Ya no te amo

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Will suspiró. Estaba muy cansado.

Había tenido una semana colmada totalmente de exámenes. Ni siquiera había tenido tiempo para dormir... Su compañero de habitación se había quejado todos los días porque Will dejaba encendida la luz para estudiar.

Por fin había encontrado un minuto libre. Necesitaba dormir un poco, y comer. Y pensar en Helena.

No había dejado de hacerlo, claro, sólo que los exámenes lo distraían. Pero, ya con casi todo acabado, tenía que pensar en ella y llamarla.

La echaba tanto de menos que sentía que iba a quebrarse en cualquier momento.

Las primeras semanas sin ella habían sido duras. Sólo podía pensar en verla y en lo mucho que la echaba de menos.

Pero las clases comenzaron a distraerlo y ya no recordaba hacía cuánto que no la llamaba.

Estaba por revisar sus mensajes cuando entró una llamada de su tío Rupert. Frunció el ceño y atendió.

***
-¿Hola?

-¿Will?

-Hola, tío.

-Will, escucha, tengo pocos minutos. ¿Hace cuánto que no hablas con Helena?

Will suspiró.

-No lo sé. Sencillamente no lo recuerdo. Estaba pensando en eso. ¿Ella está bien? ¿Le pasó algo?

-Está enferma.

-¿Enferma? ¿Helena? ¿Qué tiene?

-Está enferma de nostalgia y tristeza. Te echa de menos.

-Lo sé, y yo a ella.

-¿Cuándo regresas?

-Falta una semana.

-Es una eternidad para su corazón. Will, tienes que verla de alguna forma. Ella está muy mal.

-¿Muy mal?

-No come, no duerme, ya no ríe y ni siquiera sonríe. Está ausente y callada. Nos preocupa a todos. Bajó muchísimo de peso y está pálida por el encierro en su apartamento. Por favor, Will, hazlo por ella. Estamos realmente preocupados.

Will se sentó y se tomó la cabeza con las manos.

-Lo que oigo es que ella me echa de menos a tal punto que ya ni siquiera come.

-Ni siquiera. Lo peor es que cree que dejaste de amarla por la distancia. Se está encerrando en sí misma. Ella... Es mi hija, Will. Te lo pido no sólo como tu tío, sino como padre. Tienes que ayudarnos a solucionar esto. Ella se niega a escucharnos...

-Yo... Lo haría, es sólo... No sé qué puedo hacer.

-Ni idea, pero no puedes dejarla así. Por favor.

-Lo sé, también me preocupa. Pero no se me ocurre nada.

-Haz lo primero que te venga a la mente cuando lo decidas por fin, porque te necesitamos aquí... Helena te necesita.

Will suspiró.

-Haré lo que pueda. Gracias, tío.

-No hay de qué. Buena suerte. Nos vemos, Will.

-Adiós.
***

Will se pasó una mano por el pelo. Acababa de pensar en una solución al problema. Pero no le gustaba nada de nada.

Una rosa falsa [Willena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora