Fragmentos de un caído.
¿Dolor? La última vez que lo sentí fue cuando desgarraron mis alas de mi piel, sin piedad. Fue la última sensación, y para ser sinceros, la peor que sentí. No recuerdo como era el tacto hacía algo o alguien, no recuerdo lo que era ser algo más normal que en lo que me había convertido.
Llovía. Estaba tirado en un lugar extraño donde había animales extraños con pelaje parecido al algodón. Tenía miedo, y me sentía patético por tenerlo. Siendo inmortal, siendo un hombre… siendo un caído, ¿Por qué debía de temerle a la vida eterna?
Era otro tipo de dolor que ardía por dentro, en mi mente. Era una tortura, ni siquiera quería ponerme de pie. Mis recuerdos estaban tan vivos que creía que estaba ahí de nuevo. Todo se volvió negro, un flashback de ella inundó en mi interior.
Dos siluetas; una grande y una pequeña, pero tan parecidas me miraron con expresión de dolor en sus caras. Si mi lectura de labios no fallaba la pequeña había dicho “Nos volveremos a ver”, mientras que la grande, aquella que me importaba más que a mi propia inmortalidad y mis alas ya perdidas, sólo frunció los suyos y cerró los ojos con fuerza mientras se alejaba del círculo.
La caída vino después y ahora me encontraba ahí tirado, rodeado de esas pequeñas y adorables creaturas. La lluvia pegaba en mis extremidades, mi pecho desnudo, y mi cara tal vez. Pero mi piel no sentía nada y me hacía comprender que era sólo un caparazón vacío.
Un ángel caído… poseer un cuerpo Neph, ¿Acaso podría tener la capacidad de hacerlo y comprender que ya no pertenecía a los de arriba? Era débil e inútil, ni siquiera podía creer lo que había hecho.
Una voz un tanto grave y despreocupada me alteró de mis pensamientos y me sacó a la realidad de la situación. Voltee mientras me ponía de pie animándome a no temer más a un mundo donde habitaba una raza mortal y dos inmortales; los nuestros y los Nephilim. Lo contemplé bien. Un hombre un poco más alto que yo, de expresiones duras pero que detonaba un aura de juventud, estaba mirándome con esas dos cuencas negras rodeadas de un azul eléctrico. Frunció el entrecejo.
—¿Quién eres?
Preguntó, llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón.
—Me llamo Derek—respondí con timidez.
Susurró mi nombre y pasó su lengua por sus labios cortados. Sonrió y se acercó un poco más. Me miró de pies a cabeza descaradamente y caminó para contemplar mi espalda. Un acto reflejo hizo que me alejara, escondiéndola. Si era un “humano”, como solían llamarles los Arcángeles, tenía que esconderme de ellos. El hombre soltó una carcajada por lo bajo y su sonrisa se extendió, mostrando unos blancos dientes con los colmillos algo afilados a simple vista.
—Sé que eres un ángel caído—debió notar que me sorprendí porque se tomó un tiempo para saborear mis reacciones—. Te olí a metros de aquí.
—¿Puedes olerlos?
—Es broma, si eso se pudiera hacer sería algo repugnante—su sonrisa no se desvanecía—. Simple coincidencia que viniera por aquí.
—¿Quién y qué eres?
—Me llamo Brent, y seré tu amigo desde ahora.
—¿Caído?—pregunté inseguro.
Extendió su mano hacía mí.
—Pensé que ya era algo obvio, ¿no, amigo?
Miré su mano por un tiempo sin estar seguro de tomarla o no. Pero, ¿qué otra opción tenía? No había nadie en quien pudiera confiar, y éste hombre, que es un tipo como yo que sufrió por lo que pasé también, me ha brindado su amistad sin siquiera dudarlo. Fruncí un poco el ceño y opté por apretarla. Sacudimos un par de veces y forcé una sonrisa.
—Soy nuevo en esto.
—Tranquilo—su sonrisa se hizo más segura—, suerte para ti que estoy aquí. Mi joven Padawan.
Nos soltamos de las manos y me incitó a caminar hacía un camino marcado en un terreno llano sin mucha gracia. Me alejé de las creaturas, pero la lluvia no cesaba. Fruncí el entrecejo y miré a Brent.
—¿Qué es “Padawan”?
Soltó una carcajada fuerte y burlona.
Luego sus ojos azules me penetraron, y por un momento pensé haberlos visto de un tono cereza.
—Tienes mucho que aprender; Star Wars será lo primero que te muestre de éste mundo podrido que tiene alguna que otra salvación.
Asentí, sin estar seguro de lo que había dicho al respecto.
Si Brent decía que éste mundo estaba podrido, pero tenía detalles espectaculares, tiempo me sobraba para averiguarlo.
Seguí caminando junto con él, con la lluvia pegando en nuestras caras, pero ninguna gota surtía un efecto lo suficientemente fuerte para hacerme sentir algo en mi piel.
NOTA:
Lamento no haber estado presente y que los capítulos salgan cada siglo, pero quise escribir algo que vendrá en el transcurso del Fanfic, que es sobre las memorias del personaje al que cobré vida. Otra disculpa. Esperen por el capítulo 9 de Lazos Perdidos, prometo traerlo (más largo) para ustedes.
Los quiere: MademoiselleCipriano.
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Lazos perdidos (Hush Hush FANFIC)
Hayran KurguElla no tenía en mente agregar ser despojada de sus alas después de cumplir con todo su plan. Miró a su hermana por última vez. La persona que había permitido el despojo de ésta convirtiéndola así en un ángel caído más del montón. Pero antes de ser...