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- Oh, no. No lo harás.- gruño con los dientes apretados al ver como el otro bastardo colocaba su auto a su mismo nivel.

- Ve a casa a que te cojan!- le gritó el otro conductor. Ambos tenian las ventanillas bajas.

- Anoche tu padre me dejó satisfecha! Ó fue tu madre?!- le gritó ella sin apartar la vista del camino.

Giro el rostro hacia la izquierda y vio como su oponente se adelantaba e inclinaba su auto a la derecha de manera brusca.

Vio clara sus intenciones.

Sin pensarlo piso el embrague junto al freno haciendo que el sujeto se saliera del camino.

No se detuvo a verlo. Quitó el pie del freno, aceleró, piso de nuevo y metió quinta, a fondo.

Ya a lo lejos podía ver las luces que indicaban la meta.

Y por su espejo retrovisor distinguía, mucho más lejos, las luces de sus rivales.

- Que otro muerda el polvo, que otro muerda el polvo.- susurraba.

Era su mantra, su plegaria.

Aceleró más (si es que podía) y en unos minutos vio la silueta de la niñita semidesnuda sosteniendo una especie de bandera.

Brooke sonrió de lado con malicia y pisando el acelerador a fondo, se vio cruzando la meta en cuestión de segundos.

Escucho como todos lanzaba un grito y coreaban su nombre.

Se apresuró a frenar, apagó el motor y se bajó de su auto. Un Bugatti Veyron EB 16.4.

Se sentía ebria de adrenalina.

Se subió al techo de si auto y elevó sus brazos al aire. Signo de victoria.

La paz del desierto se veía interrumpida por el clamor de la multitud.

Aficionados y alguno corredores se en ontrban allí.

Se acercaron mas cuando todos los autos cruzaron línea de meta.

El auto que Brooke había hecho salir del camino llego en anteultimo lugar.

Vio bajar al piloto con el rostro bañado en furia.

Le importaba nada.

- Esa es mi chica!- escuchó decir a Fred.

Este se acercó mientras que la muchacha semidesnuda la ayudaba a bajarse.

Esta le dirigió una mirada coqueta a Fred.

Brooke al notarlo se acercó a su amigo. Lo abrazo por la cintura y este le paso un brazo por los hombros.

- Alejate si no quieres pasar el resto de la noche volviendo a armar tu cara.- dijo Brooke sin apartar la vista de la chica.

Esta abrió más los ojos ante sus palabras y salió con paso apresurado de allí.

- No seas ruda con ella. Es sólo una pobre víctima de este encanto.- dice Fred señalandose así mismo.

Brooke entre cerro los ojos y sonrió con arrogancia.

- Si Debby te escuchara te dejaría como un muñeco Ken.-

- Pero Debby no está aquí. Para mi suerte y para la de mis pelotas.- contesto Fred.

- Ajam.- bramo Brooke.

En ese momento sus oponentes se acercaron junto con el "juez" para repartir las apuestas.

Todos con el semblante serio.

Eran quince participantes esa noche. Cada uno debía depositar US$2.000 para entrar.

Que otro muerda el polvo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora