Capítulo 9

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No caía en mi sorpresa. Después de cerrar la boca, le pregunté:

-¿De verdad? ¿Nada, nada? ¿Ni un beso?

-No- lo dijo con tanta naturalidad. Me empezaba a dar cuenta que no eramos tan diferentes como creía. -Y tu, ¿has estado saliendo con alguien en los últimos casi diecisiete años, Lea?- me soltó, pero él sabía la verdad, solo se estaba burlando de mí.

Puse los ojos como dos rendijas y se río.

-Ya, vale-dijo al calmarse.

-¿Por qué no?- dije al cabo de un rato. Seguro se daba cuenta de que trataba de llegar al fondo. -¿Acaso te rechazaron?- maldije mentalmente porque si esa había sido su experiencia, lo único que hacía era traerla a flote.

-No. Si quieres saber, yo rechace incontables veces.

-¿¡Qué!? ¡Pero por qué! Acaso nadie te interesaba.

-Puede ser, sin embargo, no sentía nada. No lo sé.

-¡Ay! Eres imposible. ¿No podrías haber intentado llevar una relación y ya?

-Ya te lo dije, no sentía nada para salir con alguna de ellas.

-No serás... Lo siento-dije y me lancé a reír a carcajadas como una maníaca.

-Estás demente. Claro que no.

Terminamos los quehaceres y al rato llegaron nuestros padres.
Al terminar de comer me fui a repasar para el examen de química. Química orgánica. Sentía que me quemaba el cerebro tratando de recordar cada fórmula.

Luego de eso, me duché, cené precariamente, me cepille los dientes y me fui a dormir.

Esa noche soñé.

Un auto avanzaba solo por la carretera. Yo estaba sentada en el asiento del copiloto, miré al lado y no distinguía el rostro del conductor. No lo distingui hasta que habló:

-Ya llegamos, no te preocupes sigue durmiendo.

Lo miré atónita, era Jonathan.

Me desperte sobresaltada. Era Jonathan, el chico que me habia acompañado. Que había sorprendido en la escuela observandome.
¿Por qué lo había soñado?

Era martes. Evaluación de química. Me vestí lo mas rápido que pude agarrando lo que sea de mi guardarropa que no era grande y su contenido era escaso. Bajé a desayunar unas tostadas con un poco de leche y mamá nos llevo a Luis y a mí a la escuela.

-Tienes una pintaaa... decir... que... pasa-escuché a mi hermano que caminaba a mi lado mientras nos dirigiamos a la entrada del instituto.

-¿Eh?-pregunté mirándolo.

-Si me puedes decir por favor que tienes.

-Ah, nada. Deben ser nevios pre-examen.

-Relajate-aconsejó.

-Si, lo haré.-En realidad estaba pensando en el extraño sueño y no podía concentrarme en otra cosa.

Al finalizar las clases me volví con Luis caminando para ir a la parada de colectivos.
Al día siguiente me entere que saqué 9 en el examen. Bien, creo.

El viernes salí de la escuela y me quedé en la entrada esperando a Solana.
Empecé nuevamente con mis conjeturas de los acontecimientos de la última semana. Jonathan se me aparece. Un hombre que no conozco se aparece en frente de casa. Jonathan inmortalizado en una foto. El sueño en donde me llevaba a no sé dónde y me decía que durmiera. Deje de intentar ordenar y aclarar vanamente mis pensamientos justo en el momento en que mi amiga apareció.

-Hola, perdon si tardé es que creí que había perdido el celular y gasté tiempo buscando en toda la mochila, hasta que el último lugar donde se me ocurrió buscar fue en la cartuchera...

-Esta bien, déjalo no importa-le interrumpo.

-Vamos-me dijo adelantándose.

Debían de ser las una de la tarde y yo me moría de hambre. Al llegar a su vivienda sus padres aparcieron a los minutos con dos pizzas y gaseosas.

Al comer mi estómago festejaba, literalmente.

Al terminar ayudé a recojer las cosas y Sol me invitó a su habitación. Su ropero habia crecido casi cincuenta por ciento en contenido cosa que yo no tenía. Siendo hija única supongo que para sus padres era más fácil.
Tenía más discosn cosa que yo no tenía y miles de fotografias por todos lados.

Traté de sentirme cómoda pero me era difícil. Creo que sentí una punsada de celos porque tenía más cosas que la última vez y empecé a culpalme. Me reproche por comparame con cosas materiales.

Ahora me preocupaban otras cosas para caer tambien en el campo de lo envidiable de sus pertenencias.

Pasamos un rato conversando y hablando de Lucas hasta que nos cansamos. Escuhamos música, cantamos karaoke -algo desafinadas- cocinamos brownies y vimos unas peliculas. No en ese orden. Todo a la vez diría.

Fue una hermosa tarde sincesamente.

Hubiera preferido que sus padres me llevaran a casa pero no supimos en que momento se habían marchado.
No quería molestar a papá, que por lo de noche que era seguro pensaba que los padres de Sol me llevarían. La verdad no les había prometido nada.

Sol me acompaños unas cuadras abajo y le pedí que volviera a su casa. No me quedaba tan lejos ya.

Caminé algunas cuadras más abajo y veía los pocos escaparates de comercios iluminados abiertos con destino a la parada. Debían ser las ocho y ya empezaban a cerrar.

Dirigiendome rápido entre los negocios que empezaban a guardar sus exhibiciones, me arrastre por calles silenciosas y oscuras en donde ni siquiera había una sombra.
Al cruzar a la siguiente cuadra vi dos siluetas al final de la misma, me asusté y crucé al frente de la calle.

Al darme vuelta para mirar a las personas no vi nada y fue cuando me aleje de ese lugar a una velocidad indescriptible, tan rápido que seguro abandonaba mi sombra varios metros detrás de mi, tomando un camino mucho más largo. Pasé por un puente en forma de arco que sólo estaba iluminado por un foco en el centro.

Frené para recuperar el aliento, y fue entonces que me di cuenta de que no traía mi bolso conmigo.

¡Diablos!

Mis carpetas, mis apuntes, mi celular.
Me agarré a la baranda del puente y caminé de vuelta a buscar mis cosas.
La vereda por la que corrí hace momentos estaba llana. Un auto pasó muy cerca mío y alumbró el perfil de alguien más que camina en mi dirección opuesta por la misma vereda.

Miré hacia otro lado pero cuandon pasamos por el mismo lugar éste me sujeto fuertemente del brazo izquierdo...

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