Capítulo 6.

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En otro sitio de la ciudad.

Desde que ha llegado del instituto se ha pasado frente al ordenador, le apetecía mucho escribir y desahogarse, eso siempre le ayuda en momentos tristes y más ahora que se encuentra fatal.

¿Cómo es que puede una persona hacer daño a otra aún después de muchos años?

Desde que habían terminado nunca más volvieron a comunicarse, ni siquiera tuvieron una formal despedida como dos buenos viejos amigos que su camino ha llegado hasta ahí y cada uno debe tomar diferente rumbo. Todo culminó mal entre ellos.

Durante un año la pasó muy mal, se encerró en su habitación, su rendimiento académico fue empeorando con los días, nunca pensó sufrir tanto por alguien. Y es que en tan pocos meses experimento muchos cambios en su entorno, en su vida y en su familia. Lo único que le ayudaba a no pensar en ella y no estar triste era leer y escribir, fue de mucha ayuda ya que nadie de los que él conocía estuvo cuando necesitaba de una mano amiga o de un hombro donde poder apoyarse y no caer.

Todo lo que le había sucedido en ese momento le ayudo en cierta manera, a pensar mejor las cosas antes de hacerlas, a valorar lo que posee y no codiciar lo que no tenía. Fue un crecimiento moral y espiritual, también tuvo más tiempo de hacer lo que más le gusta y despejarse de todo.

Hace unas horas en el instituto.

Guarda sus cosas, se pone la mochila a la espalda y sale del salón. Creía que las clases de química jamás terminarían hasta que la gloriosa campanilla dio por culminada la jornada laboral. Cuando llegue a casa lo primero que hará son los ejercicios que el profesor ha enviado a todos sus alumnos, estará ausente toda la semana y no tendrá que soportarlo a diario.

Tienen cuatro días seguidos de mate y hay un solo día en la semana donde pueden estar tranquilos sin tener que lidiar con los números. ¿A quién se le habrá ocurrido inventar las matemáticas? De seguro fue alguien que quería ver sufrir a la gente.

Sin darse cuenta ha llegado al patio principal, mira a su alrededor ya no hay estudiantes en las instalaciones, todo el mundo se ha marchado solo quedan unos cuantos. Sale del instituto, las calles aledañas a esas horas de la tarde suelen ser muy transitadas, pero en esta ocasión solo observa coches que van y vienen. Sigue el camino que le lleva hasta su casa.

Se detiene, un coche ha aparcado cerca de dónde Luca se encuentra y hace sonar el claxon, éste sin darle importancia sigue caminado hasta que escucha que alguien le llama por su nombre. La voz proviene de aquel auto, es una voz femenina, alguien saca la mano por la ventana del conductor invitándole que se acerque, lo piensa dos veces antes de hacerlo y cuando se decide la puerta del copiloto se abre, puede distinguir un perfil bastante conocido.

¡Es ella! ¿Qué hace aquí? La chica de quien se había enamorado como un loco y quien le hizo tanto daño ahora se está acercando donde él sigue estático sin saber qué decir o qué hacer. Tienes ganas de salir corriendo, pero se contiene y aguarda a que ella llegue. 

La observa caminar, sigue tal y como era antes con cierta elegancia y sensualidad al andar, sus movimientos de caderas son más exagerados que antes, su belleza física sigue igual que hace algunos años atrás, pero ya no posee el brillo en sus ojos como lo tenía antaño. Se ve muy diferente.

Cuando ella decidió dejarlo por aquel tipo bravucón se veía muy distinta y hasta con muchos más ánimos. En ese entonces él tenía dieciséis años y la chica tenía diecisiete, un año mayor para Luca. Desde ese día él sufrió como nunca y a ella no le importo y se alejó.

-¡Luca! Oye respóndeme, te estoy hablando.-le dice enfadada la recién llegada.

-Perdona, he estado muy distraído y más ahora que vuelvo a verte.-le responde tartamudeando y muy nervioso. Ella lo ha notado.

Juramento ante la estrella.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora