CAPITULO 6-2

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Abrió la puerta del baño, sabiendo que _______ ya estaba dentro de la ducha, con el agua tibia recorriendo su cuerpo. Justin pensó que no le importaba, había visto muchas –demasiadas – mujeres desnudas en toda su vida, y ya no le sorprendía nada. O eso es lo que pensaba él antes de entrar en el cuarto de baño.

- Te lo dejo aquí. – dijo dejándolo en la encimera.

- Vale… - la voz de ________ parecía tan relajada y excitante que Justin no pudo evitar sonreír.

Levantó la tapa del váter, se bajó la bragueta y se dispuso a mear. Cuando _________ lo escuchó asomó la cabeza por la cortina.

- ¿Qué haces? – dijo molesta.

- ¿Mear? – dijo él con énfasis, y dejándoselo ver todo.

- JoderJustin , no podrías esperarte…

- ¿Y me meo encima, guapa? - ________ se ruborizó.

Sin querer discutir más se metió de nuevo, tapándose con la cortina. Justin se dispuso a salir, pero vió que la cortina de la ducha no cubría del todo, había un sitio que no tapaba. Se apoyó en la puerta y observó a _________ enjabonándose. Estaba agachada, con todo su hermoso culo desnudo a la vista.Justin no apartó la vista de ella.

Resiguió la mirada, por su estrecha espalda, por las torneadas piernas. Todo brillante por el agua. Jodidamente excitante, más que una película porno de Jenna Jameson. __________ se incorporó de nuevo. Echó champú en sus manos y empezó a frotarse el pelo. Cerrando los ojos para que no el entrara el jabón, se puso de perfil, debajo del chorro de agua.

- Madre mía… - masculló Justin fijándose en su plano vientre, subiendo hasta la vista que tenia de sus perfectos pechos, sus oscuros pezones de punta.

Se fijó en su pubis, depilado. Justin sintió algo que nunca había sentido. Nunca lo había puesto -ni gustado- tanto ver una mujer desnuda, y más, sin hacer siquiera nada. Su pene empezó a latir con brutalidad, se endureció contra los pantalones. Quería liberarlo, quería quitarse la ropa, meterse en su bañera con esa diosa afrodisiaca y follarla sin compasión. Antes de hacer una locura semejante, Justin se retiró, ajustando la puerta, dejando que _________ se duchara tranquila. Ahora el problema era como iba a bajar aquella enorme erección, si lo que más le confortaría es que _________ se abriera de piernas para él – y solo para él – y dejara que se desahogara en sus entrañas, mientras ella gritaba su nombre una y otra vez, gozando como nunca, mientras él se hundía completamente en su torneado cuerpo.

- ¿Qué te pasa? – se rió su compañero Kellen, al verlo tan agitado.

Justin bufó. Siempre se lo contaban todo, hasta las aventuras con las tías.

- Hace mucho, mucho tiempo que no te veo ruborizado, amigo. – Retomó Kellen.

- Lo sé. Hasta yo me sorprendo a mi mismo – Dijo Justin parpadeando para que se le fuera la tontería.

- ¿Entonces? ¿Has visto a Elsa Pataki en bolas o algo así?

- Lo que he visto le da mil vueltas a la Pataki. – masculló Justin riendo.

- No puede ser.

- Asómate por la puerta del baño y lo compruebas tu mismo. – le sugirió Justin.

- Oh dios, ¿espiando a tu clienta?

- No es mi clienta, es un caso…

- Da igual… ¿te pone, eh? No está mal.

- ¿Qué no está mal? – espetó Justin – Bueno, dejemos el tema…

- ¿Qué pasa? Siempre te gusta opinar sobre las mujeres conmigo.

- Lo sé, pero no… de clientas o casos o testigos…

- Temes que pase lo mismo que pasó con Milena. – No fue una pregunta, fue una afirmación. Justin no dijo nada, pero eso mismo lo delató. – No tiene por qué…

- Lo sé, pero desde entonces… he aprendido la lección, nada de acostarse con la faena…

- Tomate un descanso. – suspiró Kellen – Lo necesitas. Y si no lo haces tú – se rió – pronto me veras a mi entre sus piernas.

El apuesto alemán se levantó y se fue riendo, hasta su habitación. _________ apareció entonces. Con el pelo mojado y solo con el jersey de Justin que le llegaba un poco por encima de las rodillas.

- ¿Qué tal la ducha? – se atrevió a decir Justin.

- Muy, muy bien. – dijo estirándose y mostrando algo más del muslo – estoy súper relajada.

Pues, si supieras que tanto tenso estoy yo, muñeca...

- ¿Tienes algo para beber?

Justin arqueó una ceja.

- Acabas de llegar aquí y, ¿ya pidiendo? – masculló.

- ¿Qué quieres? Tengo sed… y ya sabes que hacer, sé que no te caigo bien. – le dijo mirándolo con ojos de niña inocente – Y sé que no me quieres aquí, que es solo

por tu… trabajo. Pero solo tienes que meterme en tu precioso coche y devolverme a la ciudad.

- No haré eso. ¿Para que? ¿Para que te maten? – dijo con una sádica sonrisa –

Entonces no cobraría por este caso.

________ suspiró y se dirigió hacia la nevera.

- Te importo solo por el dinero ¿cierto?

- Claro. No sabes el dinero que gano en mi faena, por algo tengo todo esto. – abrió los brazos – Y si tengo protegida una testigo como tu… - puso los ojos en blanco. – Además, arriesgo también mi vida en este trabajo.

- Es lo que tú elegiste.

Justin la miró serio. Mal, frio, como él era. Nada de sentimientos, nunca.

- ¿Tienes que tener siempre la última palabra? – preguntó retóricamente.

- Si. – le contestó, enfadándolo, dando un trago a un zumo de melocotón. Justin observó cómo se relamía los deseables labios.

El me protege 1era Temp (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora