mirada.
-No te creo nada. -Dice Luka en mi oído.
-Me voy a mi cuarto ahora ya me siento mejor. Comeré dentro de un rato, necesito dormir. Hoy corrí demasiado. -Beso la mejilla de Luka, el cual se sonroja ligeramente.
Intento caminar con toda la naturalidad que logro reunir. Athan me rompió una costilla estoy segura.
Una vez que estoy duchada, llego a mi cuarto y observo mi cara espantosamente roja en el espejo. Mi costado, está poniéndose morado y no es buena señal. Saco la venda rosa y la pomada, tengo las rodillas raspadas,  la pierna me duele y ni hablar de mi cabeza. Mañana me sentiré peor.
  Estoy  intentando respirar lento para ponerme la venda. Escucho pasos y veo como la puerta del cuarto se abre y entra Athan.
   Se queda mirándome, solo estoy en ropa interior. Coloca su mirada en mis costillas y en la venda. Sin decir una solo palabra se acerca a mi y toca la zona adolorida. Suelto un quejido casi imperceptible y me mira horrorizado, arrepentido o no sé.
-Te duele. -Dice en un susurro, sin quitarme la mirada. No me lo está preguntando, lo está afirmando.
-No me toques. -Digo alarmada.
-Voy a ayudarte.
-Puedo sola.
-¿Por qué mentiste por mi?.
-No lo sé. Es cuestión de orgullo, no quiero que nadie sepa que me patearon el trasero en una pelea.
-Hablo en serio.
-Yo también.
-Estás loca si crees que voy a disculparme.
-No te pedí que lo hicieras.
-¿Qué quieres de mi? -Dice.
-Que te fueras a la mierda, ¿sería mucho pedir? -Digo sarcástica.
-Déjame ponerte eso. -Dice sonriendo por mi comentario.
-¿Estás sonriendo Athan?.
-No. -Dice viéndome a los ojos con un extraño brillo.
-Bueno. -Sofoco una carcajada, que termina ardiendo en mi costado.
Mi mueca de dolor lo alerta y me toma por la cintura.
-Está fracturada. -Digo.
Su mano es cálida y suave. Siento un ligero escalofrío recorrerme la columna.
-Mierda. ¿Cómo lo sabes?.
-Me he roto partes del cuerpo antes y este dolor ni siquiera se asemeja, es más que soportable.¡Soy una suertuda!, solo dame la venda y vete. -Digo y alejo mi cuerpo de su mano.
-Yo no quería...
-¡Vete!
      Frunce el ceño, pero sin quitar su mano de mi cintura me acerca a él, toma la pomada y me la coloca en el costado de una manera delicada. Al terminar pone la venda. Una de mis lágrimas cae en su mano, duele demasiado no puedo respirar. Sube la mirada hasta mis ojos. Me limpio la cara y sonrío un poco. Él luce mucho peor que yo.
-¿Estás bien? -Pregunto.
-Sí. -Dice sin quitarme la mano de donde la tenía.
-¡Hey! -Tomo su mano y le indico que se siente en mi cama.
Me giro y soy consciente de que ya ha visto tres de los cuatro tatuajes que tengo. Me pongo un short. Con dificultad pero lo logro sin hacer muecas de dolor, porque él no ha parado de mirarme. No pregunta sobre mis tatuajes, ni sobre las cicatrices. Su silencio es embriagante, halagador y casi me hace sentir libre.
-Me siento como un maldito. - Dice sin dejar de mirarme mientras camino hacia él.
-Eres un maldito. -Digo haciendo una mueca de enojo.
   Aquí vamos.
-Yo solo... solo quería vengarme por lo que me hiciste, demonios nunca nadie me había golpeado, ni siquiera mis padres. Estoy enfadado porque no me respetas, ni te da miedo decirme lo que piensas tal y como lo haces.
-Ya me golpeaste espero que, sea suficiente para ti. -Digo sin alejarme del él.
-No me culpes.
-No lo estoy haciendo, deja de alucinar.
-Eres frustrante.
-¿Te doy asco de verdad? -Mi cambio de tema lo pone alerta de inmediato.
-No, lo dije porque estaba malditamente enojado y porque eso te lastima puedo verlo.
-¿Crees que soy débil? -Sigo preguntando.
-Sí.
-¿Por qué?.
-Porque no puedes controlar la ira, ella te consume como si fueras un cigarrillo.
-Ya.
-¿Sigue doliendo? -Pregunta.
-He recibido peores palizas, solo déjalo pasar y ya está. Me duele más verte. Tú si que das miedo. -Sonrío.
Saco un gel de mi bolso y sé que me voy a arrepentir por lo que haré, pero me vuelvo hacia Athan y le quito la camisa. No habla, solo observa. Tiene la piel blanca,  un increíble cuerpo tonificado y resplandeciente. Ahí está donde mi pie lo tocó por primera vez (que romántica patada fue aquella), pienso con gracia. Apunto mi índice en dirección a su costado y unto con suavidad. "Sólo úsalo cuando sea realmente necesario Gia". Alejo mis pensamientos de "Él" mientras continúo curando a Athan que tiene los ojos cerrados y la expresión dolorida.
-Estarás bien más tarde. -Digo al terminar.
Abre los ojos y me mira agradecido. Le entrego la camisa.
-¿Y tú? -Dice.
-Yo dormiré y mañana no iré a clases.
-¿Cómo sabes tanto de esto?  - Dice curioso.
-Solo lo sé y ya.
-Me intrigas Black. -Dice viéndome.
-No te lo diré. -Digo sonriendo apenas. Me duele la mejilla.
-Vendré mañana.
-No.
-Sí.

Resoplo cansada mientras me acuesto, ya no tengo fuerzas ni para discutir. ¡Dios!, esto es lo que necesito, descansar y nada más. Escucho la puerta cerrarse y después todo es oscuridad de nuevo.

EL SÉPTIMO DONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora