Esta es mi historia. La Historia de una vida.
La viví sin demasiados planeamientos, como la mayoría de las personas. Nunca me detuve a pensar en mi juventud, que mi vida y mis decisiones podían alterar el curso de otras vidas y que la vida y las decisiones de otros podrían cambiar el rumbo de la mía.
Creí además, que era mi propio dueño, y que llevaría mi vida hasta donde quisiera y me propusiera, sin considerar que hay alguien superior que es soberano sobre todo y todos.
Si vuelvo muchos años atrás en el tiempo, aun antes que yo hubiera nacido, puedo comprender que todo estaba planeado por Dios, y yo solo debía ponerme en sus manos, aunque comprender eso me llevó largos años.
Dios tenía un plan, el cual casi estropeo, el tenía una meta, un propósito, un lugar...
Déjame hablarte de ese lugar.
Miramar, la bella ciudad a la costa de la Mar Chiquita, no tiene una fecha de fundación establecida, como muchas otras ciudades.
Sus primeros habitantes fueron los indios sanavirones, quienes se acercaban a las costas de la mar para cazar la gran variedad de aves y animales que vivían en su rivera.
La primera construcción se remonta a 1908, cuando un señor llamado Lorenzo Barone, atraído por la belleza del lugar y el barro con poderes terapéuticos, construyó un rudimentario hospedaje con 20 habitaciones. No tenía lujos, ni demasiadas comodidades, pero se llenaba de turistas, sobre todo en las épocas de primavera y verano.
Poco a poco se fue difundiendo de boca en boca la existencia del lugar y las propiedades curativas del lodo y los baños en aquellas aguas con alto contenido salino.
El clima de la zona era favorable para quienes padecían enfermedades respiratorias como asma o alergias.
Por esta razón, más posadas fueron construidas a la orilla de la Mar Chiquita, brindando así un espacio turístico creciente.
La llegada del tren a la localidad de Balnearia, a pocos kilómetros, fue el impulso que favoreció el ingreso de más y más turistas.
Para el año 1938, había una población estable de unas 2000 personas y cerca de 30 hospedajes y hoteles en la zona.
Hasta en Europa se hablaba de este lugar; aquella porción de mar, encerrada en medio del continente, con su agua salada casi tanto como la del Mar Muerto y sus lodos oscuros y con gran cantidad de propiedades minerales.
Los médicos recomendaban a las personas con soriasis u otros problemas de piel los barros curativos.
También muchas personas con reuma, artrosis o dolores musculares sentían un gran alivio luego de baños prolongados en la mar.
La Mar Chiquita o Mar de Ansenusa, como originalmente le llamaron, nunca fue descubierto por los colonizadores europeos, quedó allí, en el anonimato durante años, en la soledad de la naturaleza virgen, sin la invasiva mano del hombre.
Pero aquel pequeño paraíso escondido al noroeste de Córdoba comenzaba a ser difundido y conocido aun en el extranjero.
Miramar fue el nombre con que luego se llamaría a la ciudad, por un viejo cartel que decía: Mira – mar, indicando que desde allí de podía contemplar la belleza de la mar.
Así surgió, nadie la fundó, nadie específico le asignó un nombre, pero de a poco se convirtió en pueblo y luego en ciudad.
Te preguntarás, ¿Qué tiene que ver Miramar en mi vida? Voy a contarte: Mis abuelos nacieron en Varsovia, la capital de Polonia, a principios de 1900. Se conocieron siendo jóvenes y pronto se enamoraron y casaron.
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Mi lugar en el mundo _ (Completa)
Teen FictionNOVELA CRISTIANA No siempre nuestros planes se realizan, ni nuestros sueños suceden, pero Dios nos va poniendo personas, situaciones y lugares impensados y sorprendentes. La historia de Ignacio y su pequeño lugar en el mundo, te ayudará a descubrir...