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- Al fin se dignó a aparecer!-

- Hola mamá yo también te extrañe.-

- Ay, Brooke, no me mires con esa cara.- contestó su madre llevándose las manos a las caderas.

- Vamos a quedarnos aquí, debatiendo sobre si me aparezco o no, o me vas a dar un abrazo y me dejaras pasar?- pregunta cruzandosé de brazos.

Su mamá ríe y se acerca a abrazarla.

Brooke soltó sus cosas y envolvió a la pequeña mujer en sus brazos.

Su mamá se apartó y la ayudo con las maletas mientras le contaba las últimas noticias a toda velocidad.

Le agradaba saber que su madre siempre seguía igual. Animada, y más a la hora de contar las noticias familiares.

Asi era Beatrice Miller.

Una mujer de cincuenta y tres años, morena y unos centímetros más baja que su hija de veinticinco.

Siempre iba vestida de manera impecable. Lo cual hacia que Brooke se cuestionara a quien había salido tan sencilla a la hora de vestir.

Se vestía bien hasta para andar entre casa.

Pero nunca se quejó de como era su hija en ese aspecto. Es más, Brooke jamás vio en su madre ojos de decepción.

Y por eso la amaba.

-... Y con tu padre comenzamos a ver una nueva serie en Netflix. Netflix no? Es como se dice?-

- Si mamá.- contesto con una risita. - Cuál serie?-

- Breaking Bad.- contesta su madre con desinteres.

Brooke no lo podía creer.

- Son increíbles ustedes dos.- dice negando con la cabeza.

- Hija, no es nada del otro mundo. Ya somos grandes. Oh, cierto, hay drogas, dicen palabrotas y el primer capítulo termina teniendo sexo, cierto que esas cosas no suceden en la vida real.- contesta su madre finjie do estar horrorizada.

- Entendí.-

Bajaron del ascensor y su madre dejó sus llaves en la mesita del vestíbulo.

Ella colgó su abrigo y se adentro en la sala.

Noto un leve cambio en las paredes.

Antes eran blancas, ahora son beighs.

- Quieres algo de beber? Tu padre llegará a la hora del almuerzo.- anunció Beatrice.

- No gracias, estaré en mi cuarto.- contesta.

Toma su bolso y se dirije a un pequeño pasillo donde se encuentra su antigua habitación.

Si bien es un piso en Nueva York es bastante pequeño. Pero para Brooke no era problema.

Más viendo que vivía a más de mil kilómetros en el garage de su mejor amiga.

Cerro la puerta tras de si y tiro la mochila en la cama.

Desarmo la única maleta que había traído consigo y sacó su teléfono.

Prometió enviarle a Debby un mensaje en cuanto estuviera en si casa. Con su madre.

El pájaro está en su nido. Estoy bien. El vuelo fue tranquilo aunque sigo molesta por la demora de 15 min. Como esta mi ahijado?

Presionó "enviar" y para matar el tiempo siguió con su ropa.

Unos minutos después, la pantalla se iluminó.

Que otro muerda el polvo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora