En mi habitación pensaba en esa foto, en esa persona con la que había intercambiado unas palabras. En lo lindo que era. En sus ojos de un verde increíble. En su cara perfecta. En... Me sobresalté cuando tocaron a mi puerta.
-Hermana, ¿puedo pasar?
-Por supuesto-. Dicho esto, Luis se asomó por el umbral de la puerta entrando a mi cuarto y cerrandola a su espalda. -Cierra con llave- susurré en voz muy baja. Lo hizo, se acercó y dijo.-¿Sucede algo?- parecía preocupado.-Es que llegaste algo perdida de tu paseo, ni siquiera dijiste algo al entrar a casa-.
Le hice señas para que se sentará en la cama conmigo.
-Escucha te diré algo, pero queda entre nosotros, bien-.empecé.
-Si, confía-me alentó. Claro que confiaba en él.
Comencé a relatarle todo lo ocurrido desde la fiesta, lo que ví por la ventanilla del auto de regreso a casa. Lo de afuera a metros del jardín hasta que salí con Ester con la idea de contarle todo pero pensé que me había vuelto loca, por lo que preferí ser discreta en el asunto.
Se quedo mirandome serio. Sabía lo que se acercaba. Llegué a tolerar el susurrante discurso de como me iba a escapar de la escuela así, que estuve mal, suerte que "ese tipo" no me hiciera nada. Le comenté algo que recien recordaba, que lo habia visto en la escuela alguna que otra vez. Me conocía muy bien por lo que sé que no se le ocurriría ni imaginar que me drogaba o algo por el estilo.
Después de un largo silencio dijo:
-Muestrame la foto.
-¿Qué si estoy loca?- pregunté.
-No podemos saberlo-me acarició la mano.-Anda, muestramela.-Se la entregué con miedo.
Después de muchos segundos, su cara no mostraba ni preocupación ni alarma y menos tranquilidad. Estaba meditabunda en el silencio eterno.
-Te diré una cosa. La que está mal es Ester o tu y yo fumamos lo mismo- me puse a reír sonoramente y el me siguió.
Cuando me calmé, le pregunté:
-¿Puedes verlo?
-Claro que si, parece un mafioso con toda esa vestimenta. No sé como será que desapareció tan rápido como dices.
Yuuupiii. Mi hermano lo puede ver. Entonces pensé si enserio lo veía o solo trataba de compartir mi locura para no hacerme sentir fatal. Quise asegurarme preguntandole:
-¿De qué color es su camisa?
-Emmm.-Me miró. Seguro se preguntaba a que venía esa pregunta. Pero miró la foto y dijo.-Si no me equivoco azul francia muy oscura. Tal vez negra.
Si, asi era. Era la misma que tenía anoche en las calles oscuras. Así se lo hice saber.
-Por favor, de esto nada a nadie.
-Escucha es extraño, pero si la cosa se pone fea, vamos a tener que contarselo a nuestros padres.
-Esta bien-acepté.
-Si veo a cualquiera de estas personas por aquí, tendremos que llamar a la policia.
-Claro, si-dije no muy convencida.-Gracias-le di un abrazo y luego se marchó.
El domingo fui a misa, sola. Somos católicos, a mi familia no le interesa tanto pero después del catecismo había prometido seguir yendo, cosa que seguía haciendo frecuentemente. Me encontré a Ezequiel, mi amigo y compañero en la escuela. Charlamos un rato sobre tareas que no dejaron. Me contó que pronto habría misiones y encuentros con jóvenes de otros pueblos, que me uniera. Le dije que sí. Esas actividades me gustaban pese a ser muy mala cuando se trata de tiempo pero dedicarselo aunque fuese en períodos muy cortos me ofrecía una satisfacción inigualable.
Hace casi ya 2 años y medio que me encontré con unos chicos en la iglesia cuando acudí a misa porque lo necesitaba. Me sentía triste y no sabía porqué. Disimilar mis emociones se me daba bien o eso quería creer. Cuando la misa finalizó, me quede sentada un largo rato. De verdad, me quedé. No era de ir mucho a misa, siempre de vez en cuandon si había un buen evento o un acontecimiento familiar importante para mí. Quiza fuera porque mis padres no me habian enseñado lo hermoso que era ir a misa, no lo sé, quiza no querían agobiarme con esta cuestión. Ir a la iglesia todos los domingos. Escuchar al sacerdote decir algunas palabras que te alienten. Algún pasaje de la biblia con el que te sientas identificado y pienses: "Este pasaje esta preparado para mí, para ayudarme, fortalecerme, para creer en mi mismo y amarme sobre todo, amar a los demás incondicionalmente".
Pero bueno mis padres no tiene tiempo, supongo. No los culpo, los entiendo.
Retrocediendo una oraciones. Mientras oraba sola, sentada en una esquina de una banca arcaica y pedía paz para mi familia y para mi misma, una muchacha unos tres años mayor que yo se me acercó y me preguntó.
-¿Eres catequista?
Se arrodilló frente a mi pues era mucho más alta.
La miré. Una cara bonita y pelo castaño lacio hasta la cintura. Tenía una sonrisa que me recordaba a mi amiga Ester, parecia feliz de vivir la vida. Sonreí como mejor mejor me salió. No se si se asemejaba a una sonrisa lo que estuviera haciendo yo, pero ella no cambiaba si gesto.
-No lo es, Ela-. Miré para atras y me paré. Ezequiel estaba caminando hacia nosotras entre la brecha de espacio que separaba al asiento en donde estaba sentada del que estaba al frente.
-Ezequiel, hola.-Me alegré de verlo, era mi compañero de pupitre desde ese año cuando había comenzado la secundaria. Me acerqué y deposite un beso en su mejilla, cosa que nunca había pasado desde que lo conocía. Sin embargo él no me imitó en el corto plazo en el que estuve cerca, creo que se sorprendió.
Me miró un momento y luego sonrió.
Me presentó a la chica que él conocía y yo no.-Ela te presento a Lea-repetí el acto de saludo ahora con la chica, de la misma forma que había utilizado con nuestro presentador.-Lea ella es Ela.
Nos presentamos con gusto. Ela me comentó que su nombre completo era Daniela Maltez y como odiaba el infinitivo Dani porque decía que parecia nombre de chico, le gustaba que le dijeran Ela. Le dije que mi nombre era Lea Corona.
Despuéses de que Ezequiel le contara que me conocía de la escuela y al decir extrañado que no acostumbrarba verme en la iglesia, Ela me preguntó porque me quedé.
Tardé 10 segundos en avisarle que me había levantado y sentí tener un dia extraño. Sentí que debia ir a misa, que eso me ayudaría. Me sonrió ampliamenteme como toda respuesta a mi escasa explicación y ahí fue cuando comenzó todo. Cuando me uní a su grupo juvenil, cuando la vida me estaba ofreciendo nuevos amigos, ese día habia sido el más feliz de mi corta vida.
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Encuentro
Science FictionLea Corona. Tranquila,bonita, valiente, inteligente, buena persona. Ella parece tener cualidades y recursos para ser muy felíz. Pero las cosas no siempre pueden ser demasiado perfectas. Consecuencias inesperadas pasan factura y con hacerle frente a...