Capítulo 4

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Nora como buena anfitriona de la inesperada reunión ofreció tazas de chocolate caliente para mantenerse activa. Patch aceptó, como de costumbre, y Deborah le imitó mientras los dos toman asiento en la mesa del comedor. Se miraban sin decirse nada, sólo se oía los pequeños ruidos que hacía Nora mientras preparaba las tres tazas con chocolate. Se aclaró la garganta pensando con determinación sus palabras para empezar a explicar su historia de cómo ha llegado hasta ahí.

         —Todo comenzó cuando tenía a disposición la esfera de visualización al mundo humano en mis manos gracias a algunos de mis mayores que me estudiaban con cautela.

         Cerró los ojos y suspiró.

         —Porque después de todo no se fiaban de mí ya que soy tu hermana menor.

         —¿Y eso que importa?—Preguntó Patch mientras resoplaba.

         —Las personas cercanas a los caídos recientes se les vigila con cautela, cosa que no sabías.

         No dijo nada, lo que le hizo entender a Deborah que siguiera con su historia.

         —En fin, los arcángeles en poco tiempo dejaron de observar las cosas que hacía después de ver que no era inofensiva y que, por supuesto, tendría la esfera a mi cuidado.

         Nora le entregó una taza y toma un sorbo que le quema la lengua. Luego toma asiento junto a Patch mientras le entrega a él otra taza. Hace lo mismo haciendo una mueca luego de que se ha quemado la lengua. Deborah sonríe y prosigue con su historia.

         —Entonces supe que era hora de actuar. Había investigado varias cosas sobre el mundo humano incluso cuando aún te encontrabas en el cielo conmigo. Me pareció que es un lugar lleno de entretenimiento y diversión sin fin… y cuando te caíste del cielo, mi investigación se hizo más extensa.

         Tomó otro sorbo.

         —No sabía a qué te enfrentabas y quería saberlo. Pero… de alguna manera me sentí un poco celosa de que por fin conocerías el mundo humano.

         —No fue muy agradable cuando caí.

Esbozó una sonrisa.

         —Imagínate para mí, que logro sentir.

Patch frunció en entrecejo mientras bebía otro trago de chocolate caliente.

         —Sígueme contando—tras una pausa prolongada dijo—. Y no olvides contarme los detalles de cómo es que logras sentir.

         Ella asintió con la cabeza. Pero se preguntó si su hermano se enojaría con ella ahora que ha cambiado, y con cambiar se refiere a los dos. ¿Contarle que les ha robado a los arcángeles y que ellos tienen ligeras sospechas? Tarde o temprano se darían cuenta, y Patch se vería involucrado en lidiar con los dilemas de su problemática hermana menor, de eso no hay duda. Tuvo que inhalar profundamente y prepararse mentalmente para los sermones que probablemente le daría su hermano mayor.

         —Durante una temporada todos los arcángeles estaban con los pelos de punta. Y me las apañé para averiguar qué era lo que los traía tan nerviosos. La guerra de los caídos contra los Nephilims. Lo vi todo y por un momento me pregunté si estabas ahí… pero no estabas.

         Su mirada se tornó sombría. Observó la taza ya vacía.

         —Como sea, ese no es el punto. El punto es que pensé que esa batalla no llegaría a nada, porque a fin de cuentas las dos razas cuentan con la maldita bendición de ser inmortales.

         Frunció el entrecejo recordando cómo los Nephilims y los Caídos se desvanecían por esas armas que deslumbraban esa radiante luz azul. Recordar los gritos de guerra y de dolor la hacían estremecer.

         —Pero cuando vi eso… eso que no cabe duda era magia prohibida. Lo investigué a fondo en los libros que habían en el cielo a mi disposición. Devilcraft, eso era.

         Nora y Patch se estremecieron también. Todos esos recuerdos de esa época no le sentaban bien a Nora, cada vez que recordaba que Patch no estaba en esos momentos, que Scott estuvo a punto de morir pero que ahora estaba casado y feliz, la hacían sentir enferma. Sacudió la cabeza removiendo todos los malos recuerdos y se atrevió a tomar la palabra por fin.

         —¿El Devilcraft tiene algo que ver con que puedas sentir?

Preguntó intrigada.

         —Digamos que luego de la batalla los arcángeles se ocuparon de traer muestras de Devilcraft para estudiarlo mejor sin que nadie se diera cuenta. Experimentaron con ella para utilizarla a su favor. Y unas veces la intentaron juntar con la magia de los cielos, pero no dio resultados.

Tragó saliva.

         —Excepto una vez.

La mandíbula de Patch se contrajo. Sabía que ésta historia no tomaba un rumbo que concluyera bien.

         —Una vez que las dos dieron buenos resultados de que se habían fusionado hicieron muchos más experimentos esperando poder controlar tal poder. Y lo único que pudieron hacer fue una piedra que lo retuviera todo.

         Suspiró.

         —Una noche, robé la piedra para inspeccionar que es lo que podía hacer. Soltó un aura que no me soltó, tuve mucho miedo. Me había desmayado, pero sentía un dolor en mi organismo, luego me di cuenta de que esa piedra logró que pudiera sentir.

         Se miró la palma de su mano izquierda, una marca carmesí estaba plantada en ella. Se centró en mirarla y una luz salió a flote. Luego una piedra del mismo color emergió de adentro para terminar en su mano. Tanto Patch como Nora miraban con impresión y cautela en sus ojos.

         —Encontré la forma de esconderla usando magia. Lo que descubrí fue que la piedra no durará demasiado dándome su poder. Investigué a fondo tratando de encontrar la solución a éste problema.

         —¿Y lo encontraste?—preguntó Nora.

         —Sí, lo hice. Y lo que necesito está aquí en el mundo humano.

Sonrió débilmente introduciendo de nuevo la piedra dentro de la mano.

         —Y no solo en el mundo humano… sino también en el inframundo.

         —Una vez que entras no sales, date cuenta de eso—se apresuró a decir Patch.

         —¿Entonces cómo es que saliste?

Preguntó ella, él sacudió la cabeza y le contó de manera breve como es que logró salir. Que sólo había sido suerte, porque sin la ayuda de aquel idiota de Dante nunca hubiera salido.

         —No importa, encontraré la manera.

Se limitó a decir Deborah.

         —Pero debo darme prisa, antes de que ellos se enteren.

Se puso de pie e inhalo.

         —Solo quiero saber si cuento con la persona que vine a buscar a éste lugar. Hermano, ¿me ayudarás?

Él se puso de pie y tragó saliva.

         Si había robado algo de extremo valor para los arcángeles sabía que no tardarían en darse cuenta de ello e irían a buscarla de inmediato sin importar que sea lo que tengan que hacer para conseguirlo. Pero su mirada azabache le impedía no sentir algo familiar por ella.

         Tal vez la quería, y mucho. A fin de cuentas era su hermana y sabía que no sentir es una maldición que los caídos obtienen al ser despojados. Él lo había vivido también y si su hermana de sangre tenía la oportunidad de poder sentir, la ayudaría a conseguirlo por completo.

Lazos perdidos (Hush Hush FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora