Una clase odiosa

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En la mente de Helena.
***

Dos años después...

-¡Vamos, Grint, a ver si se mueve!

Muévete tú.

-¡Corran más rápido, no van a llegar ni a la esquina a este paso!

Profesor estúpido.

-¿Ya te dije lo mucho que lo detesto?-Le comenté a Lyn por vez número quince mil.

Lyn rió y asintió.

-Como un millón de veces.

-¡Smith! ¡Grint! ¡Esto no es tertulia, mujeres! ¡A correr!

-Agh, lo odio...

Desde la cancha de fútbol, Will me hizo una sonrisita socarrona y aplaudió para indicarme que corriera. Levanté mi dedo medio en dirección hacia él, lo que me valió un nuevo regaño de parte del entrenador Jackson y una carcajada de Will.

Mis pulmones se estaban derritiendo dentro de mi pecho. Eso sin duda era malo.

Iba a agregar "correr" a la lista de deportes que odiaba... Iba a tener que comprarme un cuaderno para poder anotarlos a todos.

-¡Vamos, Grint, corra!

Miré al entrenador para insultarlo pero me encontré con que estaba regañando a una de mis compañeras... Will era el que me estaba gritando.

-¡Vamos, Grint!

Puse los ojos en blanco. Él me lanzó un beso.

-¡Cállate!-Dije.

Sólo gritarlo me quitó todo el aire que tenía y casi me desmayo.

-¡Te amo!-Gritó Will, poniéndose de pie sobre la banca de suplentes y sonriendo.

Me sonrojé mientras un cálido torbellino se instalaba en mi estómago.

-¿Oíste, Helena?-Preguntó Lyn riendo.-Más vale que corras rápido directo hacia él.

Sonreí.

Estaba en el penúltimo año de la escuela secundaria. Will estaba en el último. Ambos cursos tenían Educación Física juntos, sólo que las mujeres hacíamos atletismo y los hombres fútbol. Corríamos alrededor de la cancha en una pista.

Como Will era un verdadero perno para jugar, siempre estaba en la banca de suplentes y se dedicaba a molestarme.

Me salí de la pista accidentalmente y pisé el césped de la cancha. El entrenador Jackson sopló el silbato y lo miramos.

-¡Manténgase en la pista!

Un trueno acompañó sus palabras y comenzó a llover. Así, de la nada.

Sonreí. La lluvia me ponía siempre de buen humor.

Mientras todas mis compañeras corrían a ponerse a cubierto, yo seguí corriendo, junto con Lyn. A mitad de camino de la línea final, Lyn se acercó a Miles, su novio, que era el portero de uno de los equipos.

Yo seguí corriendo bajo la lluvia, me gustaba sentir que estaba mojada.

Will seguía parado sobre la banca. Los demás jugadores se habían apiñado bajo el techo que la cubría.

Me acerqué a ellos, sabiendo que daba igual que me regañaran porque estaba lloviendo. Si me decían algo, podría responder que había ido a buscar reparo.

Corrí hacia Will y me detuve frente a él, jadeando por el esfuerzo. Apoyé mis manos en mis muslos y resoplé para tomar aire.

-Lo has hecho estupendamente, te mereces un once en vez de un diez.-Me dijo Will tomando mis muñecas y acercándome a sí mismo.

Las mariposas de mi estómago aletearon con brusquedad cuando lo oí.

Sonreí.

-Gracias.

Will me cogió por la cintura y me pegó a sí, buscando mis labios, sin importar que todos sus compañeros nos estuvieran mirando.

Sonreí y le correspondí con entusiasmo.

Oí varios silbidos y comentarios tipo "¡Búsquense un hotel!", pero antes de que Will les dijera algo, volví a levantar mi dedo medio hacia ellos. Entrometidos.

Will sonrió contra mis labios.

Lo aparté de mí cuando noté que el beso comenzaba a subir de tono y que sus manos cada vez me sujetaban más por debajo de la cintura.

Will sonrió y ladeó la cabeza.

-Te amo.-Dijo sonriendo.

-Lo sabemos, todos acabamos de oírlo.-Dijo uno de sus amigos.-Cuando lo gritaste hasta el entrenador Jackson te oyó, y estaba en la otra punta...

La entrenadora de fútbol se acercó a nosotros.

-Hicieron un buen trabajo hoy, equipo. Lamentablemente no podemos seguir la clase con la lluvia, así que pueden retirarse. Excepto Will, el entrenador Jackson quiere hablar contigo, y con Miles.

Will tomó mi mano y se sentó en la banca.

-Muy bien. De todas formas me acostumbro siempre a estar sentado aquí.

Tomó mi cadera y me sentó sobre él, besando mi mejilla.

-Aunque ahora tengo compañía.

Sonreí.

-Will...-Dije, volteando.

-Chist.

El entrenador Jackson se acercó corriendo, intentando cubrir su cabeza con un portafolios para no mojarse (obviamente eso no servía de nada), y tenía el ceño tan fruncido que parecía que tuviera una sola ceja.

-¡Grint! ¡Smith!

Maldición, yo que creía que me había deshecho del idiota.

-Ustedes dos... Han sido las únicas en correr el tiempo necesario. Las felicito, tienen un diez.

Por un momento creí que había oído mal o que el entrenador estaba bromeando. Pero dudaba que tuviera sentido del humor y francamente yo escuchaba a la perfección, así que...

Lyn tenía la misma expresión confundida que yo.

-Pero, en otras noticias, los cuatro están castigados.-Dijo el entrenador con tono serio, disfrutando de decirlo.-Ustedes dos, mujeres, por salirse de la pista; y ustedes dos, hombres, por distraer a los demás alumnos de sus actividades. Tendrán que quedarse a limpiar los baños hoy.

Refunfuñé. Yo quería volver a mi casa...

Pero Will apretó mi muslo en señal de apoyo, sonriéndome.

Me sentí un poco mejor.

Al menos iba a pasar más tiempo a su lado... Aunque fuera viendo nuestros reflejos en el sucio piso de los baños del gimnasio.

***
Me da igual cuándo me tocaba subir, he pensado este capítulo todo el día y sinceramente les debo unas enormes disculpas por las demoras últimamente... Estoy cerrando mi otra historia para poder dedicarme de lleno a esta.

Gracias por la paciencia y por leer, de corazón. Un abrazo enorme.

¡Feliz lectura!

Lucía.

Una rosa falsa [Willena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora