Juramento ante la estrella.

Capítulo 3.

Horas más tarde en un punto de la ciudad.

Mira de vez en cuando su móvil, estará por llegar. Hace una hora que hablaron y le ha dicho que está por salir de casa y que esté lista. Ha empacado todo lo necesario en una pequeña bolsa de mano, toalla, bebida energizante y algo de dinero. Se ha vestido con ropa deportiva gris, zapatos deportivos negros y ha recogido su larga cabellera color castaño con un lazo rosa.

Romina es una de las pocas chicas que se tardan poco tiempo en arreglarse para salir a cualquier lugar, pero siempre viste bien. Se ha duchado y se ha puesto lo primero que ha encontrado en el ropero, aunque no le gusta mucho el color gris le va muy bien con su piel canela y le resalta su figura.

Se acuesta sobre el pequeño sillón que tiene en su habitación, saca su móvil del bolsillo detrás de su pantalón y checa su Facebook. No hay nada bueno, algunos mensajes que le han enviado un par de chicos que ha conocido esta mañana en el instituto. No hará caso a esos mensajes, la mayoría solo quiere ligar por diversión y no porque de verdad les interese y ella no está para eso. Desde la última vez que la paso muy mal por alguien se juró a sí misma no estar con nadie hasta que terminara el bachillerato o con el tiempo ya verá si alguien le empieza a gustar.

Elimina el primer mensaje, el segundo igual, espera hay uno que acaba de llegar. Lo abre, ¿de quién puede ser? Lo han enviado desde un perfil desconocido, entra en su biografía y mira la foto de perfil que lleva, son dos osos abrazándose y debajo de ellos un corazón con las palabras "Te Quiero". Normalmente los chicos llevan fotos de autos deportivos, de jugadores de fútbol o de cosas extrañas. Total, a los hombres quién los entiende. Un día quieren una cosa y al otro no, son tan complicados.

Le entra una curiosidad de saber quién es ese tal Julián Castellanos, acepta su mensaje y lo abre. Lee detenidamente y no entiende a qué viene todo esto. Otro mensaje.

-Perdona si te incomodo con esto, pero quiero que me ayudes con una amiga tuya, mejor dicho quiero que tu amiga y mi amigo se conozcan.-le dice aquel extraño muchacho.

-Primero quiero saber cómo es que sabes mi nombre y me has enviado un mensaje a mi cuenta, no sé quién eres.-responde dubitativa.

-Vamos al mismo instituto, soy un chico de nuevo ingreso y pues he preguntado por ti a personas que te conocen y me han dicho cómo te llamas.-responde.

- ¿Y cómo es que no he escuchado tu nombre? Me suena, pero puedo estar equivocada.-responde Romina.

-Pues por una simple razón de que yo he ingresado apenas esta semana y voy en tercer año de bachillerato, pero del amigo que te he contado también es de nuevo ingreso y está desde que empezaron las clases. No sé si lo conozcas, se llama Luca Montero.-dice este entrando en confianza con la chica.

-Sí, lo conozco. Vamos en la misma clase, es un chico muy raro, siempre está solo y alejado de las personas. Es como si para él no existiera nada a su alrededor y a todo lado que vaya lleva consigo un portátil y se pone a escribir.-responde Romina que aún no sabe a qué va todo lo que le está diciendo.

-¿Qué te parece si el día de mañana nos vemos a la hora del receso en la biblioteca? Lo que tengo que decirte es algo que no puedo hacerlo por mensaje. Espero poder vernos y puedas ayudar a mi amigo-le dice-Tengo que irme, hasta mañana.-y se desconecta dejando a la chica con la información a medias.

Aún sigue sin saber a qué se refería ese muchacho, pero de una cosa sí está claro, que el día de mañana conocerá al chico que tiene como foto de perfil a una tierna pareja de osos.