| 03 |

1K 108 56
                                    





Tengo malas noticias — dijo Iris, muy agitada por su reciente maratón de la preparatoria a su casa.

Matt la miró por sobre las hojas de algún libro que habían conseguido recientemente, no molestándose en preguntar qué eran o siquiera ponerse de pie.

—Se llevaron al mundano — el chico frunció el ceño ante las "aparentes malas noticias".

—Y eso nos incumbe ¿porqué...?

—¡No entiendes, Matt! — exclamó la castaña con exasperación — Están aquí. La cacería salvaje está aquí.

El chico creyó haber escuchado mal. Pero al ver la expresión en el rostro de su amiga, supo que aquello era completamente serio y real.

—Eso no puede ser. Si ellos están aquí, quiere decir que... No. Iris, no podemos permitir que se acerquen a Alex. No podemos dejar que se enteren de su existencia, ¡querrán llevársela para usarla en nuestra contra! No puedo dejar que le pase nada. ¿Qué nos asegura que no es esa la razón por la que están aquí?

—¿Pero y qué tal si esto es bueno? Quiero decir, la cacería salvaje son seelies. Son hadas, igual que ella lo es en parte. Quizá ellos sepan alguna manera de devolver sus memorias y mantenerla viva. — ideó la chica.

—No. Es muy arriesgado. No lo permitiré. — se negó Matt.

—Una audiencia, Matt. Solo una audiencia con el líder de la cacería, tenemos que intentarlo o nunca podremos recuperarla.

El chico la miró de pies a cabeza. No podía arriesgar a Alex. No quería. No lo haría. ¿Valía la pena?

Todos aquellos pensamientos le llegaron de golpe, haciéndolo sentir vulnerable e inútil. Los recuerdos de ambos, se arremolinaron en su interior. ¿Qué no daría él por volver a abrazarla, besarla, sentirla y que ella le correspondiera?

—Ellos querrán usarla si se enteran de lo que es capaz. Que es en parte, una de ellos.

—Prometo que nada saldrá mal. Y de ser así, podemos decir que fuimos enviados por la clave, así no se atreverán a atacarnos.

Matt lo pensó un momento antes de tomar una decisión.

—Bien. Pero si algo sale mal, juro por el ángel que no te perdonaré jamás, ¿entendido?

Iris sonrió emocionada. Había encontrado una manera de salvar a su ¿cuál sería el término correcto para nombrar a alguien cómo Alex? Bueno, a Alex, iba a salvarla a ella.

•••

No fue fácil a decir verdad. Ambos tuvieron que poner de cabeza el mercado de sombras en busca de alguien que pudiera conseguirles una audiencia con la reina seelie, para que pudiera conseguirles una audiencia con el líder de la cacería, quien usualmente nunca respondía ante ella. Y bueno, tampoco fue barato, pero al final valió la pena todo lo que pasaron.

—Si algo sale mal, Iris, juro que...

—No podrás perdonarme jamás, sí, sí, ya te escuché. Ahora, ¿podemos solo seguir caminando? Me pones aún más nerviosa. ¿O es que acaso le tienes miedo a la cacería salvaje? — le tentó la chica.

—Claro que no — respondió cruzándose de brazos — Tengo miedo de lo que pueda pasarle a Alex si alguien descubre lo que en realidad es.

—Tranquilízate, ni siquiera tenemos una reunión que el líder, sólo con uno de los miembros de la cacería.

Iris suspiró y ambos siguieron caminando hombro con hombro, alerta a cualquier sonido o movimiento.
Y entonces de la nada, una ráfaga de viento fuerte agitó el cabello de Iris y le causó escalofríos a Matt. El sonido de cascos se hizo audible, seguido de relincho de un caballo en medio del bosque.

Era una sensación fantasmal la que les llegó repentinamente, justo en el momento en que les fue visible aquel jinete que montaba sobre un caballo de pelaje negro cómo la noche, y aquel hombre que se encontraba sobre su montura se dejó caer junto a él con sus botas de cuero pesadas y el abrigo largo siendo agitado por el aire al igual que el sombrero que cargaba su cabeza. Matt se encontró a sí mismo demasiado confiado a pesar de estar frente aquel extraño ser que portaba una máscara tétrica para ocultar su rostro. Quizá fuera la adrenalina.

—Que sea rápido. La cacería no tiene tiempo para detenerse; ni siquiera para la clave. — dijo el individuo con una voz grave, pesada y autoritaria.

—Muestra tu verdadero rostro — exigió Iris con fingida confianza titilando en su voz.

El ser la miró y Iris podía jurar que lo hizo de mala manera, se sintió repentinamente débil y asustada. Pero al final lo hizo, deshaciéndose del sombrero y la ostentosa máscara.

Ambos cazadores de sombras habían visto hadas anteriormente, pero su belleza siempre resultaba sorprendente, fueran del sexo que fueran, aquella inexplicable hermosura robaba el aliento. Quizá eso explicaba porqué Alex era tan guapa.

Aquel seelie masculino, de rasgos delicados en el rostro y mirada fiera en sus verdes ojos, resultando sus facciones puntiagudas y finas, expuestas bajo su oscuro y sedoso cabello azabache. Se veía peligroso. Se veía hermoso. Así eran las hadas; con tanta belleza inexplicable que te incitaba a acercarte, y cuando lo hacías, brincaba sobre ti para devorarte.

—Yo... nosotros — balbuceó la chica — Queremos saber si existe la manera de que los jinetes fantasma devuelvan las memorias de alguien, sin que esa persona... muera.

Sin necesidad de que la criatura le hiciera ningún gesto, supieron que estaba pensando.

—¿Porqué alguien moriría si sus memorias son devueltas? — inquirió con un tono de voz frío e inexpresivo.

—Solo diré que esa persona realizó cosas muy malas y la única manera en que pueda seguir respirando es si no los recuerda. ¿Es posible?

—Claro que sí.

Matt no pudo explicar aquella inminente sensación de felicidad que se arremolinó en su interior. Pero sabía que aunque la cacería no haría nada gratis. Y mucho menos sin dobles intenciones.

—¿Cuál es el precio porque lo hagan? — preguntó Matt por primera vez.

—No hay precio. La cacería está en Beacon Hills por una sola razón, y ustedes acaban de darnos toda la información que necesitamos.

Ambos chicos se miraron sin comprender, incluso muy alarmados.

—¿Cuál exactamente es el propósito de la cacería salvaje en Becaon Hills? — preguntó Iris, un tanto asustada.

—Es el líder. Vino por su hija.














AZOPOTAMADRE
No sé qué sucedió aquí, solo sé que lo escribí y ahora lo publiqué. Pueden matarme.

Memories • nefilim II ( tw )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora