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- Duele, duele!- grita con los ojos apretados y con su otra mano cerrada en un puño. Hecha una bolita en la cama.

- No seas niñita...- resonga Debby poniendo los ojos en blanco -... además ni siquiera te toque.-

Levanta su mano derecha mostrando el algodón mojado en agua oxigenada. Con la otra sostenía el brazo de su amiga.

Brooke hizo un puchero al verlo.

Debby, al ver que estaba distraída en verla, puso el algodón en la herida y Brooke chilló.

- Si serás puta!- exclamó ante el ardor. Después de un segundo dejó de arder.

- Ya está, ya está... llorona.-

- Escuche eso último.- dice Brooke.

- La verdad, no te entiendo. Brooke Miller, la chica más... más... peligrosa que conozco, se acobarda frente a un algodón?-

- A el no lo puedo golpear.- gruñe.

- Pero a mi si. Soy la que lo sostiene.- dice como si fuera algo obvio.

- Muy lista. Sabes que soy incapaz de tocarte de ese modo.-

Debby sonríe y una vez que termina de desinfectar el corte en el brazo de su amiga, le pone un curita de princesas.

Al verla, Brooke tuerce la boca con disgusto.

- No me pongas esa cara.- dice Debby al verla.

- Cuál cara?-

- La de "soy una chica ruda de veinticinco años. Las princesas no van conmigo".-

Toma todo lo que utilizó y lo guarda en el botiquín. Se pone de pie y Brooke se acomoda mejor en la cama.

- Ya hablaste con Fred?- pregunta para cambiar de tema.

- Si.- Debby suspira.

Fred era el esposo de Debby y uno de los mejores mecánicos de nuevo México.

- Sabe que lo necesito.- aclara Brooke.

- Lo sabe. Créeme. Es sólo...- Debby parece buscar las palabras adecuadas.

- Todavía no confía en mi.- termina la oración Brooke.

- No desde la última.-

- No fue mi culpa. Johnson fue el que se me atravesó!- exclama exasperada.

- Brooke. Le prometiste no meterte en problemas. No de ese tipo. Y que haces tu? Insultas al jefe del bando contrario. Y... POR DIOS! Le tiraste su vino encima.-

Brooke se ríe ante eso último. Todo eso era verdad pero el tipo se lo merecía.

Sabía quien era el sujeto.

Sabe en que mundo está. Pero sólo tiene una sola regla: nadie la toca sin su consentimiento.

- El problema quedo resuelto.- contesta Brooke sin mirarla.

- Si. Contigo desangrado y el la parte trasera del coche hecha pedazos.-

- Pero Fred la reparó y quedó mejor que antes.- señala.

- Pero ahora duda en volver a ayudarte.- los ojos de Debby reflejaban su desaprobación ante el tema.

Debby la quería. Brooke es como su hermana pequeña que nunca tuvo. Y quiere protegerla, como Fred.

Y a Brooke todo eso le molesta.

- Pero la carrera...- las palabras de Brooke son interrumpidas por el llanto de Andrew en la otra habitación.

Que otro muerda el polvo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora