Lealtad (2Won)

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Sintió una almohada golpear su frente. Abrió los ojos y se encontró con Wonho mirándolo divertido con el arma en las manos. Lo volvió a golpear.

— ¡Vamos!, ¡Ya esperé demasiado por tí, despierta de una vez! ¡¿Cuánto tiempo más piensas seguir ahí?! — Dejó la almohada de lado y entre risas empezó a hacerle cosquillas.

— Yah, ¡yah!, basta — Agarró su nuca, lo atrajo hacia él, y lo besó. Buscó su labio inferior y lo mordió. — Debería ser ilegal que te despierten.

Como tenían tiempo, continuaron acariciándose entrelazados. No solían tener siempre estos momentos de tranquilidad así que se buscaron con una creciente desesperación.

Hyungwon busco el pecho de su compañero por debajo de su remera. Sentir su piel era una de las pocas cosas que disfrutaba casi más que dormir.

Giraron en la cama y Wonho quedó debajo. Hyungwon aprovechó para sacarle la remera y empezar a trazar un camino de besos en su pecho mientras acariciaba la erección del chico que ahora se encontraba emitiendo pequeños gemidos. Había cerrado los ojos y con la boca levemente abierta, agarró el pelo de Hyungwon, causando que ambos sonrieran con picardía. Se deseaban mucho y ambos estaban sumamente excitados.

Teniendo atrapada la cabellera de su compañero tiró hacia sí, buscando con desesperación su boca. Sus lenguas jugaban de forma desesperante y sentían como que nunca estaban lo suficientemente cerca. Con sus respiraciones entrecortadas y los labios rojos e hinchados con sus entrepiernas rozando con placer empezaron a deshacerse de la ropa, que a estar altura, resultaba una molestia.

Tuvieron sexo un buen rato. Lo bueno de estar saliendo hace ya 3 años es que se sentían en plena confianza y habían aprendido que tipo de cosas disfrutaba cada uno en la cama.

Hyungwon se dió una ducha, quería sacarse el olor a sexo que sentía sobre él. El agua caliente era una sensación sumamente agradable.

Luego de comer algo con Wonho partió a su trabajo. Trabaja en una cafetería donde concurría mucha gente de dinero. A veces, una pequeña espina de envidia lo recorría. Pero a pesar de eso siempre era muy amable con cualquier cliente.

Ya entrada la tarde sintió su celular vibrar en su bolsillo. Pensó que podría ser Wonho y eso lo llenó de expectativa. Notó que se estaba quedando con poca batería. Era un mensaje de un número desconocido.

"Tu y tu noviecito me genera asco. Son la mierda de la sociedad."

18:40

"Yo que tu me cuido porque no pienso permitir que un gay de mierda poca cosa sirva mi café."

18:41

Miró asustado a su alrededor. ¿Estaría ese lunático por acá? ¿por qué mierda tenía que pasarle esto justo con él? Se quedó pensando sobre quien podría ser y como sabía de Wonho. A veces él lo pasaba a buscar cuando terminaba su turno en el trabajo, pero jamás demostraron en público tener una relación y por parte del edificio donde vivían, nunca recibieron una sola queja.

Por quedarse divagando sobre estas cosas su supervisora le llamó la atención y rápidamente volvió a trabajar. Sentía una intranquilidad en su pecho, así que en cuanto pudiera iba a hablar con Wonho para avisarle. Dejó el celular en su bolso para evitar toda distracción y continuó atendiendo a las personas.

Su celular vibró una vez más.

"Quiero deformar tu asquerosa cara."

18:45

Ese texto no lo llegaría a ver hasta dentro de varias horas.

Wonho estaba mirando una serie en la comodidad de su cama, ya se había bañado y estaba haciendo tiempo hasta que volviera Hyungwon. Ya debería haber llegado, pensó. Como si hubiera tenido una escalofriante premonición, cuando sonó el celular y atendió la llamada no se sorprendió de escuchar malas noticias. Aunque no disminuyó su miedo, su angustia y la sensación de descompostura que sintió.

Una mano dulce y tímida le acarició el pelo. Abrió los ojos rápido y se apresuró a buscar su mirada. Wonho notó como en los ojos de Hyungwon había un dejo de disculpa y dolor.

— Ve a casa. — Le ordenó casi sin energía. Cuando había salido de tu trabajo lo habían agarrado de a tres y se dedicaron a golpearlo e insultarlo hasta que perdió la conciencia. Tuvo la suerte de que alguien se haya dignado a buscar ayuda e informado a su compañero.

— No te pienso dejar. — Ver la cara hinchada y golpeada de su pareja le estrujaba el corazón. — No pienso permitir que me dejes ir. Estoy bien, ya hablé con los chicos y mañana van a venir un rato así puedo volver a casa a ducharme. Luego volveré. Me da miedo alejarme. Quiero encontrar al hijo de puta que te hizo esto y matarlo. ¿¡ Con qué necesidad tengo que andar lidiando con esto?! —Alzó la voz con enojo. — No quiero irme a casa sabiendo que un hijo de puta que ni sabemos quien es decidió golpearte solo por estar conmigo. — Notó como Hyungwon lo miraba con cansancio y tristeza. — Perdon, quiero quiero ponerte peor. Lo lamento, estoy lleno de impotencia por no haber podido protegerte. Nunca se hubieran animado conmigo.

Beso sus manos con dulzura. Sentía en su pecho que esta situación iba a ser un antes y un después en su relación.

Wonho se encontraba tomando café mientras miraba por la ventana distraído. El recuerdo de ese incidente lo golpeaba con fuerza dos años después. Le hubiera gustado recordar algo menos lúgubre, pero sabía que durante ese proceso, ellos dos se habían unido más que nunca. Él se había dedicado completamente a la recuperación de Hyungwon en ese entonces.

Se habían mudado juntos, a un lugar con gente cuya mente estaba más avanzada y podían amarse tranquilos. Porque eso era lo que quería, amarlo sin obstáculos. Notó la familiar silueta de Hyungwon llegando al bar. Al verlo sintió que no iba a importar los años que pase, él siempre iba a tener esa elegancia y sofisticación en su ser y en su andar.

Wonho sintió como se le acelera el pecho, y como una pequeña caja que tenía en el bolsillo de su saco, ahora parecía pesar mil kilos.

Cuando se vieron, se sonrieron de una forma que dio la sensación que todo el bar era más cálido.   

MONSTA X | One shotsWhere stories live. Discover now