Capítulo 12: Marcas.

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Esa noche no dormí, ni la consecuente a esa, ni durante los cuatro meses que siguieron. Me acostaba con el rostro húmedo por las lágrimas y empapada completamente en un sudor frío. Los gritos, el dolor y mi propio sufrimiento me estaban consumiendo. Pero lo peor de todo era que siempre que gritaba de agonía e impotencia, nunca nadie me escuchaba por que estaba irrevocablemete sóla.
Nadie iba a salvarme y yo lo sabía demasiado bien así que dejé de esperar un salvador y sólo me entregué a la oscuridad completa que se extendía por mi cabeza.

La gente sigue aplaudiendo. Mi vista está nublada por el agotamiento. Tengo sangre por todas partes. Luka debió irse cuando le grité de esa forma por que ahora no le veo por ningún lugar. Pero sí sé que pasó con Dayanne y aunque creí que fue mi culpa no fue así, la suerte estuvo de mi lado. Me estremezco sólo de pensar cuanto dolor le pude causar. Llevo el bolso que me entregaron hacia los camerinos y cierro la puerta. Tomo la ropa y me cambio rápidamente. Fue demasiado tortuoso usar ese short.
Estoy exahusta, me tiemblan las piernas y los nudillos están destrozados. El dolor de cabeza cedió pero aún hay restos de los estragos que provoca mi mente cuando la paz se olvida de mi existencia.
Estoy abriendo el cierre del paquete que se me entregó afuera. Y entonces parpadeo anonadada.
-¡Niña!- Silva una voz dentro de mi. -Lo hemos conseguido.
Cierro los ojos sorpendida. Quiero de verdad que sea real.
Dinero, una bolsa repleta de dinero por patearle el trasero a alguien que lo merecía. Pues no me molestaría ganar cantidades así por ofrecer mi humilde servicio al mundo.
Sigo viendo demasiado borroso. Tengo que salir de aquí antes de que alguien quiera saber quién soy. Siempre hay demasiados ojos diestros por este tipo de lugares. Tomo todas mis pertenencias y me dirijo a la puerta, sin dudarlo dos veces salgo por donde había entrado, la puerta que nadie usa.
Un aire fresco choca contra mi cuerpo cuando salgo al callejón. Pero el olor es asquerosamente deplorable. Así que estoy afuera decido ponerme la capucha de la chaqueta para evitar miradas furtivas. Y camino directo a casa. Son las 2:00 a.m y necesito guardar este dinero en lo más profundo de mi auto apenas llegue. Estoy poniendo mi vida en peligro al caminar con tanto dinero encima pero necesito pensar en todo el desastre que armé ahí dentro. Llamé demasiado la atención a pesar de que no mostré mi cara en ningún momento. Mañana tengo clases necesito moverme.

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Athan ha estado demasiado callado todo el camino. Estoy conduciendo y mis nudillos están blancos alrededor de volante.

-¿Era Gia verdad? -Dice Athan con calma.

-Era ella.- Digo molesto.

-¿Cómo demonios descubrió ese lugar Luka? ¿Tú le diste la dirección?- Dice frunciendo el ceño.

-Ni se te ocurra acusarme ésta vez Athan, ¿no la viste?, no por supuesto que no. Tu la golpeaste el otro día y ni siquiera te importó una mierda. La mató Athan la destruyó con sus propias manos y no pude deternerla, simplemente no pude. -Digo, sintiendo la mirada fría de Gia repleta de rabia y dolor cuando me lancé sobre ella.

-Ella no la mató Luka. La otra mujer se levantó del suelo muy aturdida por los golpes cuando tu te lanzaste sobre Gia. Y simplemente corrió de ring pero se desplomó de pronto golpeándose la cabeza en la parte métalica de las escaleras que dan al cuadrilátero. Una pena que haya muerto por el golpe. Tal vez Gia le haya causado unas cuantas contusiones pero no le provocó la muerte, sin duda fue un fatal accidente.

-¿Y si la encarcelan?- Digo con voz apenas audible.

-No seas exagerado. -Dice Athan con voz fuerte.

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