El Regreso de Chat Noir [Terminado]

6. Los recuerdos no dan descanso

song: Kygo with Selena Gomez - It Ain't Me

—Te amo Adrien, desde que sabemos nuestras identidades, siento que no merezco tanta felicidad — en las tinieblas se oía una voz familiar.

Tantos años sin escuchar esas palabras, el dulce tono lleno de amor.

Con desesperación quiso ver más allá de la oscuridad.

Después de tanto correr sin rumbo, todo empezó a materializarse.

Eran la pareja de héroes abrazados en las frías barras metálicas, en lo alto de la torre Eiffel, veían el cielo escarlata. Pasaban sus momentos más felices de sus vidas.

Todo se oscureció dejando al espectador con un inmenso dolor que la nostalgia le propinaba.

El escenario volvió a cambiar; era un grupo de alumnos en el día de graduación en uno de los principales colegios de París.

—Hoy mismo, my lady... Hoy mismo pediré tu mano ante tus padres — habló un joven rubio quien en sus brazos alzaba a una jovencita de cabellos negros, ambos vestidos con el atuendo tradicional de graduación.

Nuevamente la oscuridad profanó tan bello recuerdo.

Ahora dos cuerpos sin tela alguna que los cubra se enredaban en una cama bastante amplia, en la gran y lujosa habitación.

Respiraciones agitadas, sonoros besos y promesas de amor era lo que interrumpía la paz en esa madrugada.

—Le informé a mi padre sobre nuestra boda — el joven susurró entre besos en el oído de su novia.

—Aaahm... Adrien... ¿Qué te dijo? — respondió la mujer mientras disfrutaba del tacto de su amado.

—Que aún somos muy jóvenes... Pero que hagamos lo que queramos... no le interesa.

La escena una vez más se oscureció.

Todo se estaba derrumbando, el campanario parecía que pronto se desprendería y el ruido era ensordecedor.

Ladybug gritaba con todas sus fuerzas, tirada en el piso se retorcía de dolor, su traje era carcomido por una gran mancha negra.

Al rededor se podía observar figuras humanas, pero todo era borroso a excepción de la heroína.

Una voz suplicante pedía disculpas.

Adrien despertó de golpe, agitado, su pecho subía y bajaba con fuerza, su torso desnudo bañado en sudor indicaba que la pesadilla fue intensa, su garganta ardía, de seguro producto de los gritos que soltó entre sueños.

—¿¡Qué pasó Muchacho!?, Hace años que no tenías pesadillas — la voz de una pequeña criatura hizo que su mirada perdida buscará a quien había hablado.

—Fue por ese beso... me tomó por sorpresa — habló aun agitado limpiando el sudor de su frente.

—No seré yo quien sane tus heridas Marinette, yo ya no soy el indicado, solo estoy cerca porque la situación lo amerita que sea así y por estar cerca de nuestro hijo... ¡Nada más! — se repetía intentando convencerse.

—Muchacho tienes que calmarte, ya sabes que eso te hará peor —dijo consternado un pequeño gato flotando por su Cabeza.

Inmediatamente recordó la conversación que tuvo esa noche en la Catedral con su ex amor de la adolescencia.

—Discúlpame Adrien, tienes razón. Mis problemas personales no justifican mis comportamientos — contestó avergonzada al recapacitar sus actos.