Capitulo 18

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   En el capítulo anterior ...

   - ¡Dios mio! - dijo él cubriendo la cara. - ¡No soy digno de ver tanta belleza!

   - Tío Miguel! - dijo Diana.

   - Hola querida. - le dijo un abrazo y un beso en la frente. - Alejandro! ... ¡Inés! ¡Estás linda!

   - ¡Gracias, Miguel! - dijo Inés.- Usted también está muy elegante!

   - ¡¿Qué?! Si yo supiera que sería el acompañante de tan bella dama, me habría arreglado mejor! - dijo él dando el brazo a Inés, que lo sostiene.

   Todos se rieron. Fue entonces cuando Victoriano se acercó a los brazos dados con Débora.

   - ¡Buenas noches a todos! - dijo.

   Las miradas de Inés y Victoriano se cruzan.Definitivamente, esa sería una noche muy larga.

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   Continuación ...

   Fue difícil disimular un cierto clima que se instauró entre los presentes. Victoriano miraba a Inés de una manera que la dejaba constreñida, Miguel con celos, Diana y Alejandro curiosos y Débora furiosa.

   - ¿Y entonces, Miguel? - dijo Victoriano.- ¿No va a presentar a la señora Huerta a mi esposa? - dijo Victoriano con ironía.

   - Claro. Débora, esta es Inés. Inés, esa es Débora, esposa de Victoriano. - dijo Miguel.

   - Es un placer, señora. - dijo Inês educada.

   - Todo mio. - dijo Débora. - Entonces tú eres Inés? ... ¡La mujer que anda sacando el sosiego de Miguel! - dijo Débora sonriendo. - Sólo sabe hablar de usted.

   - Miguel es muy exagerado.- dijo Inés sin gracia.

   - ¿Yo? ¿Exagerado? ... No dije nada que no fuera cierto. - Miguel sonríe.

   Victoriano ya estaba empezando a molestarse con aquello.

   - Tío Miguel, ¿por qué no muestra la casa para Inés? - dijo Diana saliendo con Alejandro para que los dos conversaran.

   - ¡Buena idea, Diana! - dijo Miguel. - ¡Me acompañe a mi bella dama!

   Los dos salieron de brazos dados.Le dio gracias a Dios haber salido de cerca de Victoriano, y él estaba con celda hasta la raíz de los cabellos.

   "¿Quién piensa que es para tratar a mi morenita como si fuera de él? ... ¿Será que la relación de los dos se hizo más seria?", Pensaba Victoriano.

   Débora no era tonta. Se percibió el cambio de miradas entre Victoriano e Inés, pero por ahora, ella sólo observaría. No amaba a Victoriano al punto de tener celos, pero el surgimiento de otra persona podría perjudicar sus planes. Y eso era algo que no permitiría.

   Mientras tanto, Inés caminaba con los brazos dados.

   - ¡Esa granja es enorme! - dijo Inés.

   - Y mira que está de noche y aún no lo has visto todo.- dijo Miguel sonriendo.

   - Debe ser bien tirado cuidar de una empresa y de una hacienda de este tamaño, aún así que el Victoriano tiene usted para ayudarle.- dijo Inés.

   - ¿Por qué no me dijo que ya conocía a Victoriano? - pregunta Miguel.

   ¡Inés se quedó helada por dentro!

   - ¿Como asi? - dijo ella.

   - En ese momento, cuando me pidió que te presentara a Débora, él dio a entender que ya te conocía.De donde se conocen? - insiste.

Fuiste Mía (em espanhol) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora